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‘La Jardinera de la Luz’ hermana a Macotera con los peregrinos de la ruta teresiana
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EN LA IGLESIA PARROQUIAL NUESTRA SEÑORA DEL CASTILLO

‘La Jardinera de la Luz’ hermana a Macotera con los peregrinos de la ruta teresiana

Actualizado 01/05/2017
Redacción

La obra volvía a ponerse en escena de la mano de la compañía 'Lazarillo de Tormes'

Después de tres agotadoras jornadas de camino por la ruta de santa Teresa, un grupo de peregrinos entregados a esta tarea, llegaban este pasado fin de semana a Macotera y relajaban sus cansados pies con un regalo que también apacigua el alma. Han partido de Ávila y antes de alcanzar su meta, Alba de Tormes, pasan previamente por este pueblo salmantino, muy identificado con el Campo Charro, y que tantos años dependiera del señorío de Alba de Tormes. En la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Castillo, les espera, como colofón a su esfuerzo, la puesta en escena de "Teresa, la jardinera de la luz", a cargo de el grupo de teatro Lazarillo de Tormes. Orgulloso de poder ofrecer a estos "andariegos", como lo fuera Teresa, su actuación número 145, desplegaron toda la profesionalidad, a la que nos tienen acostumbrados, a pesar de su condición de aficionados, para acercarnos una vez más a la personalidad de esta gran mujer.
Aunque estos peregrinos no llegaran a su destino, Alba, hasta hoy mismo, la sensación de cambio de espacio y época que consigue la puesta en escena de "Teresa, la jardinera de la luz", hace que todo aquél que la presencia crea estar en la iglesia del convento de Alba de Tormes, en un convulso siglo XVI, sobre todo en el ámbito religioso. Denis Rafter, guionista y director artístico de este montaje, ha sido capaz de que esto sea posible en poco más de una hora. Un conciso, a la vez que preciso texto, dan las claves suficientes para contemplar embelesados una figura de mujer apasionante, que a pesar de sus profundas convicciones religiosas que la convertirían en santa de la Iglesia Católica, vivió con intensidad y valentía su condición de mujer. Y este es el punto de partida con el que esta obra teatral arranca el "camino de su vida".
Al igual que estos caminantes llegan a Macotera en una última parada en la ruta, antes de llegar a Alba de Tormes, en "Teresa, la jardinera de la luz" se nos sitúa en los momentos previos al fallecimiento de la carmelita. Para ella también sería la etapa previa a su deseada meta, que con su muerte alcanzaría: la vida eterna junto al Jesús de Nazaret, al que tanto amó. Por tanto los altares de las iglesias han sido escenarios de excepción para esta representación. El productor de la obra, Javier de Prado, en la presentación de la misma, siempre hace hincapié en la importancia de este dato. En estos recintos religiosos, y de manera secular, numerosas vidas humanas han dejado su impronta vital. Claro ejemplo es la presencia de "los peregrinos teresianos", para los que la vida de Teresa tanto supone. Tampoco podemos dejar de lado el hecho de que cuando no había espacios específicos para dar cabida a este fenómeno tan importante en todas las culturas, fueron las iglesias, los recintos que en un primer momento acogieron este tipo de eventos.
El pueblo de Macotera, tan buen anfitrión como siempre, abrió una vez más las puertas de su iglesia parroquial de la Virgen del Castillo a "Teresa, la jardinera de la luz". Como ya sabrán los que han estado pendientes de este montaje teatral, se representó por primera vez en esta iglesia un 15 de mayo, fiesta de san Isidro, durante el año del V Centenario de Teresa de Jesús. Lazarillo de Tormes, se sumaba también a la multitud de manifestaciones culturales y artísticas que con este motivo tuvieron lugar a lo largo del año. Dos años después, vuelve a esta villa salmantina y a esta bellísima iglesia que tan buenos recuerdos ha traído a los componentes del grupo. Una maravillosa torre, probablemente de origen defensivo, pues se construyó en época de luchas y repoblación, quizá por el siglo XIII, ve llegar con su presencia segura y orgullosa, que tantos siglos de vigilancia le han aportado, a un humilde, pero no menos orgulloso grupo de mujeres vestidas de hábito de estameña. Se aproximan a la iglesia del convento de Alba. Van a acompañar a su querida madre Teresa en su lecho de enferma. Al entrar en el sagrado recinto, cuyo artesonado mudéjar envuelve las notas del Kyrie que entonan, hay alguien vestido con oscuro hábito en lo alto del artístico y espacioso púlpito que la iglesia posee. A partir de este momento nadie de los presentes piensa en el espacio real que ocupan, la parroquia de la Virgen del Castillo de Macotera, cuya datación se sitúa entre el XV y XVI, época que Teresa de Jesús bien conociera. Como por arte de magia nos trasladamos a ese tiempo, pero al lugar en el que la carmelita iniciara su postrer viaje, Alba de Tormes.
La ruta teresiana, llamada "De la cuna al sepulcro", ha sido creada para revivir caminando por ella, los puntos clave de sus dos más importantes desplazamientos: su venida a este mundo, en Ávila, y la marcha definitiva del mismo, que tuviera lugar en Alba de Tormes. Es un recorrido duro de más de cien kilómetros, que un grupo de esforzados peregrinos han llevado a cabo en cuatro largas etapas

, en las que las inclemencias de este frío fin de semana no les han favorecido. Sin embargo quien a Teresa ha descubierto y admira, bien sabe de las muchas dificultades que "la andariega" tuvo por los innumerables caminos que transitó, con la firme determinación de fundar conventos para acoger a toda mujer que quisiera vivir apartada de la dominante sociedad varonil de entonces. Para ella, el mensaje de amor e igualdad de su Amado, tenía que ser conocido por todo aquél que se sintiera menospreciado o humillado. Y esto la convirtió en una gran revolucionaria inconformista ante las injusticias, que la llevó, no sólo a reformar su orden religiosa, sino también, el orden establecido en el XVI español, en el que una mujer culta y mística se convierte en sospechosa de "brujería" para la Santa Inquisición, a la que Dios confundió frente a su carisma.

Ante la puesta en escena de "Teresa, la jardinera de la luz", hacemos un viaje en el tiempo y el espacio, sin movernos del lugar que ocupamos. Es breve la obra, poco más de una hora, y sin embargo estamos seguros de asistir a los momentos cruciales de la vida de nuestra ya admirada monja. El debate entre las hermanas carmelitas que llegan para visitarla, y el dominico enviado de la Inquisición, son la rosa de los vientos que nos orientan por la ruta de su existencia en este mundo, y de transición al otro. Se nos presenta, como en todo camino sucede, los avatares de sus vivencias a través de su cotidianidad en el convento, la altura y belleza de su literatura de mujer culta, prosista, poeta y teóloga; o, claro está, la narración de alguna de sus fundaciones, que la convirtieran en viva metáfora de lo que "el viaje" supone.
En el retablo de la Iglesia de Macotera, de estilo churrigueresco, La Virgen del Castillo asiste a esta representación como testigo prominente. Es ya la tercera vez que ante Ella, esto sucede, pues el grupo Lazarillo de Tormes, al poco de estrenar su obra en Macotera, volvió al mismo sitio pocos días después. El programa "El Arcón" de la Televisión de Castilla y León, que tanto nos ha paseado por nuestra tierra, mostrándonos lo más relevante y singular de la misma, quiso grabar para su programa, una entrevista con los miembros del grupo y alguna de las escenas mas significativas de la obra. Sin lugar a dudas es esta iglesia un marco de excepción, pues a pesar de sus amplias dimensiones, e impresionantes arcos que dividen sus naves, tiene una excelente acústica, debido al precioso artesonado de madera, de estilo mudéjar, que recoge los sonidos y los proyecta de forma nítida. Así se pudo escuchar a la perfección, no sólo la buena dicción de los actores, sino también, la apropiada música de carácter renacentista que sale del órgano que emula al que perteneciera al maestro Salinas, coetáneo de Teresa de Jesús, y que toca otro de los actores del grupo de teatro. Este instrumento, que Lazarillo de Tormes aporta en su atrezzo, es una réplica exacta del real, y en ocasiones, confundido con éste. El coro de la iglesia, de gran valor artístico, contempla de frente la escenografía que en el altar mayor se desarrolla, a los pies de la virgen tutelar de la iglesia. Su nombre que alude a un castillo, nos recuerda el título de una de las grandes obras de Teresa de Jesús, "El castillo interior", que nos da una idea de la fortaleza que la carmelita tenía y que procedía de su búsqueda interior para llegar a Dios y proyectarlo en el mundo.
Siendo niña, Teresa, en compañía de su hermano Rodrigo, quiso escapar a tierra de moros para ser decapitados, y alcanzar así el Paraíso. Esto es narrado en una de las más simpáticas escenas de "teresa, la jardinera de la luz". Los habitantes de Macotera, recuerdan también, que su patrona la Virgen de la Encina sólo posee manos y pies, encontrados en el tronco de uno de éstos árboles que le da nombre. Cuenta la leyenda, que la Virgen iba a luchar con los moros y hecha presa, fue decapitada. Sus restos fueron escondidos por sus doncellas en una encina. Teresa de Jesús, fue lectora compulsiva de libros de santos y aventuras, lo que hizo que su prolífica imaginación y viva inteligencia fueran aliadas en su tarea de escritora a la vez que fraguaran una personalidad valiente y locuaz. Es el Cristo de las Batallas, el otro patrón de Macotera, cuya advocación nos hace presente otra de las grandes cualidades que de Teresa se nos recuerdan: su enfrentamiento permanente con los poderosos, en pos de la justicia de los más necesitados. Ante tan intensa existencia, física, mental y espiritual, los peregrinos, caminantes en la ruta "De la cuna al sepulcro", alcanzan sus expectativas en la elección de recordar a tan admirable mujer a lo largo de su camino, que ahora también es el de ellos, y de todos los habitantes de los lugares que les acogen y que probablemente pisara también esta "maestra excepcional", de su tiempo y de todos los que después "en el mundo han sido".
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