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Charla en los Carmelitas Descalzos sobre ‘La gran fuerza de un enfermo terminal’
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calle zamora, 59

Charla en los Carmelitas Descalzos sobre ‘La gran fuerza de un enfermo terminal’

Actualizado 10/01/2017
Redacción

Será ofrecida por Eusebio Gómez y Calixto García el próximo 23 de enero a partir de las 20.30 horas

'La gran fuerza de un enfermo terminal' es el título de la charla-coloquio que el próximo 23 de enero ofrecerán Eusebio Gómez y Calixto García, a las 20.30 horas, en el salón de los Padres Carmelitas Descalzos (Calle Zamora 59, Salamanca).

Nacer, vivir y morir, ese es el resumen de la vida para muchas personas. Para otras, la muerte física es solo el paso a la Vida futura que nos espera después. En ambos casos, la muerte será siempre un paso obligado para todos nosotros. Es el único hecho que estamos seguros que siempre ocurrirá en nuestra vida.

Pero la muerte es algo muy singular, porque estando seguros que un día u otro nos llegará a cada uno de nosotros, la mayor parte de las personas no quieren hablar, y ni siquiera pensar en ella.

Paradójico: Lo único de lo que tenemos plena certeza que nos va a ocurrir, sin saber dónde, ni cómo, ni cuándo, sin posible experiencia previa y sin repetición posterior, nuestra sociedad lo ha convertido casi en un tabú.

¿Por qué?

Periódicamente, encontramos a nuestro alrededor personas muy enfermas, y que nos parecen que ya están próximas a morir.

Mentalmente hacemos algo parecido a una "lista de espera", y al ponerlos a ellos en esa lista, parece como si a nosotros nos diéramos "un respiro", una cierta seguridad de poder seguir viviendo.

El comportamiento de esas personas en situación muy grave, o incluso las clínicamente desahuciadas, es muy variado según la personalidad de cada enfermo: Abatimiento, miedo, acritud, dolor, tristeza, etcétera cada persona, es un mundo.

Pero a veces encontramos en nuestra vida a personas excepcionales, que como tales, afrontan esa situación de manera también excepcional.

Parecen tener una gran fuerza interior, una paz espiritual y una bondad, que no nos encajan ni con su deteriorado aspecto físico, ni con el cliché que esta sociedad nos ha inculcado sobre lo que es la muerte.

Son personas que aceptan con serenidad su difícil situación, reparten bondad y cariño a los que les visitan, e impactan a todos con su magnífico ejemplo.

Cuando tenemos la suerte de conocer a una persona así, solo tenemos que tener los ojos abiertos para ver, y el corazón sensible para valorarles.

Son como potentes faros marinos, que a veces encontramos cerca de nosotros y que nos iluminan a los que navegamos de noche, por el oscuro y tempestuoso mar de nuestras propias vidas.

Calixto García

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