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Idolos de barro... Triste final.
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Idolos de barro... Triste final.

Actualizado 07/12/2016
Fermín González

"Tu palabra fue más que una palabra y te hice idolo en mi templo en llamas, donde estaremos hasta siempre? ¡ La muerte! " (Aida Cartagena)

ENTRE PUENTES

IDOLOS DE BARRO ?TRISTE FINAL-

El toreo, es la profesión idónea para representar el tan manido tema del éxito repentino y transmutado de personalidades y ambiciones, seguidas del consiguiente fracaso desolador o incluso redentor, que devuelva al protagonista a su inicial estado de sencillez y honestidad originales. Infinidad de veces hemos visto esta historia, en decenas de ocasiones hemos asistido a las crónicas de perdedores, de toreros que han perdido, la ilusión, el sitio, el valor en que suele consistir el toreo, pero por más que hayamos sido testigos y veamos la misma historia contada una y otra vez, y seamos capaces de vislumbrar diáfanamente por dónde van a ir los tiros, o los "toros", las escenas resultan en ocasiones excesivamente duras para un matador que ha tenido el éxito y el reconocimiento en su carrera, carrera que se niega en reconocer, que está llegando a su final.

Sin duda esto es aplicable, a un buen número de personas, y no menos de personajes públicos, tal como el caso reciente de Rita Barbera, que en mi opinión no supo retirarse a tiempo, su momento había pasado, lo había sido y tenido todo en su ciudad y ante los suyos, su familia sus amigos etcétera. Y sin embargo, siguió y el final, ha sido un lamento, una desgraciada peregrinación, un cansancio y un agotamiento donde, ni el orgullo, es capaz de sostenerte, y, tiene como resultado, marcar cada uno de los golpes que recibes, cómo la cara se vuelve poco a poco irreconocible, cómo las señales, en realidad, como si de un Dorian Gray se tratara, marcas admonitorias que te recuerdan a modo de estigmas todo el daño que ha ido haciendo en esa desmedida carrera hacia el deseo, la ambición, el poder, la influencia, el reconocimiento, incluso en muchos el lujo, el dinero y la fama junto a exceso de responsabilidad, van modificando su aspecto hasta que no queda nada del personaje que conocemos, hasta que el autoproclamado ídolo, temido y respetado por su poder pero también censurado, y criticado por sus semejantes, es devorado en su propio juego de falta de escrúpulos, de derrota, devastación y soledad, mientras que su hermana como ha sido el caso de Rita, el único apoyo que le brinda aunque poco valía su consejo.

Por ello he recurrido al toreo que nos ofrece con claridad una vez más la parábola de los peligros del éxito y de la necesidad de conservar los pies en la tierra y los sabios consejos de quienes nunca juzgaron al ser humano por su éxito o por su dinero, un discurso moralizante que bien puede resumirse en la frase de Oliver Cromwell, hijo de puta donde los haya pero muy sensato en cierta ocasión en la que, preguntado sobre si se coronaría rey de Inglaterra tras el proceso y la muerte de Carlos I, respondió: "uno sólo sube tan alto cuando no sabe a dónde va". Una película que nos recuerda que el cuchillo del fracaso siempre está atento a cortar por donde más duele. Un aviso para navegantes y, sobre todo, para quienes olvidan que en la vida hay otras prioridades por encima del éxito. Un tema que, sirve mejor como metáfora de lo que significa el auge y la caída del ser humano, y de los vicios y peligros que conlleva la primera o de las enseñanzas que nos obsequia la segunda.

Una de las mayores grandezas del toreo: Es, saber elegir el momento de su despedida de los públicos y plazas, en las que, durante un tiempo pudo ser, o fue el héroe, que consiguió vencer al toro y convencer al público. El torero, se resiste a una retirada total de los ruedos, al aplauso, a la emoción, a los trofeos, a colgar su terno grana y oro para siempre, a decir adiós a lo que más quiso y amo en su vida, aunque en no pocas ocasiones esa vida estuviese marcada con dolor, injusticia, incomprensión, responsabilidad e incertidumbre

Los negros nubarrones de cualquier tarde, pueden caer sobre el reaparecido, entonces los que antaño le aplaudieron con frenesí, comienzan a caer en sentimentalismos, las decepciones sustituyen a las esperanzas, y comienzan los silbidos, recriminaciones, insultos y gritos de la plebe.- Vives un momento, horas, días meses, años quizá.- Cuanto más te resistes a interrumpir tu acción, con mayor estruendo acabas.

Lo acabamos de presenciar, una vez más? Tomemos nota? o no?

Fermín González Salamancartvaldia.es (blog taurinerias)

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