Qué está pasando en Francia?

Francia, ese país vecino y amigo que nos apoyó en los días aciagos del Franquismo y desmanteló gran parte de los terroristas de ETA pasa por un momento difícil que se está reflejando en las elecciones primarias para las presidenciales que tendrán lugar el próximo año.

El avance sustancial de Marie Le Pen y su partido el Frente Nacional, heredero de la vieja derecha fascista francesa supone un peligro para la estabilidad del régimen republicano y sus importantes avances sociales.

El problema de la Francia de hoy es que tiene tres importantes crisis que la asemejan a España, una crisis política acentuada por la escasa credibilidad ciudadana hacia sus políticos, una crisis económica que revela el grave problema del mantenimiento del Estado de Bienestar y las conquistas sociales alcanzadas en los últimos 30 años y la más destacada desde mi punto de vista, una crisis de identidad nacional, en cierto modo, solo en cierto modo, pareja a la española, que se refleja en una posición cada vez más marginal tanto a nivel europeo, como mundial. Su papel en la Unión Europea es cada vez menor por el empuje alemán y su aislamiento político a nivel internacional devalúa su influencia.

La actual crisis política en Francia tiene el mismo origen que en España, la desautorización ciudadana del sistema político y de sus élites. Desde finales del siglo XIX y a lo largo del XX, el francés sabía muy bien qué le diferenciaba de los demás: el laicismo, la escuela pública neutra, los llamados valores republicanos, el potente Estado que controlaba la energía, los ferrocarriles, las comunicaciones y se extendía con una administración poderosa por todo el país.

La Administración pública francesa constituía una salvaguarda para los grupos sociales más necesitados, controlaba un sistema educativo que difundía las bondades del sistema, generaba además un abundante empleo y mantenía una presencia internacional destacada. Los franceses estaban orgullosos de su régimen centralista republicano muy estable frente a la crónica inestabilidad italiana, las dificultades belgas y la misma división de Alemania. Hoy en día el panorama es muy desalentador, la ausencia de reformas administrativas y políticas está colapsando la administración, incapaz de resolver la crisis económica y el aumento del paro sobre todo juvenil, mientras las dificultades de integración de las minorías provocan descontento y disturbios que hacen crecer los votos para el Frente Nacional.

Si el presidente , el socialista François Hollande tiene hoy una tasa de aceptación del 1 %, la más baja de la historia de un presidente, su enemigo político de la derecha gaullista no anda mucho mejor, la impopularidad de Nicolas Sarkozy es tan notoria que su intento de ser elegido candidato en las primarias de la Derecha francesa se convirtió en una estrepitosa derrota al quedar descolgado de la carrera presidencial frente a su antiguo primer ministro el duro François Fillon.

Los jóvenes franceses golpeados por la crisis económica con el paro como alternativa han dado muestra de inquietud y rechazo por el marasmo político con concentraciones en la Plaza de la República durante varios meses, sin embargo, no han encontrado una alternativa en el sistema político ya que la izquierda sindical y neocomunista que apoyó las concentraciones no ha dado respuestas satisfactorias a sus demandas y no ha aparecido un nuevo grupo político que pudiera encauzar las protestas como ocurrió en España.

La alternativa del Frente Nacional, despojado con habilidad de sus vestigios fascistas por Marie Le Pen, está creciendo electoralmente y muy posiblemente en la segunda vuelta de las presidenciales francesas la encontremos compitiendo contra el duro conservador, candidato de los Republicanos François Fillon. El Frente Nacional reúne a los descontentos con un sistema político fosilizado, incapaz de reformarse, a los golpeados por la crisis económica, obreros, clases medias y agricultores, a los que desean una Francia fuerte frente a Alemania y a todos los contrarios de la globalización. La alternativa que cuenta con más posibilidades no es la socialista muy desprestigiada, sino el programa de François Fillon, una propuesta fuertemente conservadora, liberal en lo económico, conservadora en lo social y nacionalista en el campo internacional.

Cuáles son las razones de esta desafección ciudadana a un sistema que no ha sufrido ninguna convulsión desde 1968?, entre las razones destaca el envejecimiento del sistema político, el alejamiento de los partidos de la ciudadanía y sus demandas, el agotamiento del Estado de Bienestar y la ausencia de reformas, que lo hagan viable de nuevo, la crisis del sistema educativo, en otro tiempo uno de los mejores de Europa, los problemas de integración de colectivos musulmanes y minorías gitanas acrecentados por las consecuencias de la crisis económica y el impacto de los nuevos emigrantes, sin olvidar el miedo al yihadismo. El panorama en consecuencia no es muy halagüeño, mientras la ira ciudadana crece por toda Francia.