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La fórmula de la felicidad
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La fórmula de la felicidad

Actualizado 01/06/2017
Redacción

Seligman, un psicólogo americano defensor de la psicología positiva, ha resumido las reflexiones que venimos haciendo sobre la felicidad en la siguiente fórmula:

F=R+C+V, donde F es la Felicidad duradera, R se refiere al Rango fijo o factores de herencia biológica, humor, carácter, personalidad, el físico, etc. C son las circunstancias que nos rodean (Yo soy yo y mis circunstancias, decía Ortega, con más profundidad) como la herencia económica, educativa y social, etc. y V, lo que depende de nuestra voluntad y esfuerzo.

Es una fórmula sencilla y sensata en la que usted puede poner, como en una percha, lo que venimos diciendo. El rango fijo hace que nuestro sentimiento de bienestar oscile en un determinado intervalo, sin grandes cambios, las circunstancias pueden estar fuera de nuestro control, en unos casos (lo que llamábamos azar o no controlable), y en otros podemos modificarlas en nuestro favor en uno u otro grado, como ocurre con la economía, la salud, las relaciones de pareja, la profesión, etc.

Nos falta hablar de V, lo que depende de nuestra voluntad y esfuerzo, una serie de factores muy amplia, dentro de los que destacan lo que en psicología positiva se llaman hoy fortalezas, en terminología de esta nueva sociedad de mercado. Estas fortalezas sustituyen al concepto de virtud, son evaluables y se pueden adquirir y potenciar con esfuerzo y dedicación. Conocerse, saber las fortalezas propias y ponerlas en juego es fundamental para ser felices, nos dicen los psicólogos positivos,

El listado de fortalezas es amplio:, 24, clasificadas por campos. Ya sabe, valore cual y como potenciarlas: Sabiduría y Conocimiento (Curiosidad, Amor por el conocimiento, Buen Juicio, Ingenio, Inteligencia Social, Perspectiva) , Valor (Valentía, Perseverancia e Integridad), Humanidad y Amor (Bondad, Amor, Civismo, Imparcialidad y Liderazgo), Templanza (Autocontrol Prudencia y Humildad), Transcendencia (Disfrutar de la belleza, Gratitud, Esperanza Espiritualidad, Perdón, Sentido del Humor y Entusiasmo).

Ya ve que el proyecto para mejorar es amplio y ambicioso. No es necesario estar de acuerdo con todo, pero Seligman es un tipo sensato y con mucha experiencia profesional (ver su obra, "La auténtica felicidad, en editorial Zata). En realidad, según la psicología positiva podemos hacer mucho a favor de nuestra felicidad. No lo dudo, pero la vulgarización de esta corriente tiene excesos ingenuos que no comparto.

El primero, el propio término y concepto de felicidad es comercial, una oferta engañosa que, al menos los creyentes trasladan al Paraíso, conscientes de que fuimos expulsados del Paraíso. Preferimos hablar de bienestar subjetivo y objetivo o basado en criterios, como decimos nosotros. Es más realista y científico. Y menos engañoso, aunque no callaremos a los que mercadean con el concepto de felicidad y educación emocional (¡Qué bonito, que nadie sienta el dolor y se queje de las injusticias, trabajar y consumir es nuestra felicidad!).

El segundo incluir la trascendencia, en un sentido religioso, puede ser útil para creyentes, pero no para buena parte de la población. Prefiero el mito de Sisifo de Camus o, mejor aún, el ejemplo del médico de su novela La Peste.

El tercero, la insistencia en menospreciar e intentar evitar las emociones negativas, como si fueran nuestro enemigo frente a la felicidad.: "piense y sienta en positivo". Es como si para combatir el frío, decidiéramos construir termómetros que no bajaran de 0º. Creo que las emociones, todas ellas, han sido aprendidas por los seres humanos, porque nos son útiles y cuando hace frío lo mejor es sentirlo y abrigarse, en lugar de salir a la calle en mangas de camisa. El sentimiento existencial, sus gozos y angustias son la vida, no la felicidad basada en mitos, autoengaños y recetas de poca monta.

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