Durante muchos siglos, los hombres han luchado por conseguir una serie de derechos que limitaran la arbitrariedad, la tiranía y las injusticias. La lucha por la Libertad y la Justicia llevó a muchos filósofos y pensadores a criticar a las sociedades de su tiempo y a reflexionar-sobre todo a partir del siglo XVI- acerca de la existencia de Derechos naturales de los seres humanos.
Europa fue una avanzadilla en la reflexión sobre los derechos humanos, desde la noción del Derecho de Gentes de Francisco de Vitoria que sentó las bases del Derecho Internacional, hasta la obra de los Ilustrados franceses o ingleses como Rousseau, Voltaire o Locke, el mundo recorrió un largo camino que culminó en el último tercio del siglo XVIII con la Declaración de Independencia de Estados Unidos en 1776 y la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano de la revolución francesa de 1789.
En ambas Declaraciones se acepta con claridad la existencia de unos derechos individuales que afectaban a todos los hombres por el mero hecho de su nacimiento. Entre estos derechos estaban "los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos" (art. 1 de la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789); "el objeto de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión"(art. 2 de la Declaración de Derechos del Hombre); "El principio de toda Soberanía reside esencialmente en la Nación"(art. 3 de la Declaración de Derechos del Hombre); "La libertad consiste en hacer todo lo que no perjudique a otro"(art.4 de la Declaración de Derechos del Hombre). Esta enunciación de derechos universales respondían a las necesidades y expectativas de un grupo social, la burguesía que aspiraba a terminar el dominio político y social que la monarquía absoluta y la Iglesia ejercían sobre la Europa de entonces, nace con ella el mundo contemporáneo.
Ciertamente, la declaración de derechos del hombre y el ciudadano no era tan universal como afirmaba ya que estaban excluidas de ella, las mujeres y los esclavos pero supuso un paso fundamental para Europa y América.
Inicialmente en el combate por los derechos naturales del hombre triunfó el deseo de Libertad, sobre la igualdad y la fraternidad. Con todo, esas Declaraciones de Derechos transformaron políticamente Europa y son la base por ejemplo de la primera Constitución española proclamada en Cádiz en 1812.
A mediados del siglo XIX, el desarrollo industrial y el crecimiento del movimiento obrero organizado en sindicatos y partidos políticos planteó la ampliación de los derechos naturales al poner el énfasis en la igualdad y solidaridad. Para los obreros, solo el derecho a la igualdad económica podía garantizar la emancipación del hombre, por ello reivindicarán tanto el derecho al trabajo, el derecho a la educación o el derecho a una protección social. Al mismo tiempo, otra parte de la sociedad, las mujeres empiezan a organizarse para exigir los mismos derechos políticos que los hombres, eran las llamadas Sufragistas, defensoras de los derechos de la mujer.
La influencia del movimiento sufragista fue considerable e influyó también entre las organizaciones y partidos obreros a través de la Internacional Socialista de Mujeres. Por otra parte, la burguesía liberal se movilizó por la defensa de la igualdad social de las mujeres defendiendo no solo la igualdad entre los sexos, sino la igualdad de derechos dentro del matrimonio y en relación con los hijos.
A principios del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial se hacen efectivos los derechos de voto para las mujeres (USA, Australia, Gran Bretaña, España con la Segunda República en 1931).
A nivel legal, en Europa y América con algunos países de Asia se reconocen los Derechos Humanos aprobados por las Naciones Unidas en 1948, sin embargo, en la mayor parte del mundo esos derechos no solo no son reconocidos, sino que su reivindicación es perseguida. En los países árabes la igualdad entre hombres y mujeres es una utopía, los derechos de los niños son desconocidos en la mayor parte de Africa y Asia y los derechos laborales están ausentes y prohibidos en un gran número de países del mundo. Hoy en día, la lucha por los Derechos Humanos en todo el mundo es la lucha de la Civilización sobre la barbarie.
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