El frío es tan puro como la ausencia o el silencio, que suele ser casi lo mismo. Está cosido por gélidos hilos de aire y agua, libres de luz, como cicatriz a la alambrada. Al otro lado, la extraña claridad de una lánguida mañana; a éste, unos distraídos
El frío es tan puro como la ausencia o el silencio, que suele ser casi lo mismo. Está cosido por gélidos hilos de aire y agua, libres de luz, como cicatriz a la alambrada. Al otro lado, la extraña claridad de una lánguida mañana; a éste, unos distraídos ojos envueltos en cristal blanco, cubiertos de otoños en la paz de la Armuña.
(Jclp)
El fotógrafo Aitor Mata recogió en los llanos armuñeses esta "cencellada blanca" (*) para los atentos lectores de las "Miradas" que abren SALAMANCArtv Al DÍA (www.salamancartvaldia.es) cada amanecer.
El invierno llama a la puerta del otoño con las primeras heladas de la madrugada.
(*) La cencellada se produce cuando existe niebla o bruma en un aire cuya temperatura es menor a 0 °C, cuando el punto de rocío está por debajo del de congelación