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Última lección del profesor José María de Miguel
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Última lección del profesor José María de Miguel

Actualizado 24/03/2017
Redacción

Acto inaugurado por la rectora de la UPSA Mirian Cortés

La Facultad de Teología ha celebrado esta mañana el acto académico con motivo de la 'Ultima Lectio' del profesor P. José María de Miguel González, OSST. La rectora, Mirian de las Mercedes Cortés Diéguez, inauguró el acto en el Aula Magna, acompañada por el decano de la Facultad de Teología, Gonzalo Tejerina Arias. Posteriormente, el profesor emérito de la Facultad, Dionisio Borobio realizó la 'Laudatio', y el profesor homenajeado pronunció su última lección titulada 'Amor meus, pondus meum: el alma de la liturgia'. Durante el evento, también se presentó el volumen 'Glorificatio Dei et santificatio hominum' a cargo del coordinador de la obra, Gaspar Hernández Peludo, en homenaje a De Miguel González. El obispo de León, Julián López Martín, acudió también al acto académico.

La rectora ha destacado la labor del profesor José María de Miguel señalando que "en la práctica la jubilación implica necesariamente alguna forma de distancia del profesor respecto de su Facultad. En los últimos 20 años, en los que he sido testigo presencial, se ha producido la jubilación de excelentes profesores de Teología que han constituido una generación que tuvo una especial significación en la Teología en España -por situara la Teología en la doctrina y el espíritu del Concilio Vaticano II- que hicieron con todas las consecuencias. Incluso fuera del ámbito universitario en la Formación Permanente del Clero, quiero recordar el agradecimiento que les debemos (...) La Teología se muestra ahora en un momento distinto y la Facultad de Teología dará respuesta segura y acertada a esta diferente etapa". La rectora se refirió al padre José María "descubrimos no solo un maestro de la fe, sino principalmente un testigo de ella. De su bondad natural se ha unido una especial sensibilidad a las cosas de Dios. Dicen los sabios que una verdadera Teología debe comunicar de la cabeza al corazón y del corazón a la cabeza. Gracias por tantos años de servicio a la Universidad y a la Facultad, que Dios te dé salud para seguir colaborando al servicio de la buena Teología y de la Iglesia", y agradeció a la Orden Trinitaria por haber permitido que el padre De Miguel González pudiera dedicarse plenamente a la docencia y a las tareas de la Facultad. "Sin la generosidad de las ordenes, congregaciones y diócesis sería imposible al menos sostener las facultades de Teología y Derecho Canónico, que denota que la tarea evangelizadora de la Iglesia en todas sus dimensiones no puede ser sino un proyecto compartido".

El decano de la Facultad de Teología ha explicado que la Facultad posee a su vez un pequeño patrimonio propio y que entre sus tradiciones figura un acto formal "a quien ha sido docente, y quien tantas lecciones ha dictado como dedicación esencial en su vida, se le ofrece la ocasión de decir formalmente en un acto solemne en una explicación final (...) La Facultad se reúne para escucharle con enorme gratitud porque quiere ser un reconocimiento público de afecto y agradecimiento al servicio prestado por el servicio recibido". El decano ha expresado un agradecimiento especial por su labor como vicedecano durante cinco años donde "aceptó con generosidad prestar su servicio y lo desempeñó con una lealtad y fidelidad admirables, es una fuente inestimable de confianza y seguridad".

Dionisio Borobio ha pronunciado la 'Laudatio' en la que no solo ha reconocido los méritos de las tareas docentes e investigadoras del profesor homenajeado, sino su relación de amistad como "colega amable, colaborar activo y buen amigo", indicó. Borobio destacó la formación prolífica de De Miguel, así como sus publicaciones y también destacó especialmente las aportaciones del profesor de Teología centradas en cinco bloques: los temas trinitarios, temas litúrgicos (como maestro de ceremonias en la celebración de la Eucaristía) -no es un liturgista ritualista, obsesionado por la ceremonia ritual, ni un liturgista modernista, afanoso de incorporar la última novedad a la celebración-, los temas sacramentales -que ha sabido armonizar cada sacramento con su expresión ritual- y los mariológicos -José María ha dedicado parte de sus estudios a tratar sobre María y propone una renovación de la Mariología: recuperar la mujer histórica, entender a María en y desde la comunión de los Santos y su respectiva interpretación-. Como quinto bloque Borobio ha destacado la aportación del profesor sobre la liturgia de las Obras: "destaca no solo una interpretación espiritual, sino su dimensión cósmica, existencial... su objetivo es una asimilación del Salmo y la selección de Salmos que se porpone para cada tiempo litúrgico, así como el tiempo que les precede y les sigue (...) No permitas que te aparten como pieza de desguace, mantén firme la vocación, no dejes de amar la liturgia, porque en ella encontarás la pasión de vivir", concluyó.

Por su parte, el profesor homenajeado José María de Miguel ha comenzado su 'Ultima Lectio' llamando la atención de los presbíteros que celebran la Liturgia "en clave ceremonial, desentendiéndose de la pastoral social. No digo que esto no sea importante, pero desde luego no es el centro, es más, sin este centro el ceremonial termina en ritualismo, que es la muerte de la Liturgia, pero los desequilibrios no vienen solo de una parte". Parafraseando a San Agustín, el profesor indicó que "cuanto mayor y mejor sea el conocimiento de lo que está en juego en la Liturgia, Dios y su obra de salvación, más amor mostraremos por ella y el amor nos conducirá por sí mismo al encuentro con Dios por la senda de su correcta comprensión y celebración", afirmó.

Como profesor titular de Liturgia y Sacramentos, José María de Miguel ha querido leer su Última Lección sobre lo que él ha llamado "el alma de la liturgia; el fundamento teológico de la misma, el alma que sostiene y da razón y sentido a lo que la Iglesia celebra en la liturgia".

Además, ha considerado fundamental salvaguardar esta cuestión "algo vital que está en juego y Dios nos comunica a través de las distintas acciones litúrgico-sacramentales".

De Miguel González ha divido su última lección en tres partes: la enseñanza de la Liturgia en sus fuentes principales, el futuro de la Liturgia a la luz de la experiencia vivida y la reforma litúrgica.

En cuanto a la experiencia docente, en la asignatura, la Constitución Sacro Santum Concilio ha ocupado el lugar central, junto con las Cartas Apostólicas a los 25 años y a los 40 del Concilio Vaticano II, con el objetivo que Juan XXIII planteó como meta del Concilio: el objetivo pastoral (promover la vida cristiana); el objetivo ecuménico (impulsar la unión de cuantos creen en Cristo) y misionero (para invitar a todos al seno de la Iglesia). "El éxito de este triple objetivo lo vincula el Concilio con el éxito de la promoción de la reforma y fomento de la Liturgia (...) Porque en la Liturgia están vinculadas las tres dimensiones constitutivas de la fe cristiana".

El profesor ha indicado que "es necesario insistir en la formación, porque desde ella se podrá entender lo que la Constitución pretendía con la reforma y fomento de la Liturgia, que en modo alguno se trataba de cambiar unos libros por otros", indicó. Para el profesor la formación no puede ser puramente teórica, necesita ser probada en la práctica "porque la Liturgia no se va a integrar realmente en la vida del que la recibe. No es suficiente con una instrucción cognitiva, sino que es necesario el elemento de la experiencia (...) Para entrar en el alma de la liturgia hay que detenerse en lo que en ella acontece y se nos comunica", afirmó. La Constitución retoma una idea antigua que traza el fundamento sobre lo que se apoya todo lo que se celebra en la Liturgia, se la considera como el ejercicio del sacerdocio de Cristo y si esto es así, ha de transparentar los gestos de Jesucristo, esto y solo esto es para lo que la Liturgia sirve de cofre y es, en esta transparencia, en lo que consiste su belleza. La Constitución localiza la naturaleza de la liturgia en el ejercicio del sacerdocio de Cristo".

Respecto al futuro de la práctica de la Liturgia, el profesor ha indicado que "el alma de la Liturgia es la Eucaristía. Por ello, cuidar la Liturgia, formar en la Liturgia, vivir la Liturgia es poner el máximo cuidado en comprender, celebrar y vivir la Eucaristía (...) Este sacramento se encuentra en una gran crisis, que en el fondo revela la crisis de fe que sacude y descompone todo el organismo eclesial", afirmó. "Orientaciones oficiales para una recta comprensión y celebración y verdadera espiritualidad eucarística no faltan, sin embargo, al pueblo crisitano no llegan con claridad o no llegan en absoluto, de modo que no cesa el incesante abandono de la práctica eucarística", insistió. "Lo alarmante es que aquí nos encontramos con una verdadera deserción de lo que constituye el centro de la fe, la presencia real del sacrificio del Señor y no basta por apuntar solo a la crisis de fe, porque la Eucaristía no puede ser un rito más en la vida cristiana". Para el profesor entra en juego la formación sobre el significado y contenido de los tres sacramentos de la iniciación cristiana: bautismo, confirmación y el "que llega a su plenitud en la Eucaristía, como presencia viva del señor y no basta con una formación teórica". "Si los cristianos fuéramos conscientes de lo que se nos ofrece en la celebración del misterio de nuestra fe, no se daría la deserción de la misa, ya desde nuestra primera comunión. La crisis de fe eucarística tiene mucho que ver con el tratamiento de este sacramento".

Para concluir, De Miguel González se ha referido a la 'reforma de la reforma litúrgica': "parece necesario reformar una reforma, bastaría con seguirla correctamente. La celebración no debe reducirse a puras actividades exteriores, se ha de comprender en términos sustanciales, implica la fidelidad a las obras litúrgicas (...) La recta celebración implica la fidelidad a las obras litúrgicas". El profesor se refirio a su dimensión social "cuanto mayor sea el conocimiento de lo que está en juego en la Liturgia, que es la obra de la Trinidad en favor nuestro, más amor mostraremos por ella y el amor nos elevará por si mismo hacia una mejor comprensión y una más fiel comprensión del misterio de la fe", concluyó.

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