Los cantalpineses acompañan a Zaira, Vega, Samuel, Héctor e Israel en su compromiso como cristianos
Del blanco de la alegría. La comunidad parroquial de Cantalpino ha vivido una entrañable y emotiva celebración eucarística de las comuniones. El hermoso templo del siglo XVII, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), se llenó el pasado fin de semana de fieles para acompañar a Zaira, Vega, Samuel, Héctor e Israel en este paso dentro su compromiso cristiano con uno de los sacramentos que más importancia da la Iglesia.
La Comunión de estos cuatro chavales convirtió la mañana en una fiesta religiosa, popular y social, al reunir a cientos de cantalpineses en este acto para arropar también a las familias de los celebrantes.
En la homilía, el sacerdote pidió a todos que perseveren como cristianos y que se esfuercen para que las comuniones no se queden en un mero acto social.
Después de un intenso proceso de formación catequética, estos niños seguirán madurando su fe en medio de la comunidad católica de Cantalpino.
Fotografías: Dos Columnas