Corral de muertos, entre pobres tapias, ? en la desierta soledad del campo!
Entre estos dos versos, primero y último del poema, se extiende la reflexión de don Miguel de Unamuno sobre un cementerio rural, buen símbolo de los campos vacíos y sin futuro de buena parte de las tierras castellanas. En este sentido, allá por los años setenta, don Olegario utilizaba esa imagen, un corral de muertos, para señalar nuestra región y sus problemas invitando a la resistencia tras la figura recia de la encina castellana. Ha llovido mucho y el corral de muertos se ha hecho más evidente. La profecía de hace cuarenta años está hoy casi cumplida.
Algo de esto pensaba yo en dos circunstancias de estos últimos días. Una era una conversación con un grupo de salmantinos hablando de dos extensas zonas vacías de futuro y casi ya de presente, la zona en torno a Armenteros, con bastantes poblaciones tierra arenisca en terreno granítico que sólo sobrevive por las pensiones de los jubilados y por las ayudas de la PAC. Ni agricultura ni ganadería ni nada. La otra zona es más dramática y se extiende por el oeste salmantino desde Ciudad Rodrigo hasta Villavieja y desde Santis hasta Villar del Ciervo con extensas zonas de kilómetros y kilómetros sin nadie y sin nada. Es la estepa. Búsquelo en Google Earth y sorpréndase. Corral de muertos de muchos kilómetros cuadrados, que al igual que el desierto va ganando terreno cada año. Y casi lo mismo se podría decir de toda esa comarca que va, por señalar ciertos límites nada fijos, de norte a sur desde Trabanca hasta Retortillo y de este a oeste desde Mata de Ledesma a Sobradillo, por ejemplo y aproximación. Y si hay alguna iniciativa (¡siempre es discutible toda iniciativa industrial!) que pudiera remover algo en algún viejo lugar de la zona, llegan los ideólogos forasteros, meten miedo y adiós, muy buenas, y compuesto y sin novio se queda el dichoso corral.
El otro momento era otra conversación con dos o tres amigos repasando in situ la situación, vale aquí la redundancia, de la Plaza de los Bandos, rodeada de edificios nobles y antaño llenos de vida y de vaivén ciudadano y ahora cerrados o muertos casi todos. Corral de muertos. Impresiona pasar lista y sin más comentarios: el edificio del antiguo Banco de España que iba a ser en juego de engañabobos provinciano Museo Nacional de Arquitectura, el imponente edificio de la Caja de Ahorros de incierto futuro pero que sin duda dejará de ser caja para ser lo que se pueda si es que se puede algo y no quede como Cajón vacío y muerto. Sic transit gloria mundi, diría el palafranero romano con su bola de estopa ardiendo y abriendo la procesión.
Sigue luego el edificio del antiguo Banco de Castilla, con su estética siempre discutida y con el futuro entre dos piedras que no es claro aún cuáles sean y cuánto tiempo hay hasta que lleguen. A continuación, avergonzada y cerrada desde siglos, la restaurada Casa de Doña María la Brava, que si levantara la cabeza perseguiría a más de un magnate de la Caja hasta la frontera de Portugal. El dislate no es para menos y sorprende que nadie, a quien correspondiera, haya levantado voz y denuncia. A continuación la Iglesia y parroquia de El Carmen perteneciente a la nueva Unidad pastoral en la que se une a San Juan de Barbalos y a la de Monte Carmelo; esta misma unión cooperativa indica ya la tendencia y el futuro próximo decidirá el fin y el uso de cada espacio.
Al lado le sigue el bien plantado edificio del antiguo Instituto de Previsión, renovado completamente con grandes inversiones, al que engañaron diciéndole que iba para Museo o Casa de la Memoria histórica. Contradictoria y escandalosamente eso ya está olvidado por todos y hasta por las autoridades correspondientes que debieran tener buena memoria histórica y de la otra y no olvidar lo prometido. No es la única deuda que hay en la plaza. Y se cierra el recorrido con el maluso o desuso o lo que sea del Palacio de Solís que, reconstruido a conciencia con torre de Monterrey añadida, fue, o quizás lo es todavía, espacio técnico de Telefónica y que ostenta en su fachada los medallones de Doña María Solís y de don Juan Lugo, sus antiguos amos. Ahí está, cerrando todo el cuadrado del corral de muertos que es la Plaza de los Bandos. Va a ser remozada, que falta tiene, pero aunque la plaza se vista de seda corral se queda.
No sé qué es más dramático si el campo vacío, la plaza muerta o toda la provincia con su capital en una situación tan difícil y de tal deterioro progresivo que produce alarma o tristeza o cólera o resignación, según los casos y momentos. Porque basta recorrer nuestros pueblos, perdiendo habitantes cada año, sin gente joven que sirva de futuro, sin iniciativas industriales o agrícolas y derivados que puedan abrir alguna salida. Nada. Descontando dos o tres zonas, que demuestran que quizás habría soluciones si se emprendieran de verdad y con inversiones a medida, nada de nada. Y las autoridades elegidas, sí elegidas para buscar soluciones, yendo y viniendo a nada preocupados por sus intereses de partido y similares. Ahí está la Diputación que por eso es Provincial y la Autonomía de Valladolid, perdón, de Castilla y León, que se me fue sin querer? El día en que falle la PAC (Política Agraria Común) habrá una ruina grande y total en toda la provincia. Y las autoridades serán capaces de abrir el cortejo fúnebre?
¿Y la ciudad? Basta pasear cada semana libreta en mano e ir anotando los locales que se cierran cada siete días y cuántos de los que se abren duran más de siete meses. Estoy seguro de que las autoridades municipales no tienen ojos ni corazón, porque no hay otra explicación para la ausencia de propuestas, iniciativas, inquietudes, levantamientos, quejas y reclamaciones? Y la misma Iglesia católica, tan servidora ella siempre, con sus dos diócesis y parte de otra, calla como si no pasara nada contentándose con los conocidos lugares comunes. Doy una idea al alcalde y al presidente de la Junta, que casi es ahora lo mismo: como el gobierno central está llenando de beneficios, ventajas fiscales, iniciativas industriales, líneas de comunicación, corredores de mercancías, etc, etc? a algunas autonomías para ganarlas para la próxima votación de Presupuestos, pues está claro: nos declaramos en rebeldía, señor alcalde y señor presidente, y le exigimos a don Mariano igualdad de trato y de inversiones si quiere que le votemos. Y no es broma, que es nuestro futuro lo que está en juego. No es que falte dinero para inversiones, es que aquí no llega?
Sería facilísimo, pero interesa más el partido y sus obediencias que las lejanas ruinas de la provincia y de la ciudad. Salamanca, lejana y sola, como la ciudad del poeta. Corral de muertos. Y sus enterradores.
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