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Nino Sánchez, el recuerdo de un charro lígrimo
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Fallece el cantante salmantino (Obituario de Paco Cañamero)

Nino Sánchez, el recuerdo de un charro lígrimo

Actualizado 23/03/2017
Paco Cañamero

Aquí queda la herencia de sus canciones y de su amistad. De esas canciones que son un legado de esta tierra que ahora llora para enterrar a Nino Sánchez. A un grande que siempre paseó por el mundo con un botón charro prendido de su corazón

En el escenario de los años sesenta un menudo y locuaz muchacho pizarraleño llamado Nino Sánchez, alternaba los estudios de medicina con su pasión por el fútbol. Entonces era una de las promesas de la tierra gracias a ese magnífico toque que cada domingo entusiasmaba en el Calvario defendiendo los colores del Salmantino, junto a los Rodilla, Nino Sánchez, el recuerdo de un charro lígrimo | Imagen 1Huerta o el 'pulpo' Lozano, distinguidos nombres del balompié charro. Nino era la alegría del vestuario y también de la facultad en esa época que aún costaba tanto sonreír. Su vida era tan positiva que si se terciaba la ocasión allá se presentaba con una vieja guitarra que compró al tío Manolo, el fundador de Musical Iglesias para animar a sus amigos e improvisar alguna fiesta.

Casi sin saber cuál sería el camino de su existencia, un buen día empezó a descubrir en el mundo de la música el colorido que siempre buscó para empezar a dar un inmenso giro su existencia y, lentamente, los libros de cirugía, aparato respiratorio? quedaron arrinconados, al igual que de repente dejó de entusiasmar con sus regates y ya no era su meta sudar la camiseta de la Unión Deportiva Salamanca (aunque siempre llevó esos colores en el alma). Ya la música mandaba en las horas de su reloj y hasta necesitaba horas cada jornada para ensayar con su guitarra. Entonces apenas había estudios de grabación en un mundo nada tenía que ver con el actual, teniendo la principal plataforma en Radio Popular y sus 'ecos de sociedad' donde se llamaba para pedir canciones dedicadas. Como la dedicada a su querido barrio de Los Pizarrales y entonces hacía furor en esas ondas.
Yo nací con la postguerra
A la luz de un viejo sol,
en un barrio salmantino

de pizarras y latón.
Pero el primer gran éxito llamaría a sus puertas llega en 1966 a raíz de alzarse en el festival de Aranda de Duero con la canción 'mi pueblo', la misma que rinde admiración y respeto a las gentes del entorno rural, para el mismo que siempre fue tan sensible Nino Sánchez. Desde entonces no hubo pueblo o villarrio de la charrería sin disfrutar de sus canciones tras contratar a Nino para animar las solemnidades. Después volverían nuevos éxitos en una larguísima carrera donde alternó la típica charrada que cantaban nuestros mayores con la música tradicional y también destacó en la faceta de cantautor. En todas ellas se ganó el respeto y la admiración gracias a una obra que llevó por toda España, Portugal y América, cantando siempre con un botón charro prendido en su corazón.
Fue muy querido en Salamanca, pese a ello institucionalmente no se le acabó de dar el sitio merecido y fue, cuando en 2004 el entonces alcalde Julián Lanzarote tuvo el detalle ?tan merecido- de hacerlo pregonero de las ferias y fiestas de septiembre. Aquel día, el gran Nino Sánchez fue feliz. Feliz de pregonar sus queridas ferias en aquella Plaza Mayor que tantas veces pisó de niño cuando todo era sueños e ilusiones. Después llegaría otra distinción, esta más recientemente y ahora en Ciudad Rodrigo al recoger la 'Encina Charra' que se entrega en el festival de La Charrada en otro momento de máxima felicidad para Nino, quien no pudo contener la emoción con ese corazón que siempre bombeó sangre bondadosa y de gratitud.
Establecido en Fuenlabrada (Madrid) junto a su actual pareja Carmen Casado, también salmantina que viera la luz en El Tornadizo, era amigo personal de todos los grandes cantautores, desde Perales a Serrat, desde Sabina a Víctor Manuel; al igual que de los exponentes del folclore, arte que hizo tan grande. Allá, desde Fuenlabrada, un día de junio de 2013 llamó a todos los amigos de Salamanca al enterarse que había muerto su querida UDS, para la que siempre tenía palabras tan bonitas. Porque además de la Unión, él era feliz con todo lo que vinculaba a Salamanca para bien, razón por la que si era contratado para cantar en algún pueblo, a pesar de su veteranía, seguía sintiendo un hormigueo en sus piernas.
Ahora se ha ido y desde luego que si hay cielo allí está ya el querido Niño deleitando envuelto en su capa charra para deleitar a sus fans con 'mi pueblo', antes de salir corriendo al encuentro de don Miguel de Unamuno para deleitarlo con sus versos. O en busca de Ángel Carril para seguir formando el dúo que hizo grande las 'charradas'. O a Agapito Marazuela para escuchar su solemne dulzaina. O tantos otros que lo acompañaron en la travesía de su vida.
Aquí queda la herencia de sus canciones y de su amistad. De esas canciones que son un legado de esta tierra que ahora llora para enterrar a Nino Sánchez. A un grande que siempre paseó por el mundo con un botón charro prendido de su corazón.
Fotos: Julio López Revuelta / Paco Cañamero
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