Cada día, el Holocausto

72 años puede parecer mucho tiempo para quienes nos lo han contando. Para aquellos que sólo tenemos noticias del Holocausto más terrible del siglo XX a través de los libros o reportajes gráficos. Para los que la información nos ha llegado sesgada o manipulada, salvo excepciones como la de la sobreviviente Judith Rosenzweig, que reniega de quienes que quieren oscurecer o tergiversar la realidad de aquella barbarie nazi, da la impresión que es una parte negra de nuestra historia que no tiene que ver con nosotros.

Y en nuestro siglo, en este moderno siglo XXI, mientras el corazón se me encoge contemplando la mirada perdida de la anciana, leyendo su desdichada vida en manos aquellos fascistas vestidos de gris, con cruces gamadas y manos en alto, no puedo por menos que acordarme de los Holocaustos del siglo XXI y de los "pequeños y particulares holocaustos" en los que todos estamos inmersos.

Sin duda, el más comparable salvando las diferencias, es el que desde 2011 - inicio de la guerra civil en Siria - vienen padeciendo miles y miles de sirios, hombres, mujeres y niños que con lo puesto han de embarcarse en una aventura, en una huida, en busca de esa Esperanza que para algunos se queda en el fondo de las aguas, o en esos "otros campos de concentración" atestados por el frío, las enfermedades, el hambre, la miseria,,, mientras esperan que los dirigentes de las grandes naciones, con la careta de buenos samaritanos, hacen caso omiso a los acuerdos de la UE, leyes de Extranjería, de Derechos Humanos... Ellos son los "despojados" de este mundo, necesitados de Caridad, de Consuelo, de Esperanza.

Holocausto con mayúsculas como el de los sobrevivientes de Auschwitz que se mezcla con nuestros "holocaustos domésticos". El que cada día viven miles de mujeres aterrorizadas esperando que un cabrón llegue a casa borracho para quedarse dormido y no ser víctima de una nueva paliza.

Holocausto que se produce cada día en decenas de hospitales, esperando que llegue el día para ser operado y dejar de sufrir o, en el peor de los casos, marchándose a la otra vida desde la camilla abandonada en un pasillo de urgencias.

Holocausto de cuatro millones de parados, con más del 28% de la población española que mal vive bajo el umbral de la pobreza.

Holocausto que genera el llamado terrorismo islámico, con sangrientas matanzas a lo largo de todo el mundo, dejando familias destrozadas porque simplemente "estaban o pasaban por allí".

Holocausto ecológico como consecuencia del calentamiento global, que está acabando con la fauna, los bosques, nuestra salud, provocando cambios climáticos de graves e irreparables consecuencias.

La Segunda Guerra Mundial nos dejó historias desgarradoras como las acontecidas en los campos de exterminio y que hoy recordamos. Aquello, desgraciadamente, forma ya parte de nuestra historia y de nuestro recuerdo. En nuestras manos está que los "holocaustos del siglo XXI" se diluyan entre el verde de la Esperanza y tiña nuestros corazones "despojados" de ese amor y esa paz que tanto necesitamos.

Ángel Hernández Torres