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A los 60 años de la Unión Europea. Por una mayor Unión económico-social y política de Europa
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A los 60 años de la Unión Europea. Por una mayor Unión económico-social y política de Europa

Actualizado 04/04/2017

El siglo XX fue un periodo de grandes enfrentamientos entre las potencias europeas provocando la decadencia política, económica y militar de Europa frente a Estados Unidos, la Unión Soviética o Japón.

La reconstrucción de Europa tras la segunda guerra mundial fue muy difícil, no solo desde el punto de vista económico, sino sobre todo desde el ideológico y cultural. Reconciliar a países enfrentados a muerte y que habían construido sus relatos nacionales frente a los demás países no era una tarea fácil, pero se trataba de asegurar la paz en Europa para todos los europeos.

Reconstruir Europa económicamente y unirla culturalmente fue uno de los objetivos que tuvieron los pequeños países de Bélgica, Holanda y Luxemburgo al unirse en el Benelux en 1950.

La división del mundo en dos polos, el comunista y el capitalista impulsó los movimientos a favor de la unidad de Europa, y ya desde 1946 con un célebre y europeísta discurso de Churchill se plantearon dos propuestas de Unión: la Federalista que apostaba por una Europa Federal, económica, política y cultural y la Confederal inspirada por el propio Churchill, que defendía la colaboración intergubernamental pero sin la creación de organismos supranacionales, se trataría en este caso de crear una especie de Commowealth europea.

Las diferencias notables entre las dos propuestas llevaron al francés Jean Monnet, y a Robert Schuman, ministro de Asuntos Exteriores de Francia a plantear un proyecto basado en el reforzamiento de los lazos económicos pero sin renunciar en una segunda fase a la construcción de una Europa Unida.

Schuman por Francia y el democristiano y canciller Konrad Adenauer por Alemania fueron los artífices del Tratado de Paris, antecedente del Tratado de Roma que el 25 de marzo de 1957 creó la Comunidad Económica Europea. Su objetivo inicial era el establecimiento de un Mercado Común y la aproximación de las políticas económicas de los Estados miembros (Francia, Alemania, Italia y los tres países del Benelux).

Gran Bretaña rehusó entrar por su oposición a la integración económica y promovió otro organismo junto con los países nórdicos, además de Austria, Suiza y Portugal, la EFTA que defendía exclusivamente el librecambio económico y la reducción de aranceles.

El Mercado Común significó la pérdida de soberanía de los Estados con la Política Agraria Común o el mercado del carbón y del acero, pero mantenía a su vez una coordinación intergubernamental en los órganos de dirección: La Comisión y el Consejo de ministros. Aunque ya desde el principio se estableció un mecanismo democrático, la Asamblea Parlamentaria con 142 representantes de los parlamentos nacionales que ejercía el control político de la Comisión y una división de poderes con un Tribunal de Justicia europea que velaría por el cumplimiento de las normas y tratados. El éxito de la propuesta franco-alemana fue completo y la reconstrucción económica de Europa se completó ya en los años 60.

Este éxito económico generó un temor entre los industriales y financieros británicos a la pérdida del mercado continental y al declive de la city londinense y les impulsó a pedir su ingreso junto con Irlanda, Dinamarca y Noruega. El veto francés les impidió su entrada hasta 1973.

El progreso de unidad continuó en 1979 con un hecho trascendental la elección por sufragio universal de los miembros del Parlamento europeo y la constitución de Federaciones Europeas de los partidos nacionales, Democracia cristiana, Socialistas, Liberales, etc..

Hoy en día, 60 años después de su fundación en la ciudad de Roma, los países europeos, entre ellos España que ingresó con Portugal en 1986, hemos conocido un periodo de paz y de crecimiento económico y social, sin precedentes en la historia. Ya no nos encontramos con un organismo supranacional de tipo económico que eliminó las barreras nacionales a mercancías y personas, también se han reducido las desigualdades nacionales mediante la Política Agraria Común, y la política regional que ha transferido importantes recursos económicos de los estados más ricos a los más pobres. De hecho, es sabido la enorme cantidad de ingresos que ha tenido España, Portugal, Grecia o Irlanda para reducir la pobreza de sus regiones e impulsar nuevas infraestructuras. Por otra parte, se está intentando coordinar las políticas sociales, medioambientales y de Defensa y sobre todo los derechos de los ciudadanos europeos con el fin de conseguir una Europa más unida sobre la base de la Democracia y el Estado de Bienestar. Defender la Unión Europea es acabar con los viejos nacionalismos egoístas de cualquier signo, globalizar nuestro modelo de vida democrático y conseguir la autonomía política de Europa frente a Estados Unidos, China u otros países.

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