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El CSA Aldea anuncia que seguirá apostando por un espacio abierto para el intercambio de libros
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COMUNICADO

El CSA Aldea anuncia que seguirá apostando por un espacio abierto para el intercambio de libros

Actualizado 26/11/2016
Fran Domínguez (CULTORO)

CIUDAD RODRIGO | Fueron miembros del propio Centro los que descubrieron los libros ardiendo

El Centro Social Aldea de Ciudad Rodrigo emitió un comunicado en la mañana del sábado a modo de reflexión sobre el incendio acaecido la pasada madrugada en el interior de la Bibliocaseta, el espacio impulsado desde el propio Centro en los aledaños del Parque de La Glorieta.

En ese comunicado (que reproducimos íntegro a continuación), expresan que se niegan a que ningún espacio de Ciudad Rodrigo "quede marcado con el sobrenombre de 'espacio de ignorancia', porque es un hecho aislado cometido por alguien que, al no querer comprender, al no querer tolerar, responde destruyendo".

Por ello manifiestan que, tras este hecho "luctuoso e injusto con la cultura", seguirán "en el empeño de que exista un espacio abierto, con libertad de que, quien quiera, siga depositando los volúmenes que considere". Éste es el comunicado íntegro:

Eran aproximadamente las tres de la madrugada cuando el destino quiso que varios miembros del Centro Social Aldea, pasaran con un coche por delante de la Bibliocaseta situada en la Glorieta del Árbol Gordo. Uno de nosotros notó, desde fuera, que algunos de los libros estaban colocados de una manera extraña e insistió en parar. Al abrir la puerta lo que menos nos esperábamos encontrar era una escena como venida de otros tiempos: un montón de libros dispuestos a modo de pira Inquisitorial ardiendo. Inmediatamente llamamos a los bomberos y en apenas diez minutos, solícitos, llegaron para apagar el fuego. Que alguien nos corrija si no es cierto que se trata de la primera vez que en nuestra ciudad tienen que atender una llamada de socorro para apagar un incendio intencionado en una biblioteca.

Mentiríamos si decimos que al escribir este comunicado ya se ha ido de nuestras manos el olor a libro quemado, un olor extraño, y también mentiríamos si decimos que sabemos encajar o dar una explicación a este hecho tan luctuoso e injusto con la cultura. En Berlín, hay espacio que popularmente se conoce como la "Plaza de la Ignorancia" (la famosa Bebelplazt) porque, como síntoma del embrutecimiento irracional previo a la Segunda Guerra Mundial, las juventudes hitlerianas quemaron veintemil ejemplares provenientes de la biblioteca aledaña. No queremos que nuestro pueblo tenga un recuerdo tan ignominioso y tan deplorable como este y ojalá entre todos lo podamos borrar de nuestra memoria esta noche. A nosotros, como a todos los mirobrigenses sensibles con el progreso y con el deseo de cambiar un mundo injusto a través del diálogo, la educación y la cultura, nos encantaría poder seguir diciendo que Ciudad Rodrigo es un bello lugar donde no se queman libros, sino que se crean bibliotecas, donde tienen cabida proyectos que surgen desde la comunidad con la mejor intención: la de encontrarnos, la de proyectarnos como una sociedad ejemplar. Nosotros nos negamos a que ningún espacio en Ciudad Rodrigo quede marcado con el sobrenombre de "espacio de ignorancia", porque es un hecho aislado cometido por alguien que, al no querer comprender, al no querer tolerar, responde destruyendo.

Somos conscientes de que la Bibliocaseta ha cumplido una gran labor y una gran función. La circulación de libros ha sido diaria, fluida y correcta desde el día que se abrió. Por eso seguiremos en el empeño de que exista un espacio abierto, con libertad de que, quien quiera, siga depositando los volúmenes que considere, ya sean grandes clásicos, o novela de serie B, grandes tratados sobre los viajes de ultramar o Farenheit 451, libros divertidos y libros aburridos. No se han quemado cien o doscientos libros, se ha quemado el gesto desinteresado de ciudadanos anónimos que han ido construyendo este proyecto. Marcos Ana, poeta salmantino que murió hace dos días, encontró en su largo encierro en prisión durante la dictadura en la literatura y la poesía una vida de escape. Y dijo: "Si salgo un día a la vida/ mi casa no tendrá llaves:/ siempre abierta, como el mar,/ el sol y el aire". Seguiremos con el empeño de que nuestra biblioteca no tenga llaves que la clausuren y la aparten de nuestro día a día, porque no hay mechero que queme nuestros sueños.

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