Han pasado tantas cosas en los últimos días que este que les importuna semana tras semana ha tenido que tomarse el desahogo con un día de retraso. Y no les voy a negar que hay multitud de cuestiones a las que merece la pena hincarle la tecla. Vistalegre II, las increíbles seis copas regias de Avenida y la caja mágica.
Pero de entre todas, me quedo sin duda con la cosa congresual popular. Que me lleva a sacar a luz una de las apreciaciones más casta y bastorra de nuestro lenguaje, esa que habla de abuelas y alumbramientos. Vamos que Rajoy se ha marcado un Rajoy como la copa de un pino.
Jamás un partido político fue tan parecido a quien lo dirige y jamás cobró tanto sentido eso de no hacer nada para que todo fluya. Algo muy rajoniano.
En este congreso popular el único que ha ganado es Rajoy. Llámenme simplón, quizás para semejante afirmación no hace mucha falta perder el tiempo entre líneas y letras, pero déjenme que me explique.
Por mucho que parezca ni Cospedal ha ganado nada, ni el ahora primero de los Fernández, Maillo. Ni las Sorayas ni los Sorayos. Todos han perdido algo, Rajoy sigue ganándolo todo.
Cospedal sigue de secretaria general pero tutelada por un Maillo que ejercerá de sheriff del partido sin serlo orgánicamente. Cospedal gana porque sigue en su puesto, Maillo también porque le ascienden, pero ni uno ni otro tienen el camino franco y despejado. Rajoy gana.
Soraya no traslada su peso institucional a la balanza orgánica del partido, entra como simple vocal. Gana, sube un peldaño, pero Mariano sigue teniendo la mano buena.
Creo que este congreso no ha servido más que para que el gallego se de un baño de autoafirmación, una especie de feria de muestras popular para mayor gloria interna.
Mariano ya hizo su congreso mucho antes, lo hizo sin votaciones, sin afiliados. Cuando nombró la manita de vicesecretarios como gesto ante la modernidad, que me perdone Arenas, y las nuevas formas. El foro quería carne joven, caras nuevas y Rajoy se las dio.
Esta cita madrileña ha engrasado una maquinaria al servicio del cargo y no de quien encarga. Con el bochorno intelectual añadido de tener que justificar la propia incapacidad. Por que así lo veo yo.
Esa por la que no deben existir suficientes personas a la altura y de fiar, como para que siga habiendo políticos y políticas populares que a la vez que doblan y triplican cargos y asignaciones, dividen su dedicación a la cosa pública. Que digo yo que deben ser un nuevo linaje de imprescindibles, aunque me temo que son el trasnochado ejemplo del egoísmo y el nominalismo.
Y lo mejor es que los unos se justifican con los otros. Como fulanita está yo también, pues si menganito lo hace yo no voy a ser menos. Una verdadera tomadura de pelo, una caterva de taponadores profesionales.
Este congreso es una oda al inmovilismo. Puro postureo. Un verdadero oasis, una caja aislada de la realidad. Porque en esa sustantividad con la que pretenden conectar, la que envuelve a sus representados, no entiende que se promocione a quien no cumplió en tareas menores. O que se nombre a alguien para un desempeño que no puede abrazar en toda su plenitud.
Y creanme, esto solo ocurre cuando el objetivo es otro, y no precisamente el refuerzo del grupo.
Y es que una organización que no avanza es incapaz de ofrecer respuestas contundentes a los desafíos que como sociedad nos enfrentamos, y no son pocos. Aún recuerdo las palabras del creador de este Partido Popular, Manuel Fraga. Que cuando fundó Alianza Popular, decía que lo hizo para luchar contra el marxismo y los separatistas. Algo que después de todo lo que ha llovido, cuarenta años, sigue tan vigente en esta España nuestra.
Y así también todo sigue igual en el Partido Popular. Hay Rajoy para rato. Un Rajoy que considera que está todo tan bien que no hace falta cambiar nada. Aunque me da que a lo que se refiere es que mientras el siga en Moncloa y presidiendo su partido todo está ok. Menudo fin de semana ha tenido, si es que Mariano ha ganado hasta en Vistalegre.
Ahora viene lo bueno, a partir de este congreso de la caja, los populares se enfrentan a los cónclaves regionales y provinciales. Y ya verán como ahí si van a pedir la renovación, que no duden dependerá a la hora de solicitarla de a quien tengan delante y no de que tengan delante.
Aunque ya puestos y sin desmarcarse de la línea trazada siempre les podrán decir, cuando lleguen las rebajas. Eso de que la cosa esta tan bien que para que cambiar nada, incluso imponer la moda del coordinador "divisor" general. Algo, en lo que por cierto, Salamanca fue pionera, también en lo de acumular cargos. En fin ...
Herrera, se fuerte.
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