Cuenta una fábula china que en cierta ocasión, una barca, que transportaba a cinco personas, zozobró en medio de un río y los pasajeros tuvieron que nadar para poder salvarse.
Uno de ellos, el mejor nadador, se quedaba atrás, a pesar de los esfuerzos que hacía. Le impedía avanzar el cinturón de monedas que llevaba amarrado,. Los que habían llegado a la orilla le gritaron: "¡Eres tonto, no te empecines! ¡Vas a ahogarte! ¿Y entonces de qué te servirá el dinero?"
El hombre no tiraba el dinero. Poco después el agua se lo tragaba.
Tenemos un gran amor a la vida, pero a veces pueden más otros amores que, ofreciéndonos felicidad, nos quitan la vida. La palabra vida, por tanto, despierta interés en el oyente y, normalmente, la asociamos con: alegría, amor, paz , felicidad.
Dios es un Dios de vivos y quiere que vivamos plenamente. Delante de nosotros están la vida y la muerte. En la elección de una u otra está el futuro para nosotros y para nuestra descendencia.
Los primeros creyentes se encontraron con Jesús, lleno de vida. El Resucitado se les hacía presente en la vida cotidiana. Es curioso como los que, paralizados por la cobardía, no se atrevían a confesarse como discípulos, cuando se encontraron con el Resucitado, arriesgaron su vida por la causa del Crucificado. Y ellos creerán que la presencia del Resucitado les acompañará "todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28.20). Esta persona les va a cambiar totalmente la existencia hasta poder decir como Pablo: "Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal 2.20), Y quien vive de Cristo resucitado, se convierte en Buena Noticia para los otros.
Quien tiene la experiencia pascual, opta por la vida, ama la vida, trabaja para que todos tengan vida. El amor es vida y comunica vida. "Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte" (1 Jn 3.14).
Los que han optado por la vida, tendrán que seguir los pasos de Cristo. "Sería un error grave pretender apuntarse a la Resurrección de Jesús en su último estadio, sin recorrer las misma etapas históricas que recorrió Jesús" (Jon sobrino). Los que sirven a la causa de la vida, sufrirán persecuciones, tribulaciones, pero Jesús estará con ellos. "Cristo no suprimió el sufrimiento y tampoco ha querido desvelar enteramente su "misterio". Él lo tomó sobre sí y eso es bastante para que nosotros comprendamos todo su valor" (C. Vaticano II).
Dios quiere que vivamos en abundancia, que optemos por la vida. Pero nosotros, por vivir mejor, a nuestro aire, nos amarramos a lo que, en vez de darnos vida (dinero, droga, robo), nos hunde cada día más en la muerte.
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