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Es hora de ponerse a la tarea
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Tomás Durán, Vicario de Pastoral

Es hora de ponerse a la tarea

Actualizado 12/11/2016
Redacción

Experiencia familiar en el seno de la Iglesia

Una de las imágenes más bonitas para expresar el misterio de la Iglesia es la de "familia de Dios". Así lo señala el Concilio Vaticano II, en la Constitución Lumen Gentium, la Iglesia como "casa de Dios en la que habita su familia, habitación de Dios en el Espíritu (Ef 2, 19-22)?" (LG 6).

En nuestra sociedad la Iglesia es vista, en determinados ambientes, como una gran empresa que tiene unos servicios que dispensan unos funcionarios de lo sagrado. Así es tratada en nos pocas ocasiones. O como una gran oenegé que realiza tareas sociales y de solidaridad y de caridad a los colectivos más vulnerables. Hasta es reconocida, en ocasiones, como organización, casi perfecta, con su jerarquía al mando y un pueblo de fieles que son como súbditos que obedecen.

Sin embargo, ¡qué hermoso es verla como familia de Dios! El Padre nos ama; el Hijo hace de hermano mayor; reunidos por el Espíritu Santo que nos alienta el amor a todos. Familia unida por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. A esta gran familia entramos a formar parte de ella por el Bautismo que nos hace hijos de un mismo Padre, hermanos en Jesús y herederos de las promesas del Espíritu Santo. Es un gozo poder vivir esta experiencia familiar en el seno de la Iglesia.

Reconocida y vivida así, en la Iglesia cada uno de nosotros tenemos un don y una tarea, nacidos del Bautismo. Unos son sacerdotes para representar al Señor; otros son laicos para transformar el mundo en el Reino de Dios; y otros son hermanos de la vida consagrada para evocar el mundo nuevo que el Señor traerá cuando vuelva y enjugue todas las lágrimas. Todos somos iguales en dignidad y diversos en tareas. Y todos somos familia de Dios que acogen juntos un mismo amor, comparten juntos una misma comunión y sirven juntos una misma misión. No hay primeros y mayores, sino todos servidores los unos de los otros.

Por eso la Iglesia en la Diócesis, en los arciprestazgos, en las parroquias, en los institutos religiosos, comunidades, movimientos, cofradías?., somos una gran familia CONTIGO. Sí, contigo que eres sacerdote, o catequista, o monje o monja contemplativa; contigo que cantas en el coro de la parroquia, o eres miembro de una delegación diocesana; contigo que eres voluntario de Cáritas o cofrade del Santo Cristo de tu pueblo; contigo que eres el que tocas en el campanario de tu pueblo o eres del Obispo de una Diócesis; contigo que eres un padre de familia cristiana o participas en la Asamblea diocesana; contigo que vas a recibir la Primera Comunión o eres novio o novia que te preparas para el sacramento del Matrimonio?..¡Somos una gran familia contigo!

Conocida y vivida así la Iglesia nos llena de alegría a todos. Cada uno tenemos el amor del Padre y una misión que cumplir. Todas igual de importantes e imprescindibles. Esta experiencia la hemos querido vivir en nuestra Diócesis de Salamanca con la Asamblea diocesana que acabamos de terminar. Contigo la hemos querido hacer y en ella lo que tú has aportado ha servido para buscar caminos de renovación espiritual, pastoral y de renovación de las personas, comunidades e instituciones. Ahora que comienza la tarea de aplicarla lo hemos de hacer como familia diocesana y para ello contamos contigo. Es hora de ponerse a la tarea.

Tomás Durán Sánchez, Vicario de Pastoral

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