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La mirada poética de Asunción Escribano
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ENTREVISTA A LA ESCRITORA Y CATEDRÁTICA DE LENGUA Y LITERATURA

La mirada poética de Asunción Escribano

Actualizado 08/12/2016
Charo Alonso / Carmen Borrego

Esta mujer llena de amor y humor tiene la ligereza física de un pájaro, la solidez densa de su pensamiento sabio y curtido en la mesa de trabajo

Esa aparente fragilidad azul, esa mirada inmensa e intensa sobre las cosas, esa sonrisa plena? Asunción Escribano parece tocada con el don de la delicadeza, del decir suave, de la tenue quietud de esa levedad que, sin embargo, se sustenta en una de las trayectorias académicas más rigurosas y sólidas de la Universidad salmantina. Decana de la Facultad de Comunicación de la Pontificia, catedrática de Lengua y Literatura Española en la Pontificia, su currículum académico, su innovación investigadora, su fuerza docente y su larga trayectoria poética caben en esta mirada luminosa, intensa y entregada con la que se enfrenta a la tarea diaria de músicas acordadas y silencioso batir de alas.

La mirada poética de Asunción Escribano | Imagen 1-Has afirmado que la poesía es una cuestión de mirada.

-Sí, una mirada quizás no física, transformadora que eleva lo cotidiano a un plano personal distinto. Todos tenemos esa capacidad de plasmación en cauces distintos de la realidad. Para mí la mirada es música, palabra, y la palaba es ritmo, por eso la poesía exige cierto domino del oficio, de ese don de juntar palabras.

-Música y palabra, vivimos el Nobel de Dylan, la muerte de Cohen?

-La voz y la música son las dos claves. Se encuentra la propia voz en la música, esa es la dualidad perfecta, voz y música. El poeta, el artista en general encuentra motivos de creación en todo lo que le rodea. Sabe extraer de la realidad lo que le permite forja una realidad diferente. A mí, por ejemplo, me parece que la fuerza de la creación está en la vida cotidiana.

-Das clases a futuros periodistas, a publicistas? en un momento donde decimos que el lenguaje está maltratado por la rapidez.

-Hay que trabajar a través de la literatura, ahí está la norma. Yo siempre trabajo desde el lenguaje literario, es este lenguaje quien define el resto de la lengua para todo, para el lenguaje periodístico, para el publicitario? La necesidad de leer y conocer el lenguaje literario es básica, desde la poesía popular más seguida por los jóvenes hasta la clásica. Recuerda a nuestro profesor de Latín, Casquero, quien decía que cualquier libro era digno. La poesía, los textos que leen nuestros alumnos son importantes. Luego yo como docente hago experimentos curiosos, les empujo a escribir poemarios, trabajos, mostrar lo que han sentido tras una lectura a través de ensayos que pueden ser líricos, convencionales, o pueden ser poemas, relatos?

-Eres una excelente entrevistadora ¿Cómo lo concibes? Y una gran articulista ligada desde sus inicios a Salamancartv al día.

-Sí, las columnas me permitieron ser libre, escribir sobre lo que me gustaba, sobre lo que yo quería. Un trabajo excelente el de este periódico. Acerca de las entrevistas intento buscar la mirada distinta, lo diferenciador, aquello en lo que no se haya fijado nadie.

-En tu caso siempre que se escribe sobre ti se habla de armonía?

-En todos hay momentos desarmónicos vitales que te descolocan. Aún así es verdad que yo vivo en armonía, en un silencio interior en el que me refugio. Me gusta mucho la soledad.

-Esa soledad sonora que contrasta con el estrépito de la universidad con sus relaciones personales complejas, y más tú que eres la Decana de la Facultad precisamente de comunicación?

-He aceptado con la condición de que sean solamente tres años dedicados a la gestión. Ceo que todos debemos pasar por ese trabajo aunque suponga quitarle tiempo a otras facetas, hay que hacerlo y lo considero una tarea temporal que me obliga a buscar momentos de silencio como por ejemplo en el autobús yendo y viniendo al trabajo, o en los fines de semana, refugiada en eso que tan bien definía Virginia Woolf como la habitación propia, un espacio que no es físico, que es la dimensión de una estancia personal.

Desde el otro lado de la cámara, Carmen ríe mientras nos dice que ella también necesita ese momento de paseo silencioso, de soledad más allá del ruido de los que amamos. Reímos porque imaginamos a la señora decana, bajando del autobús envuelta en alas y silencios dispuesta a encarar el día desde la marabunta de la docencia y de la burocracia de su cargo.

La mirada poética de Asunción Escribano | Imagen 2-Eres una gran investigadora ¿Te gusta la docencia directa?

-Sí, tengo mucha pasión por la docencia, mucha. Mi madre es profesora, siempre le digo que todo lo que hago se lo debo a ella. En mi familia hay muchos docentes. Para mí todos los años es un reto ¿Mi marido, preguntas? Fernando también se dedica a los libros, pero desde la edición, por eso los dos vivimos entre libros, libros y libros.

-El último de tu libros tras La disolución, del 2001, Metamorfosis, Hebra y sutura, la antología poética Solo me acarician alas habla precisamente de tiempos íntimos, silenciosos, en armonía con la naturaleza? ¿Es un libro de poemas o un poemario donde cada pieza forma una unidad?

-Es un poemario, se titula Acorde, y son impresiones muy emocionales que hablan de lo que me gusta. Son poemas a estos momentos de soledad. Acorde viene de cor cordis, corazón? habla de momentos en los que el corazón vibra en la misma frecuencia no solo de otra persona, sino de acuerdo con el mundo. Momentos de armonía en los que vibras en un acorde perfecto.

- Es un libro donde la naturaleza es de una belleza y una sutileza perfectas. Todo esto junto a un trabajo muy riguroso de investigación, de férreo academicismo ¿Cómo lo compaginas?

-Con mucha organización, pero yo estoy a una cosa o estoy a la otra. Cuando trabajo con un artículo, una investigación, estoy en ello. Los tiempos de la escritura se imponen solos, pero no puedo mezclarlos. De todas formas, la poesía es un estado emocional continuado que se alarga en el tiempo y todas las etapas son de creación. Aunque este libro último era especial, todo me hablaba y el periodo de escritura fue inusualmente corto.

-Has sido nombrada Pregonera de la Semana Santa salmantina ¿Cómo lo afrontas?

-El pregón es un subgénero de la oratoria con sus reglas. Tengo que darlo en el Teatro Liceo y durará cincuenta minutos. Lo planteo desde la perspectiva del ensayo lírico y hablaré de la vivencia de la Semana Santa desde mi vivencia.

-En tiempos en los que prima el ataque a las creencias religiosas tú asumes la tuya con una enorme naturalidad.

-Es así, es mi identidad personal. Mi creencia es algo que me constituye como persona. Soy muy respetuosa con los que no piensan como yo pero yo pienso así y vivo así. Se confunde a exposición de la fe con la crítica a personas o sectores. Y no hago una defensa consciente de mi fe, la vivo, y no hablo de la fe en el sentido religioso sino en el hecho de que todo está atado. Tengo la consciencia de que todo y todos los seres humanos estamos unidos por una solidaridad natural. Es una vivencia panteísta, la unidad en todo.

-En todas las religiones hay mística y la mística es fe y literatura.

-Sí, tengo esa percepción de unidad de todo a la que todos pertenecemos. Es como verdaderamente se entiende la mística, una comunión más allá de los ritos. La sensación de unidad que es algo que define mi poesía.

-Hablan de tu escritura como algo íntimo, ligero, fe de vida, fe de amor, humanismo? y estoy de acuerdo pero yo también reivindicaría tu enorme fuerza, intensidad, carácter, originalidad ¿No te cansas de esa visión crítica?

-No. Lo que es, es. Yo escribo independientemente de lo que los demás perciban. Quizás el lector necesita ver esa intimidad, esa ligeza.

"Hice entonces un pacto/con las aves: ser liviano es un don que admite el vuelo". Esta mujer llena de amor y humor tiene la ligereza física de un pájaro, la solidez densa de su pensamiento sabio y curtido en la mesa de trabajo. Se alza, segura y plena en medio de la música de las esferas y nos devuelve el acorde perfecto con el que vibrar en comunión no solo con la poeta de cuidado lenguaje, sino con la exquisita mujer que retrata Carmen Borrego en el cálido entorno de El Alcaraván, anidado frente a los muros sólidos, imponentes de la Universidad Pontificia. Llena de gracia, Asunción Escribano, se despide con su risa de alas. Lo que es, es, resuena en nuestros oídos con un batir de armonía. Plenitud, belleza. Un pájaro que se eleva en el acorde perfecto de su palabra poética: Asunción Escribano.

Charo Alonso

Fotografías: Carmen Borrego

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