Los peregrinos afrontan hoy la última etapa que comienza en Macotera y finaliza en la villa ducal
Narros del Castillo fue el punto de partida de la intensa y complicada jornada de camino de la ruta 'De la cuna al sepulcro'. Un día marcado por un tiempo desapacible, con el viento como principal protagonista y con Duruelo como uno de los puntos más trascendentales del camino. Fue precisamente en esta localidad, donde Juan de la Cruz, por encargo de Teresa y con sus instrucciones, comienza en 1568 la reforma de los frailes.
En Duruelo se celebró la Misa del III domingo de Pascua y se prosigue de inmediato el camino hasta Mancera de Abajo, la segunda fundación masculina de santa Teresa y Juan de la Cruz; allí se hace una parada para comer y continuar por la tarde hasta Macotera. Basta leer los capítulos 13 y 14 del libro de las Fundaciones de Teresa para darse cuenta de la importancia que tuvieron estos parajes en los primeros días del Carmelo Teresiano.
Ha sido una jornada muy intensa de camino, pero no menos de emociones, puesto que paisaje, senderos, pueblos y hasta tantos edificios te trasladan a los tiempos primordiales de la obra renovadora de Teresa y de Juan de la Cruz, y porque ambos santos recorrieron muchas veces esta zona en ambas direcciones: de Ávila a Alba, y de Alba a Ávila. Hasta por Mancera, ya después de muerta, volvió el cuerpo de Teresa a hacer su camino de regreso y de vuelta a Alba, para quedarse allí definitivamente (1586).
La ruta concluye hoy junto al sepulcro teresiano en Alba de Tormes.