Especies protegidas

Supongo que los habitantes de la ciudad de Alepo no son especie protegida. Y por lo que estamos viendo, yo dría que ni siquiera lo es la humanidad. Nadie la ha declarado "especie protegida". Podemos comparar; los animales más o menos feroces, cuando lo son y tienen hambre, los lobos sin ir más lejos, en los montes de León matan y se comen las ovejas que son el sustento de los pastores; y ¡ay! del pastor que se le ocurra matar un lobo que le diezma el rebaño; la ley le cae encima; para eso están las leyes que defienden la fauna ibérica; y no sólo las especies protegidas, los linces, los gorilas, (con qué cariño se les trata, que son nuestros antepasados y pueden ser los hombres del futuro) y las ballenas azules o verdes, sino también las más corrientes mascotas, que no vulgares. Oh, las mascotas, que se han puesto de moda, regalo del papá Noel; esa tierna figura de la señorita, o la viejecita o un hombre fornido, paseando por la ciudad con su perrito (ahora ya son dos por lo menos, pronto será una jauría) abrigado con su jersecito de colorines, con su cadenita, o incluso sin ella, y ellos y ellas recogiendo sus deposiciones (si no las dejan en la acera para que las pisemos). Y si te ladra, -que no, que no muerde, - será a usted señor, señorita, señora. A mí, todavía no solo sé, solo faltaba. Y bueno, al menos los perros policías huelen la droga y otras cosas, y los perros lazarillos son humanitarios con sus ciegos; pero en general, de adorno y para desahogar los quereres. Pero me estaba desviando de lo importante: lo seres humanos: hombres mujeres y niños atrapados en Alepo, una que fue bonita ciudad hasta hace poco, en la ruta entre oriente y occidente, Patrimonio de la Humanidad; la recorre Amin Maaloup en su novela "El viaje de Baldasare", el genovés: Hoy reducida a escombros y cadáveres, y otras ciudades que nos pone la tele para que las veamos, o veamos en ellas la muerte. Y nadie las declara ciudades protegidas, a sus gentes en peligro de morir en cualquier momento entre las ruinas de su casa. Y los políticos, los de la guerra que dirigen los misiles hacia esa ciudad y otras, ellos y los otros miran para otro lado, después de hacer sus declaraciones. Y los demás, la gente no salimos a la calle a manifestarnos a gritos contra esa y otras muchas guerras, que unas veces vemos y otras no, porque interesan o no interesan. Porque unas tienen el privilegio (triste ) de que veamos a sus muertos y otras no. Y la tele impasible nos los pone todos los días en la sobre mesa y antes y después.