Azul de Sed de cielo, Ángel González Quesada

Viste Ángel González Quesada de profundo azul, quizás para rimar con la portada del último de sus libros 'Sed de cielo' o para recordar que fue con este título con el que el nicaragüense Rubén Darío inició el Modernismo. El último día de la Feria es un domingo azul de prosas profanas y versos de corte clásico escritos por la mano de uno de los autores más originales de Salamanca: Ángel González Quesada, actor, dramaturgo, poeta, filósofo de formación no solo ha añadido un título más a la treintena de libros que conforman su trayectoria, sino que ha hecho un trabajo para, por, con, de y desde Rubén Darío, tomando vida y obra para desde Darío no escribir sobre Darío, sino con Darío, incluso, en el lecho de muerte del autor, desde su erotismo enamoradizo.

Es Ángel González Quesada un hombre de reflexión, pasión, acción y coraje que sabe condensar en una breve presentación ?una vez introducido por su editor, Mario de Amarú quien mucho sabe del trabajo callado, humilde y constante, editor, repito de este libro tan exquisito y cuidado en la forma- la complejidad hermosa y sabia de un libro de poemas Es muy breve, les va a parecer caro donde el autor no solo despliega sus dones, sino que hace un homenaje a la figura de otro poeta. Metapoética que ya practicó Quesada desde la admiración y la creación con autores como Vallejo o Rosales, libros donde el profundo conocimiento del poeta tratado se une a la original voz del autor salmantino para fusionarse con el estilo de aquellos. No se trata de imitar, sino de aprehender, de fusionarse con ellos.

'Sed de cielo' tiene mucho de la riqueza verbal de Darío, de su gusto por las formas clásicas lo que, unido a su americanismo, quizás no le dio la importancia que merecía. El Darío viajero, el Darío enamoradizo de tantas mujeres, el Darío dipsómano, el Darío complejo junto con la figura del autor capaz de hacer versos por encargo y perderse en el modernismo más sensible, todos los Darío que, nos recuerda Quesada, amaban el XVIII y amaban a Víctor Hugo, a Verlaine y a los temas hispanoamericanos, se reflejan en este espejo de versos que el autor salmantino coloca en frente del nicaragüense.

Y aunque no haya más pesadumbre que la vida consciente, Quesada es muy consciente de sus dones, los suyos y la importancia de la figura que glosa en estos versos. Versos que resuenan en el silencio de una presentación breve? casi de Ángelus matinal y divino como diría Darío ¿Qué hacen ustedes aquí en lugar de estar en Misa? preguntó Quesada, versos que lee el poeta con su profunda voz de actor? porque actor y dramaturgo es Quesada y suyo es el hermoso texto biográfico que dedica a José Antonio Sayagués en su reciente libro de memorias.

Y es cierto, pese a la brevedad y levedad del acto, la presentación tiene la densidad de la buena poesía, del amor a la literatura con mayúsculas, al trabajo serio y quizás no complaciente. Sin embargo, que eco tan perfecto, que introducción más profunda en el recuerdo, presente, de aquel que ayer no más decía el verso azul? y esa canción ?no estamos en misa aunque el recogimiento es igual escuchando a Quesada- profana.

Charo Alonso / Fotos de David Fernández