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Esther Zárate gana el concurso de microrrelatos ‘Leyendo a la luz de la luna’
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Con 'A través de la pared'

Esther Zárate gana el concurso de microrrelatos ‘Leyendo a la luz de la luna’

Actualizado 10/05/2017
Redacción

Presentados 126 trabajos a la VII edición del certamen organizado por ZOES

Mª Esther Zárate Moya, con 'A través de la pared', ha sido la ganadora del concurso de microrrelatos 'Leyendo a la luz de la luna', cuyo tema era para esta VII edición la radio. Organizado por ZOES, se han presentado 126 relatos de autores procedentes de toda la geografía nacional: Salamanca, Albacete, Gerona, Madrid, Bilbao, La Coruña? Antes de dar a conocer el jurado los premios, se ha celebrado una exhibición de bollywood y danza del vientre.

Los cuatro finalistas han leído su relato y el ganador del primer premio ha recibido 500 euros. El acto se ha producido en La Calcografía por el mal tiempo.

Primer premio: "A través de la pared" de Mª Esther Zárate Moya

Solo un instante y su mirada desnudó mi alma. Encontró soledad, yo desvié los ojos para ocultar mi pudor. Al salir del ascensor susurré un adiós y abrí la puerta. Él hizo lo mismo. Entre los dos, la pared del salón. Al otro lado escuché la radio. La música sonaba para mí. Sentada en el sofá, sonreí. No conté los días, tampoco las noches. Él esperaba el sonido de mi cerradura para conectar la radio. Yo, al otro lado, soñaba.

Ayer esperé sus pasos, las llaves, y sintonicé el dial. Entones llamó al timbre y sonriendo me preguntó:

?¿Bailas?

Cuatro finalistas

"Blanco y negro", de Jesús Méndez Carrera

Su padre, otrora alcalde del acaudillado régimen, rebosaba infamia. Nunca prestaba atención a su hijo si no era para dejarle el cuerpo cárdeno. Sólo quería a su familia para mitigar su ira. Su madre, resignada pero resistente. Infatigable pero convaleciente de esa dolencia llamada machismo. Tan buena madre como maltrecha esposa, le había abierto a su hijo un universo paralelo al sufrimiento, el día que le enseñó, a escondidas, aquella radio.

Con aquel artilugio, Luciano conoció otro camino; descubrió, por fin, los muchos tonos de grises que había, más allá del blanco y el negro.

"La novela de las cuatro", de Mª Jesús González Sánchez

Se forjó un mundo de ilusión, como don Quijote en los libros de caballerías, pero a ella, que no tenía muchas luces, a pesar de su nombre, le trastornaron su cabeza las novelas de la radio que escuchó de pequeña con fervor. Convencida de que esa era la vida real fuera de su pueblo y creyendo que todos los malos tragos de la vida le conducirían, como a sus heroínas de la radio, a un final feliz, entregó incansablemente su cuerpo a todos los Manolo Otero a quienes imaginaba llamándola con su voz profunda.... lucecita dónde estás?

"Alonso Quijano", de Gustavo Hernández Sánchez

Alonso Quijano ya no lleva adarga al brazo, pero su sombra dibuja una triste figura sobre la calzada. Solo, con una mochila, un farias chico y un cartón de vino. Ha cambiado a Sancho por una radio con la que conversa siempre que tiene unas monedas para comprar pilas. La gente aún piensa que "se le secó el cerebro" de tanta tele, aunque él jamás enloqueció, fue el mundo quién le hizo loco, y por eso decidió salir a "deshacer entuertos". Alonso Quijano jamás será ese personaje universal porque Pierre Menard era solo una ficción de Borges.

"El amante de los miércoles", de Mª del Carmen Pedrero Robles

Abrazada a su Loewe Opta, Ella tuvo que admitir que los miércoles, al buscar su voz a través del dial, rejuvenecía. Las orugas de la rutina se transformaban en mariposas lujuriosas, paseándose a sus anchas del estómago a su entrepierna sin ningún pudor, abriéndose el escote debajo del mandil, y soltándose el pelo para el encuentro entre las ondas con su amante. Como siempre, al volver el marido, la radio se convertiría en calabaza, y Ella se abrocharía hasta el último botón de la camisa, para no dejar a la vista ningún atisbo del tsunami que todavía luchaba por salir.

Fotos: David Fernández

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