Libros, libros, libros

Si nos damos una vuelta por la historia descubriremos que fue un periodista y editor valenciano, amigo y colaborador de Blasco Ibáñez, el que tuvo la feliz iniciativa, de dedicar al menos un día al año al libro. Don Vicente Clavel y Andrés se trasladó a Barcelona en 1917 y en su condición de editor se puso en contacto con Gili, Araluce, Salvat, Sopena?todos ellos nombre de sobra conocidos para los aficionados a los libros, con los cuales creó la Cámara oficial del libro y de la propiedad intelectual en el año 1918 y a la cual dio a conocer su propuesta de celebrar "El día del libro" coincidiendo con el aniversario del supuesto nacimiento, el 7 de octubre de cada año de Miguel de Cervantes. El Ministro de Trabajo, Comercio e Industria del que dependían estos asuntos acogió muy bien la iniciativa y de aquí nació lo que más tarde se transformaría en el Real Decreto del 6 de febrero de 1926, una vez que el rey Alfonso XIII estampó en el su firma. En dicho decreto se declaraba que el 7 de octubre de todos los años, se conmemoraría la fecha del natalicio del "Príncipe de las letras españolas" Miguel de Cervantes Saavedra, celebrando una fiesta dedicada al libro español.

La primera fiesta se celebró el 7 de octubre de ese mismo año 1926, fue una celebración que no tuvo el entusiasmo y el apoyo popular, quizá porque se trataba de una acción gubernamental, sin embargo al año siguiente, ya tuvo proyección popular. Y llegamos a 1930, en el que un Real Decreto de 7 de septiembre ordenaba el traslado de la fiesta al 23 de abril, fecha cierta de la muerte de Cervantes. Así que el primer día del libro celebrado el 23 de abril, fue el de 1931. En Barcelona fue todo un acontecimiento al coincidir la fecha con la festividad de San Jordi, circunstancia que hizo posible dos ferias, el mercado de rosas delante del Palacio de la Generalitat y los puestos de venta de libros, que dieron origen a la tradición del libro y la rosa. Fueron muchos los avatares que sufrió la fecha, la guerra, los años de franquismo, traslado de día o de semana dependiendo del tiempo, del mandamás de turno, libertad de los ayuntamientos para poner y quitar la fiesta según quisiera o les viniera bien, pero nada ha podido con un día que está definitivamente asentado 23 de abril. En 1996, con su celeridad habitual, la UNESCO declaraba este día "Día mundial del libro y del derecho de autor", día en el que además coinciden los aniversarios de las muertes en 1616 de Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. A la gente, al público en general le gusta esta fiesta, pasear, mirar, ver, hojear, comprar un libro o regalarlo, uno de bolsillo, hay que ver que caros son los libros dice siempre alguien, comentarios recurrentes, pero él que más y él que menos no regresa a casa satisfecho sin haber adquirido un libro, lo de la rosa nunca ha acabado de cuajar por aquí.

Convendrán conmigo que en plena euforia de pirateo, de saquear en Internet músicas, textos, cine y todo lo que se nos ocurra, no podemos dejar pasar esta fecha sin celebrarla por todo lo alto. Así que este domingo 23 de abril, desde primera hora de la mañana le esperan los libros en la Plaza Mayor, acérquese a celebrarlo. No dude, no tenga miedo, hay libros para todos los gustos, y de todos los precios, sólo tiene que preguntar, elegir y vera por que poco dinero se puede llevar a casa un objeto que contiene, vidas, sueños, amores, dolor, esperanza, que tiene vida propia y que nada, ni la más sofisticada tecnología ha podido superar: un libro.