EL ABOGADO SUBJETIVO vs. EL ABOGADO CONSCIENTE

Quiero abrir un debate sobre este asunto. Resulta que me dice un compañero Abogado que él es "muy subjetivo" y que ya seré quien le pare los pies en el Juzgado. Con estas palabras describo una situación en la que intentando que el asunto entre dos clientes fuera llevado por los cauces de la Mediación no logramos alcanzar un acuerdo.

El compañero haciendo suya la visión del cliente, sin dudas, sin matices, emplea los mismos términos que su cliente expresa. Es decir, mi cliente, es un acosador, pues acosa. Cierto que tiene una Sentencia por acoso, pero es un hecho puntual y pasado. Ahora con una orden de alejamiento, al parecer del Abogado sigue acosando, lo que le matizo, pues ahora no se da el caso y le sugiero que diga que fue un acosador, un lenguaje más acorde a los hechos objetivos. En este contexto se desarrolla el diálogo antes expuesto.

Conozco la forma, el modus operandi, conozco Abogados que se mimetizan con el cliente hasta asumir el rol de su cliente de forma tal que interpreta el papel de "yo cliente" con total excelencia, hay pasión y ciencia en su desempeño.

Conozco por otro lado la posibilidad de defender a los clientes desde la objetividad de lo que denominamos "el observador desapegado", una posición neutral de observación consciente de cuanto ocurre en torno a las circunstancias del cliente para poder tener una visión más circular del asunto y menos lineal y parcial que la que se adopta desde la propia posición del cliente.

Para comprender al cliente no hace falta hacerse el cliente.

Para sentir lo que siente el cliente no hace falta hacerse el cliente, ni la emoción, tan solo ponerse en su lugar por unos momentos para posteriormente volver al lugar que nos corresponde como consultores y asesores, una posición neutral y equilibrada que nos permite no contaminarnos emocionalmente.

Para entender la cliente es preciso conocer sus razones pero no convertirse en la razón de sus razones.

¿Cuál es el desempeño correcto?. En la respuesta está la clave. No existe respuesta correcta. No depende de una doctrina o corriente teórica, depende de cada uno, del momento personal y profesional que vive. No podemos desapegarnos y separarnos de la persona que somos para ejercer nuestro trabajo. Somos uno en todo y, pese que nos esforcemos en disimular e incluso ocultar nuestros vicios o defectos o ensalcemos nuestras fortalezas y virtudes, realmente somos lo que somos y un observador perspicaz y observador se dará cuenta.

Por mi parte, desde hace unos años ofrezco una estrategia de representación que pone el énfasis en el protagonismo del cliente en la toma de decisiones. Es lo que para mí representa el Mentoring, trasmitir al cliente los conocimientos técnicos y la experiencia para que sea él el que marque el camino. El: "usted tranquilo, no se preocupe yo me ocupo de todo" me queda muy lejos, propio de una sociedad menos evolucionada y culturalmente más atrasada. Pero es verdad que hay cliente que responden a este patrón y que, educados en un paternalismo desbordado tan sólo quieren personas a su alrededor que les den la razón y tomen la responsabilidad de tomar decisiones por ellos siempre que respondan a sus expectativas, pues en el momento en que no sean cumplidas cambiará de Abogado en busca de alguien que hable su idioma.

Desempeñar la profesión desde uno y otro paradigma no es ya cuestión de escuelas o metodologías, es cuestión evolutiva. La Abogacía también evoluciona por que las personas que se incorporan a ejercer la profesión han evolucionado y no son lo mismo que sus padres o abuelos. En esta evolución e incorporación evolucionada de visiones, misiones y valores al desempeño encontramos una nueva forma de ser y estar en la profesión.

Desde mis años de experiencias en ambos prismas, el tradicional y el evolucionado, términos que empleo aleatoriamente y por pura inspiración, pongo de manifiesto el DECALOGO DEL ABOGADO CONSCIENTE con el fin de seguir profundizando en un debate que a todos enriquece y nos hace más sabios:

1.-El Abogado lo es en la medida de su persona.

2.-La relación Abogado-Cliente es una relación persona-persona.

3.-Cada persona es un mundo imposible de explorar. El cliente también.

4.-El mundo de nuestro cliente es su mapa. El mapa no es el territorio.

5.-El mapa de nuestro cliente necesita más datos para salir de su zona de confort.

6.-Los datos se los suministra el Abogado.

7.-Los problemas son siempre interpretaciones subjetivas del cliente.

8.-La solución siempre está en el cliente, pero no siempre en su mapa.

9.-Ampliando los datos el cliente amplía su mapa y encuentra la solución.

10.-El Abogado es testigo imparcial del proceso de toma conciencia.

I.EL ABOGADO LO ES EN LA MEDIDA DE SU PERSONA

No podemos separar la persona del profesional. La educación, cultura y valores, experiencias y circunstancias las volcamos en nuestra profesión.

II.-RELACION PERSONA-PERSONA.

Si no valoramos al otro como un ser igual lo trataremos con superioridad en la creencia de que por saber soy más que el otro y, hay que tener en cuenta, que quien más sabe del problema es el propio cliente.

III.UN MUNDO IMPOSIBLE DE EXPLORAR.

Pretender conocer lo que se cuece en la cabeza del cliente es un empeño utópico. Debemos dejar que él nos guie, que él nos de permiso para explorar las zonas de su vida en las que podemos encontrar información vital. Sin su permiso poco o nada podemos hacer.

IV.EL MAPA NO ES EL TERRITORIO

Identificar el problema con el mapa que el cliente tiene de él es un error que un estratega no puede tener. Debe sacar información de otras fuentes y conseguir un mapa más detallado.

V.SALIR DE LA ZONA DE CONFORT

Para que el cliente mueva ficha necesita seguridad y la seguridad la puede dar la información, los datos, a veces técnicos y complejos, que requiere el asunto son parte de la pericia del Abogado.

VI.LOS DATOS LOS FACILITA EL ABOGADO.

Si el Abogado acierta con los datos precisos el éxito está asegurado en un alto porcentaje, pues ya sabemos que aunque tengamos la razón, además de saberla defender, nos la tienen que dar.

VII.EL SUBJETIVO CONCEPTO DEL CONFLICTO

Si nos quedamos en la historia que nos cuenta y no trascendemos la posición y los intereses del cliente no encontraremos las necesidades que pretende cubrir con el conflicto y de esta forma mal le podemos ayudar, tan solo seremos un "alter ego".

VIII. EL PODER DEL CLIENTE

O confiamos o no en el cliente. Se trata de trasladar el poder, antes siempre fue del todopoderoso experto que sabía lo que había que hacer, lo hacía y se alcanzaba con el triunfo apoderándose incluso, mediante el lenguaje, del éxito conseguido. Trasladarlo digo al cliente, empoderarlo y acompañarlo a buscar el éxito.

IX. AMPLIAR LA VISION

Tan solo tenemos que acompañar al cliente en la confección de un nuevo mapa para qué tome conciencia de cuanto le falta y le sobra y el mismo encontrará la salida.

X. EL TESTIGO CUALIFICADO

Es entonces cuando el Abogado tan solo representa el papel de testigo de lo que el cliente hace y dice.

Seguro que a más de uno ya le ha surgido la respuesta reactiva, inconsciente y previsible de "MUY FACIL DECIRLO, PERO TODO ESTO ES MUY DIFICIL."

Cuando me encuentro con situaciones como estas, DIFICILES, siempre sonrío, pues se conscientemente que es la nueva ruta, pues el otro, el fácil, es el viejo camino tantas veces transitado y por ello ya senda facilona y simple a la que nos hemos acostumbrado.

Bienvenidos por tanto a un debate en el que encontraremos sabiduría y crecimiento.

SIEMPRE ADELANTE.