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Las Memorias del Franquismo. Sobre la manipulación de la Dictadura de Franco
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Las Memorias del Franquismo. Sobre la manipulación de la Dictadura de Franco

Actualizado 15/11/2016
Miguel Ángel Perfecto

En los últimos años sobre todo a partir de la formación de las Asociaciones de la Memoria Histórica y la aprobación de la Ley de la Memoria histórica se ha abierto un debate que se ha ido polarizando enormemente y dividiendo a parte de la sociedad española.

Las afirmaciones sobre la república, la guerra civil y el franquismo se han convertido en armas de combate cuerpo a cuerpo, mientras unos, en el ámbito de la derecha social y política se manifiestan sobre la inevitabilidad de la guerra civil ante el fracaso de la Segunda República, sometida a un supuesto golpe comunista, otros subrayan el carácter antidemocrático del golpe militar y se centran en sus consecuencias: una cruel dictadura dirigida por el general Franco que duró 40 años.

En un reciente libro escrito por algunos de los mejores historiadores españoles: Cuarenta años con Franco se dejan definitivamente claras algunas cuestiones sobre la guerra civil, en primer lugar, que la guerra civil se produjo porque el golpe de estado militar no consiguió derribar al régimen republicano a causa de una resistencia popular importante y amplia, militar y civil; en segundo lugar, la razón de la larga permanencia de la dictadura tuvo que ver con la gran represión y una cultura excluyente, ultranacionalista, vinculada con el fascismo, pero también con el apoyo fundamental del ejército y el apoyo explícito de la Iglesia católica; en tercer lugar, el contexto internacional de guerra fría favoreció claramente al régimen franquista hasta el final, en cuarto lugar, la dictadura franquista tuvo amplios apoyos sociales y económicos en todas las regiones de España, incluyendo por supuesto Cataluña y País Vasco, por parte de una burguesía y un pequeño campesinado que defendía el orden y la autoridad, la familia tradicional, el capitalismo subvencionado por el Estado y el rechazo más absoluto a las ideologías obreras y a sus asociaciones sindicales consideradas antinacionales.

Este régimen dictatorial supo utilizar la escuela y los medios de comunicación para un adoctrinamiento permanente que repetía la consigna de que todo lo bueno se debía a Franco, "caudillo de España por la Gracia de Dios" que se había sacrificado por España.

Los años del desarrollismo en los años 60 han sido utilizados por la derecha social y política como el argumento base para presentar a Franco como el modernizador del país y el que prefiguró la democracia.

Semejante falsedad olvida la enorme ignorancia económica de Franco, causante de la pobreza extrema de la postguerra por la imposición de la autarquía económica, e ignora que el crecimiento económico español posterior tuvo que ver con la inversiones extranjeras en España, el turismo y los envíos masivos de los emigrantes españoles en el extranjero, sin olvidar, la ausencia de derechos laborales y el bajísimo nivel salarial del país, estas son las verdaderas causas del desarrollismo a partir de los años 60 del siglo pasado.

Algunos seudohistoriadores enlazan la transición democrática con la dictadura de Franco en un intento por lavar las consecuencias de un periodo terrible en la historia de España y para ello utilizan la designación de D. Juan Carlos como futuro rey de España.

Lavar la represión de 40 años con ese argumento es de una pobreza extrema porque la monarquía antidemocrática que defendía Franco no tiene nada que ver con la monarquía parlamentaria actual.

La transición fue el producto del desgaste y la división del régimen franquista, aislado del mundo occidental a mediados de los años 70 del siglo XX, de los cambios sociales producidos por la reindustrialización del país con una clase media emergente, del abandono de la Iglesia católica al franquismo, del abandono de los franquistas más moderados que admitían la imposibilidad de continuar con la dictadura, una vez muerto Franco, pero también del empuje de la clase obrera emergente y de los estudiantes, profesores e intelectuales que lucharon en los partidos y sindicatos clandestinos a favor de construir un régimen democrático sin exclusiones para los españoles.

La transición democrática no fue, en consecuencia, la heredera de la dictadura, sino un periodo muy difícil y sangriento de cambio político y social que nos enseñó a amar la democracia como demostraron los cientos de miles de españoles en la gran manifestación por la democracia tras el intento de golpe militar de 1981.

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