"Los pequeños "Maquiavelos" de estos tiempos, se imaginan que todo va a las mil maravillas en una sociedad cuando el pueblo tiene pan y paga los impuestos" (Chateaubriand)
ENTRE PUENTES
LOS IMPUESTOS DEL PUEBLO
El debate sobre la manera de sufragar los gastos públicos se ha prolongado durante siglos a lo largo de la historia. Pero una cosa es segura. No hay sociedad moderna sin impuestos. En las civilizaciones primigenias, la necesidad de sufragar las guerras con otros pueblos o clanes rivales supuso la aparición de las primeras tasas oficiales. Así, durante los tiempos de guerra, los atenienses crearon un impuesto llamado eisfora, que se rescindía cuando la situación bélica había terminado. Adiós a la guerra, adiós a los impuestos. En el antiguo Egipto, un tributo gravaba, por ejemplo, el aceite de oliva necesario para la cocina, y el Estado contaba con un importante cuerpo de escribas para recaudarlo. En el Imperio Romano aparecieron los primeros aranceles para el comercio internacional, de nombre portoria, y César Augusto creó una tasa sobre las herencias que garantizaba el retiro de sus militares tras las contiendas. A lo largo de la historia, todo bien social o de consumo ha podido ser objeto de impuestos. Incluso la virginidad. En la Edad Media, los señores de la Europa Occidental reclamaban como tributo la primera noche de bodas de todas las doncellas, siervas de su feudo, que contraían matrimonio bajo su mandato.
En la actualidad, la necesidad de recursos públicos, la inventiva de algunos legisladores y la falta de control a la hora de elaborar determinadas normativas han dejado ejemplos de impuesto realmente inverosímiles por todo el mundo. Hasta septiembre de 2007, el estado norteamericano de Tennessee tuvo vigente un impuesto para sacar dinero de las drogas ilegales. Por supuesto, allí está prohibido comprar y vender marihuana, LSD o cocaína; sin embargo, la ley obligaba al comprador a presentarse en cuarenta y ocho horas ante la oficina de Hacienda más cercana con la mercancía. Allí, los funcionarios tenían que pesarla y hacerle pagar el impuesto correspondiente. Lógicamente, nadie apareció nunca por allí para no ser detenido. El estado de Carolina del Norte tiene una legislación parecida, pero el impuesto se aplica una vez que la persona es arrestada con la droga; una situación mucho más razonable.
La legislación holandesa contempla que es perfectamente legal que una persona se deduzca de sus impuestos clases de brujería y en Alemania, hasta 1995, las empresas privadas y los particulares tenían derecho a deducirse los gastos que tuvieran al corromper a funcionarios públicos. Ese derecho tampoco fue ejercido en ningún caso, ya que para ello el empresario debía delatar al funcionario que acababa de recibir el dinero. Cayó en desuso. En Suecia, los funcionarios de la autoridad fiscal podían gravar con una tasa los nombres que consideraban inadecuados para los recién nacidos que eran inscritos en el registro civil. En 2007, una familia local saltó a los titulares por su empeño y posterior pelea burocrática para inscribir a su bebé con el nombre de pila de «Metallica», en homenaje al conocido grupo de heavy metal estadounidense. En 2005, el gobierno italiano grabó los productos pornográficos con un IVA especial del 25 por ciento, y varios países de la Unión Europea, como Irlanda o Dinamarca, tienen impuestos sobre las cabezas de ganado vacuno por la contaminación que provocan sus flatulencias. Todo un catálogo de impuestos, algunos como se ven, de lo más inverosímil.
En España, la recaudación de impuestos por las distintas vías que dependen de la Agencia Tributaria es la principal fuente de financiación del Estado y, por tanto, la forma más importante para mantener activos todos los servicios sociales que garantizan el llamado «Estado del Bienestar». Cualquier fraude, merma o escaqueo en estos pagos se traduce de forma directa en menos dinero para sanidad, educación, servicios sociales o sistemas de seguridad ciudadana, por ejemplo. Robar a Hacienda es, en realidad, robarnos a todos. Pero ¿cumplimos todos por igual con nuestras obligaciones? ¿Realmente Hacienda somos todos? La respuesta es tan clara como desalentadora.
Sencillamente, no? Y además, tan solo hay que encender cualquier aparato de comunicación o noticiario, para desayunarnos desde hora temprana, con empanada de corruptos, esos hombres de bien, que nos cautivaban con elocuentes palabras, y nos convencían de que ingresáramos nuestros "famélicos" ahorros en sus cajas, ofreciendo el oro y el moro a los cansinos, jubilados y viejos trabajadores de este País, llamado España donde la impunidad, ha sido la máxima, tanto que ya llamamos la atención de los jerarcas europeos, que alarmados dicen? Ya está bien? basta ya? se están pasando de la raya? Y, no sería de extrañar, que este pueblo "manso", cansado, aburrido, pagano, sufridor y paciente se eche a la calle cualquier día? Háganselo ver, están jugando con la "gasolina", y pueden préndele fuego a la calle.
Todos se han dado cuenta menos nosotros? Es lo que hay? Tú...
Fermín González salamancartvaldia.es (blog taurinerias)
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