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Ángeles López, Regalo de Reyes: Un columpio en el desierto
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Ángeles López, Regalo de Reyes: Un columpio en el desierto

Actualizado 09/01/2017
Redacción

Ángeles López, Regalo de Reyes: Un columpio en el desierto | Imagen 1He esperado gozoso este día para presentar en su contexto personal, laboral y eclesial a María Ángeles López Romero, como Regalo de Reyes, con su libro, que es también un Regalo de Reyes: Un Columpio en el Desierto.

M. Ángeles ha sido hasta ayer redactora de 21 RD y es desde este año Directora Editorial de Ediciones San Pablo (Madrid), uno de los lugares y trabajos más influyentes de la Iglesia de España (de lengua castellana), por encima de muchos organigramas de tipo social y sacral que son cada vez menos influyentes e importantes.

Quiero presentarla a ella, Mª Ángeles, como Regalo de Reyes para la Editorial San Pablo, y para los que de ella recibimos palabra de Evangelio, mujer del futuro de un cristianismo y de una Iglesia abierta de formas nuevas al nuevo mundo que está empezando..

Ella es periodista de vocación, con una larga hoja de servicios, en diversos medios, con trabajos de campo (recorriendo el mundo para ver, compartir y contar), y con funciones de pensamiento y dirección, escribiendo libros, dirigiendo revistas, organizando colecciones?

Ángeles López, Regalo de Reyes: Un columpio en el desierto | Imagen 2

Ella es, como he dicho, una de las figuras clave de una Nueva Iglesia hispana, que está naciendo desde abajo, a flor de calle, con la sensibilidad abierta a los temas verdaderos (empezando por las mujeres y los niños), siguiendo por la solidaridad real, culminando en la espiritualidad de Jesús, hecha de oración inmediata en el misterio (ante el misterio), acogiendo y aprendiendo, acompañando a los demás en el camino (cf. http://blog.sanpablo.es/2016/12/ma-angeles-lopez-romero-nueva-directora-editorial-en-san-pablo/).

Así quiero presentarla de un modo especial con ocasión de su libro Un Columpio en el Desierto (Imagen), que sacudió desde el primer momento (desde la sobria portada) mi mente, mi corazón y mis recuerdos, un libro que ha sido para mí uno de los mejores regalos de "Reyes" de este año 2017, un conjunto de textos y experiencias que me han emocionado, pues muestran de primera mano el sufrimiento y abandono (y la esperanza de fondo, el evangelio) de miles de niños concretos del mundo (de niños y mujeres, de hombres y sociedades..).

-- Éste es un libro de esperanza, pues me habla (nos habla) de miles de "magos" (religiosas y religiosos, cooperantes y voluntarios de organizaciones humanitarias) que siguen dejando todo lo que hay en este viejo mundo de occidente por ofrecer un anuncio y experiencia de Navidad a Niños y Mujeres de cien y mil lugares concretos del mundo.

-- Éste es, al mismo tiempo, un libro de revelación, que se condensa en el título: Un Columpio en el Desierto, un columpio real, como regalo de Reyes para los niños nómadas (beduinos) de Palestina, arrinconados, expulsados, condenados, en pleno siglo XXI en uno de los lugares más bellos (y ahora más inhóspitos) de la tierra, en las zonas desérticas de la vieja tierra de Canaán, aplastados entre israelitas y palestinos, en una guerra feroz por la tierra.

He visto a esos niños, allí estaban?

Los he visto desde el año 1981, cuando pasé largos meses entre judíos y palestinos, en los campamentos marginales, con sus tiendas oscuras, casi negras, sus rebaños de cabras. Después he vuelto a verlos, cada vez más reducidos, arrinconados, expulsados de su tierra, atenazados en medio de una guerra feroz por el dominio de la tierra.

Ellos son los más antiguos. Se encontraban allí cuando pasó Abrahán como peregrino, pactando con ellos, y así les recuerda la Biblia, en torno al siglo XVI a. de C. Estaban, y siguieron cuando llegaron los israelitas (hacia el siglo XII a.C.).

Así les presenta el libro de los Jueces (XI a. C.), en la historia de Yael, la beduina, que decidió en gran parte la guerra del norte, a favor de los israelitas, pero sin confundirse con ellos.

Allí estaban el año 587, cuando Nabucodonosor sitiaba Jerusalén?, como cuenta de forma emocionada en libro de Jeremías al hablar de nos Recabitas, hombres libres, del libre desierto, sin ciudades ni posesiones propias de la tierra, sin estados? Hombres, mujeres y niños capaces de pactar con Jerusalén, pero conservando su libertad, su Dios del amor de familia, de una tierra que es de todos, sin vallas, sin fronteras?

‒ Allí estaban, allí siguieron, en tiempos de Jesús y de Mahoma, en los años de las cruzadas, después bajo los turcos, luego bajo los ingleses? con miles de historia en sus ojos y en su vida, en sus rebaños de cabras, en sus tiendas oscuras para el descanso, la oración y el amor de las mujeres y los niños, con el Dios de todos, Dios de tierra, del aire, de la vida? en comunión con cristianos y musulmanes.

Pero ahora ya no pueden estar, pues les quitan su tierra milenario, como ha visto M. Ángeles, y no tienen ni siquiera un hueco de tierra al viento, para plantar un columpio para los niños.

M. Ángeles nos cuenta como que tras miles de años de libertad, con algo de tierra común, para las cabras, para la vida y la solidaridad, esos beduinos, compañeros del Jesús que nació entre ellos, esos pastores-beduinos de la tierra del entorno de Belén, ya no pueden vivir, ni tener un lugar donde plantar la tienda y levantar el columpio para que los niños se mezan en el aire y vuelen, y sueñen con la libertad.

Ya no hay tierra libre, ya no hay libertad en Palestina y en gran parte del mundo, porque los poderos elevan muros, plantan vallas y les cierran, les expulsan? Los muros se agrandan, vallas mecanizadas, electrificadas, se extienden por todas partes.

El gran dinero unido al miedo y al odio de unos y otros hace que los niños beduinos no tengan ni un trozo tierra para vivir de las cabras y mecerse en sus columpios, y mirar estrellas como su padre Abraham. Su tierra, tierra que ellos han tenido libertad por miles y miles de años, la han tomado otros: la han inscrito en sus libros, la han aplastado con sus tanques. Ellos, los niños beduinos, se quedan sin tierra, sin futuro, sin un metro cuadrado para levantar un columpio en el desierto.

Pero este libro es más que una parábola de niños beduinos sin columpio. Es libro de magos modernos?

M. Ángeles ha ido como persona, como profesional, como cristiana? por esos largos mundos de Dios donde crecen los problemas, pero donde también crece el deseo de cooperación, de enseñanza, de aprendizaje? Ha ido para ver y ha visto, y luego ha contado, mil historias de presencia, de comunicación, de comunión personal, desde Palestina (¡que puedan seguir meciendo sueños los niños beduinos!) hasta el Centro de África, desde Brasil hasta los rincones de Asia.

Ciertamente, ella ha visto el avance de una incultura del poder y del dominio, que por doquier se extiende, queriendo apoderarse de toda tierra, de todo resquicio de humanidad, pero también ha visto mil y mil gérmenes de vida, en comunidades rurales, en escuelas y hospitales, en nuevos trabajos de cultivo y producción sostenible, con nuevos magos (misioneros, monjas, cooperantes) que van y se quien y conviven para aprender con los niños, para cooperar con ellos, para ofrecerles una solidaridad gratuita de amor activo.

Éste es un libro de los "magos modernos" que van de muchos lugares (especialmente de Europa, pero también de otros países de América?) por todas partes, sin armas, sin deseos de dominio, como "nuevos magos" que quieren acompañar a mujer y niños, a pobres y marginados, para aprender, para comparte y, a veces, para enseñar.

Éste libro es un canto de amor a los miles de religiosos y religiosas que han ido y siguen yendo como "magos misioneros", no a imponer un tipo de cultura de dominio, ni tampoco una religión superior, sino a compartir humanidad? como los Magos de Mt 2, a aprender de los niños (de Jesús Niño), a compartir su camino, a ofrecerle sus dones, que no son en general oro, incienso y mirra, sino columpios donde mecer la ilusión, medicinas para curarse, palabras para compartir, en una tierra que quiere ser de todos?(que ha de ser de todos).

Junto a esos misioneros de órdenes y congregaciones religiosas, M. Ángeles ha encontrado por el ancho mundo cientos de voluntario, en gran parte de fondo cristiano, pero siempre de gran humanidad, que quieren compartir la vida con otros, en lugares pobres, para acoger su riqueza más honda de humanidad, para acompañarles, hacer camino juntos.

M. Ángeles ha ido como periodista, como mujer, como cristiana? pero sin andar haciendo propaganda de nada, no para enseñar, sino para ver y contar, para aprender. Desde esa perspectiva ha contado su "utopía", las lecciones y paradojas de su encuentro con la vida, en línea de cooperación y desarrollo, en clave de humanidad.

Así lo ha visto, así lo ha contado en este libro de utopía, de esperanza y vértigo.

Está en el fondo la utopía de la nueva humanidad, expresada en este día de "Reyes" por los Magos que van a ofrecer su solidaridad a los niños del mundo entero. Está la esperanza de la vida verdadera, que no se gesta en los grandes programas militares o macro-económicos, sino en la solidaridad a flor de piel, a flor de vida? Y en el fondo queda el vértigo?

No he andado tanto como M. Ángeles, pero he conocido lugares pobres, sobre todo en América Latina, y sigo teniendo un vértigo especial, una sensación de humildad y protesta, pero, al mismo tiempo, de apuesta por la vida. Ante las mil historias que M. Ángeles nos cuenta, en este día de Reyes, con amor hondo y compromiso a favor de la vida, con los más pobres del mundo, sigo sintiendo el vértigo y gozo de Dios.

Gracias, M. Ángeles, por ser como eres,

por estar donde estar, por contar la historias como las cuentas, por asumir este nuevo compromiso, como San Pablo (tu patrono, el patrono de tu Editorial) al servicio de una Iglesia que te necesita, de unos amigos que te admiramos y queremos?

Nos has dado un buen regalo de Reyes, Mariángeles, gracias por ello. Cuando salga a pasear estar tarde con Zury, ante el columpio roto de este pueblo casi abandonado de Castilla, que construye grandes columpios caros de parque (¡por las elecciones!), para dejar después que se caigan? pensaré en los niños beduinos sin columpio en la tierra de nadie (¡ellos son los nadie, siendo el mismo Jesús encarnado!) en Palestina, sabiendo que los Magos pasaron y pasarán por allí (como tú pasaste para contarlo).

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