Un año más la tertulia Rona Dalba celebra la Navidad. Sí, la celebramos, aunque suene a insensibilidad, a falta de solidaridad, a indiferencia por tantas y tantas calamidades que en cada momento y en todas las partes del mundo están sucediendo. Son muchos los sentimientos que nacen en los corazones de las personas al llegar estas fechas, muchos de ellos enfrentados.
En la Tertulia procuramos tomar la parte más positiva de estas fechas y qué mejor manera que celebrarlas con música y comentado nuestros recuerdos de infancia o nuestra forma de vivir la Navidad ahora, de lo que ha supuesto y supone para cada uno de nosotros estas fechas.
Ya sabemos que en el mundo hay muchas calamidades, que a poco que nos pongamos pensar en ellas, se nos marchitarían todos los deseos de celebración, se esfumarían nuestras ilusiones. Pero sabemos que con nuestras penas y nuestra tristeza no se combaten las calamidades, no podemos encender la luz de la esperanza en el corazón del prójimo, apagando la nuestra. No podemos trasmitir un mensaje de paz y esperanza hundiéndonos en la desesperación. No queremos la hipocresía de mostrar el "amor por un día", el cinismo de rasgarnos las vestiduras ante tantas calamidades para, una vez pasadas estas fechas, meter esos sentimientos en lo más hondo del baúl y dejarlos que se apolillen para volver a sacarlos el próximo año.
Por mucho que callemos nuestras voces estos días, por mucho que dejemos de entonar villancicos de paz, amor y felicidad, no les llegará nuestros deseos a quienes tanto necesitan de paz, amor y felicidad. Si callando nuestras voces fuéramos capaces de conseguir un ápice de felicidad para esas personas, entonces sí tendría sentido nuestro silencio, pero es todo lo contrario. Esta sociedad necesita de gente que cante la Navidad, de gente que difunda el perdido espíritu de estas fechas de casa en casa, de barrio en barrio, de ciudad en ciudad, de nación en nación, para que llegue a todos los pueblos y ciudades del mundo, a ver si con ello conseguimos despertar los dormidos sentimientos de los que pueden hacer callar las armas y que sean sus corazones los que hablen.
No sé si fue una travesura de ese niño que es el destino, el caso es que esa tarde, el apartado que titulamos "mi música preferida", estaba reservado para un tertuliano habitual que es de religión musulmana. Un hombre que sabe lo que es sufrir esas calamidades que los demás leemos en la prensa, escuchamos en la radio y vemos en televisión.
Nos dijo, que siendo niño, pasando delante del cine Alepo (Alepo es su ciudad de nacimiento y dónde aún hoy tiene a bastantes de su familiares) vio un árbol adornado con luces, preguntó a su padre qué significaba ese árbol, su padre le comentó que los cristianos celebraban en diciembre su fiesta, el nacimiento del niño Jesús. Algo recorrió su cuerpo, una sensación extraña y muy gratificante, le agradaba saber que en su ciudad, convivían, con absoluta naturalidad, personas de diferentes creencias. Sentimiento aún hoy mantiene vivo, a pesar de las muchas calamidades que azotan a su pueblo.
Ese es el sentimiento que queremos mantener vivo en la tertulia, y no sólo estos días, sino todo el año.
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