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Coto de Villagonzalo I, el escenario de pesca perdido
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Diálogos a pie de río

Coto de Villagonzalo I, el escenario de pesca perdido

Actualizado 09/02/2017
Redacción

El intensivo de Huerta y Villagonzalo I han sido abandonados a su suerte dejando sola a la naturaleza su recuperación

Con la nueva normativa de pesca para este año, entre las novedades que se han producido quiero destacar la desaparición de un tramo emblemático para los pescadores. Estoy hablando del coto de pesca de Villagonzalo I. Este tramo comprendía desde el azud de Villagonzalo de Tormes hasta la central eléctrica de Mirat, en el mismo pueblo.

Corría el año 1965 cuando se concluyó esta obra hidráulica a cargo de Don L. Díaz Caneja Pando, eran los años de construir pantanos o embalses. Con una altura de 16 metros y una longitud en la corona de 147 metros, ocupa una superficie de 208 hectáreas y tiene una capacidad de 6 Hm3. Su misión era poder regar las dos márgenes del río, entrar a valorar el impacto ambiental para los peces y otras especies lo dejamos para otra ocasión en la que mantendremos un dialogo con los peces que habitaban en Santa Teresa y en el tapón o salto se San Fernando de reciente construcción.

Eran tiempos en los que todavía había pescadores que vivían del río. Al degradarse el hábitat en este tramo por el embalsado, se decidió traer un nuevo inquilino con los pertinentes estudios y permisos, y se creó el coto de Villagonzalo, que terminaba en el puente viejo o de hierro de la antigua carretera de Madrid, en el término de Encinas de Abajo. Este acotado se creó el 3 de noviembre del 1977 con una longitud de 8 kilómetros.

El 12 de enero de 1979 el coto se divide en dos y pasan a llamarse Villagonzalo I, destinado a la pesca intensiva de trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss) y Villagonzalo II para la pesca del Hucho hucho o salmón del Danubio. Comentar que este coto estuvo en veda total desde el año 1968 a raíz de las repoblaciones de hucho. De las especies de peces que habitaban estas aguas desgraciadamente no queda ninguna.

Entonces, ahora que poco a poco han desaparecido las especies autóctonas del río y puesto que las repoblaciones con trucha arcoíris están prohibidas, los tramos de pesca reservados para una minoría de pescadores vuelven a ser tramos de pesca libre. El intensivo de Huerta y Villagonzalo I han sido abandonados a su suerte dejando sola a la naturaleza su recuperación.

La prohibición de repoblar estas aguas con trucha arcoíris ha traído consigo la pérdida de un lugar donde generaciones de pescadores, abuelos, padres, hijos y nietos, así como grandes y buenos amigos, compartían las jornadas de pesca con peces que, aun sabiendo que eran repoblados y procedentes de una piscifactoría, hacían las delicias de grandes y chicos por la facilidad de los accesos, así como el uso, aprendizaje y práctica de todas las técnicas de pesca.

Ahora solamente nos queda esperar para saber cuál será el próximo en caer y pedir respeto para poder conservar estos tramos de pesca libre. Buena pesca.

Por José Ignacio Hernández

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