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La pastillita
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La pastillita

Actualizado 27/02/2017
Redacción cultoro.com

Con mucha medicalización y poca educación, conseguiremos niños perfectamente adiestrados. La medicina y la escuela se alían para destruir la infancia y corroer cualquier asomo de vitalidad espontánea y divergente. Además con una etiqueta -receta los problemas escolares parecen solucionarse a corto y medio plazo, al tiempo que nos desembarazamos de la ardua tarea (política, familiar, social) que supone revisar las leyes de educación - que vienen lastradas desde hace años en nuestro país por un peso muerto de ramplonería e insustancialidad- y profundizar en los procesos de aprendizaje, o la voluntad de desligarnos de la adicción a las nuevas tecnologías, y pasar tiempo lento de paseos, juegos, preguntas y respuestas, también pequeñas broncas, sanciones y castigos con nuestro hijos y/o alumnos.

Una pastillita y ya está, el pobre niño no rendía ni se estaba quieto porque le faltaba la pastillita, no importa que le sobren horas de playstation y de móviles mientras le faltan horas de sueño regulado; no importa que le falten nutrientes y buenos hábitos alimentarios, mientras le sobran grasas y sedentarismo, ingestas de comida basura desde la más tierna infancia y de alcohol desde la incipiente adolescencia.

Me estoy refiriendo naturalmente al famoso síndrome del TDAH (Déficit de atención e hiperactividad).

Yo prefiero llamarlo el problema de la mixtificación y el fraude de un etiquetado para comportamientos divergentes, inquietos, molestos para padres y profesores, pero relativamente normales en la infancia y probablemente también de los cachorros más jóvenes de otras especies. Nadie dijo que la crianza fuera fácil, y menos en una sociedad completamente atiborrada de información confusa, de estímulos caóticos, de basura sensorial, de desajustes perceptivos, de conceptos deconstruidos y post enunciados que dicen y desdicen al instante cualquier enunciado anterior. Más aun, en una sociedad donde la escuela está concebida o bien como parking, o como parque temático.

Si es un aparcamiento, se trata de apagar el cerebro y tenerlo en modo standby, para que el programa escolar se pueda desarrollar con normalidad, ya nos enchufaremos al aparatito correspondiente en el recreo, en el pasillo o mientras comemos, que los papás si nos dejan. Si es un parque temático, se trata de jugar como robotitos o tamagotchis, todos al mismo tiempo y de la misma manera al mismo juego insulso, invento genial del último progresito-pobrecito que no tuvo una infancia tan buena como la de hoy y sufrió el TDAH sin ser diagnosticado, pobre infeliz.

Mientras tanto los niños siguen creciendo en edad (no en sabiduría ni gobierno) bajo el control del fármaco, que fácilmente se convertirá en adicción a otras drogas, esa adicción temprana que tan hipócritamente nos escandaliza.

Por si mis lectores entre mascarada y disfraz se ponen a pensar que me ha dado un arrebato de frustración anti-docente o que esto es una broma echen un vistazo: https://www.youtube.com/watch?v=4eEXr37UBXc.

El síndrome del TDAH se me parece más al San Valentín de vender colonias, a los pastelitos del día de la madre, o a una epidemia farmacológica que genera mucho dinero http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20141020/abci-trastorno-deficit-atencion-201410171200.html

Desgraciadamente, como en tantas ocasiones y debates educativos, en los que la atención a la educación no existe ni importa, el conflicto de intereses, donde el dinero anda por medio, está servido.

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