Trumplandia

Hay muchos que quieren pintar, a partir de ahora, el país de las barras y estrellas como el coto privado del nuevo presidente. Trump ha llegado a su Trumplandia particular, un nuevo país. Donde las mujeres verán recortados sus derechos, los inmigrantes solo por el hecho de serlo saldrán por patas o en el que se volverán a los tiempos del abuelo del presidente entre lúmpenes, casinos mugrientos y fiebre del oro.

Pero sinceramente no creo que nada de eso suceda, simplemente porque Estados Unidos atesora una de las democracias más admirables que conozco. La misma que ha permitido a un lenguaraz de sangre teutóna y poco correcto políticamente, acceder su presidencia por el peso de los votos, por pura democracia.

Y es que eso que se mal llama corrección política no va con el. Mal acostumbrados al juego de cubiletes y bolitas, donde uno políticamente vale por lo poco se que moja y por decir sin demasiada convicción aquello que el iluso votante quiere escuchar. Trump en su Trumplandia no tiene filtro, si le gustas lo sabes si no también.

Muchos acusan a Donald J. Trump de populista, pero creo que no lo es más que otros. Sin irse muy lejos, no dista mucho de los Rajoy, Iglesias, y demás familia. Vamos que está a la altura de todos ellos, incluso a veces por debajo en cuanto a vacuidades efectistas y simplonas. Pero lo que si hay que reconocer al norteamericano es su discurso mucho más directo y punzante.

Y es que eso de decir lo que la gente quiere oír o martillearnos con obviedades de tamaño gigantesco, está a la orden del día. La cosa es si Trump o cualquiera está dispuesto a hacerlas realidad, esa es la cuestión querido lector. Y aquí es donde lo populista se torna en realista, aunque algunos lo tachen de efectista.

Cuando la maquinaria faltona se pone en marcha no hay quien la pare, y en el caso del presidente norteamericano la desbrozadora de guano se puso en marca hace tiempo. Pero yo me pregunto ¿ que tiene de malo que el presidente de un país, que un político, pretenda defender los intereses de sus conciudadanos? Hemos llegado a un punto donde la locura ideológico-pamplinosa llega al punto de tontuna sin par. Estamos infectados de un virus mutante que convierte lo lógico y normal en locura y desviación.

Trump no es el primer presidente, y me temo que no será el último, sobre el que ha caído el filo del descredito, sobre el que se pone una lupa tan grande que se le escudriña desde la mofa y la repulsa, lo más insignificante en su apariciones públicas. Y me temo que todo es producto del resquemor que ha supuesto para los que no le votaron el hecho de otros muchos si lo hicieran. La tienen bien dentro, que diría un castizo.

Bush hijo, Carter o Reagan en sus principios, supieron bien lo que es la bofetada de lo que aquí en Europa consideran, de manera bastante obtusa por cierto, la progresía norteamericana.

Imagino que si hicieran lo mismo con el resto, incluso con su amado Obama y otros muchos de los que viven agazapados tras el parapeto de medios y periodistas, el resultado sería hasta incluso peor. Pero así se escribe la historia de estos días raros. Se diseccionan gestos, miradas y hasta se hacen correr noticias que por si mismas no tienen ni medio pase, que se saben mentirosas. Todo con tal de ahondar en la caricatura.

Pero esto de vender la piel del oso antes de cazarla es siempre peligroso. Imagino que quienes le torpedean seguirán haciéndolo a ver si se la pega, pero como no sea así, más de uno pone de moda el cilicio.

Otra cosa es que fuera un inútil, un vago, un cara dura, un adúltero o un prevaricador, incluso un maleducado. Pero aunque ejemplos no existen en la política, el siempre puede ser el primero. Si así fuera que se ate los machos y se fije el flequillo.

Hay que recordar que ha sido elegido por sus compatriotas contra viento y marea, aunque parezca lo contrario. Si Trump fuera español no hubiera durado ni un segundo en la arena política. Al contrario que en USA, aquí el solo hecho de estar expuesto a la envidia por tener más que muchos de sus congéneres lo inhabilitaría por la vía del que se ha creído este. En Estados Unidos se le elige presidente.

No hay que olvidar, para muchos, que una de las grandes razones por la que Trump está donde está además de por los votos, se llama Obama. La otra tienen el apellido de la ambición desmedida y el nombre de Hilary.

Es cierto que Trump ha apostado por medidas muy suyas, pero así en la generalidad, creo que las sociedades, los colectivos, los paises deben autoajustarse en sus defectos. Deben ser capaces de purgar sin temor, sin vacilación ni miedo a sus criminales, a sus corruptos, a sus manzanas podridas, a sus manejos oscuros. Porque es la única forma de fortalecer el sistema y la mejor manera de reforzar a sus ciudadanos. Por que al final la corrección, implica elección y parece que Trump a elegido a los suyos.

El nuevo presidente norteamericano no deja de ser nieto e hijo de inmigrantes. Y en cierto modo no deja de exudar eso de pretender ser más americano que los americanos. Destila ese complejo oculto que muchas veces arrastra a quien lo incuba a servir doble ración de pertenencia. Y si encima hay algunas facturas pendientes que pasar al cobro, pues ahí tienen a un Trump.

El bueno de Donald en su Trumplandia particular ha tenido que luchar contra casi todo. Una buena parte de la prensa, del establishment, del actoreo y musiqueo yanki, y hasta contra su propio partido. Pero lejos de achantarse ha apostado a doble o nada y le ha salido bien. Porque al final todos ellos con tanta bofetada han proyectado ese punto victimista que sin duda ha ayudado a que su discurso calase. Y no hagan caso de eso de que es el presidente nacido de la "white trash" analfabeta, porque además de ser falso tiene un aroma racistoide que asusta, y más viniendo de quienes tachan a su presidente de eso mismo.

Y si les digo la verdad, y no duden que suelo hacerlo, entre el y los Clinton no se que sería peor. Lo que tengo claro es que debemos de esperar hasta donde llega esta Trumplandia, si será tan desastrosa y mezquina como nos la quieren pintar un lado del espejo o si al darle la vuelta veremos como el poder limará las aristas a tan fiero león.