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Cristianos unidos
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Cristianos unidos

Actualizado 04/11/2016
Juan Robles

Hace ya más de cien años, empezó a sentirse vergüenza por las rupturas y separaciones entre las diversas denominaciones cristianas, y surgió un movimiento dispuesto a orar y trabajar por la unidad de todos los cristianos. Comenzó a llamarse Ecumenismo. En esa marcha general hacia la unidad, se dio un paso gigantesco al interior de la Iglesia Católica con la promulgación del Decreto "Unitatis redintegratio", La reconstrucción de la unidad, del Concilio Vaticano II.

En aquel momento se vivió con gran optimismo y esperanza del inevitable avance por los caminos de la unidad. Pero después los pasos fueron lentos y en ocasiones casi desesperantes. Aunque se ha seguido trabajando en aquella dirección. Yo mismo formo parte de una Asociación Ecuménica Internacional, la International Ecumenical Felloship (IEF) o Amistad Ecuménica Internacional, que precisamente nació en Salamanca por iniciativa del destacado ecumenista mundial D. José Sánchez Vaquero y una inquieta ecumenista anglicana de la Gran Bretaña, la señora Flora Glendon. Precisamente esta asociación tiene previsto celebrar en Wittenberg, Alemania, el próximo verano, juntamente con las organizaciones luteranas, el 500 aniversario de la declaración protestante por su promotor el fraile agustino Martín Lutero.

En medio de ese dificultoso avance hacia la unidad de los cristianos, se ha realizado ahora el milagro provocado por el Papa Francisco y la Federación Luterana Mundial en los pasados días 31 y 1 en las ciudades de Lund y Malmö en Suecia, precisamente para conmemorar conjuntamente los 500 años de la proclamación de Lutero. La conmemoración central tuvo lugar el día 31 y constó de dos partes: una celebración de tipo oracional en la catedral de Lund, y una celebración más abierta y festiva en el estadio de Malmö.

En los dos encuentros se firmaron sendos acuerdos que marcan la ruta y señalan los compromisos comunes para el próximo futuro. Del documento firmado en la catedral de Lund se ha dicho que es "uno de los logros más importantes del ecumenismo". La afirmación clave del documento, titulado "Del conflicto a la comunión", la constituye, en modo de compromiso, el siguiente aserto: "Nos comprometemos a superar todos los obstáculos que impidan nuestra total unión".

La firma del acuerdo daba conclusión a un ambiente de autoridades e imágenes que hablaban tanto y más que lo escrito: Al comienzo de la celebración, el Papa Francisco caminaba por la nave central de la Catedral de Lund, junto al Presidente de la Federación Luterana mundial, detrás de la Primera mujer que es Arzobispo de Upsala, imagen que llevaba a los más conspicuos a tomar conciencia de un verdadero milagro. En la marcha participaban también el obispo de Lund, el Obispo Católico Romano de Estocolmo, y el encargado del ecumenismo en la Iglesia Romana el Cardenal Koch. Estaban presentes representantes de iglesias luteranas, anglicanas, ortodoxas y protestantes.

La segunda celebración tenía lugar en el estadio Malmö Arena y fue una celebración de carácter más cultural y festivo. Esta celebración, abierta a todo el pueblo de Suecia, concluía también con la firma de un documento de colaboración de tipo práctico. De hecho el documento fue firmado por los dos organismos que tienen encomendada la asistencia a los sectores más desfavorecidos: Caritas Internacional por parte de la Iglesia Católica y el organismo correspondiente de las Iglesias Luteranas.

Previamente a la firma, fueron expuestas por diversas personas algunas reflexiones sobre los principales problemas que está enfrentando el mundo en los cuatro continentes que no están tan favorecidos como Europa. Dos discursos del Papa y del Secretario general de la Federación Luterana Mundial, Martin Junge, ambos en castellano, fueron pronunciados en la catedral de Lund, y otros dos, como respuesta a lo que se había escuchado sobre las necesidades mundiales, fueron el momento cumbre de la segunda celebración.

Curiosamente, y de modo llamativo para nuestros ambientes, el acto se cerró con las palabras del Primer Ministro de Suecia Stefan Löven, un cristiano comprometido, que habló del problema de los refugiados en Europa y cómo darles respuesta desde los gobiernos europeos.

El camino ecuménico está abierto, la ruta está marcada. Ahora toca seguir y cumplir los compromisos asumidos. Si las Iglesias se unen, la unidad de los pueblos y de los sectores sociales, estarán también más fácilmente en el camino de la unidad y de la fraternidad, en favor, sobre todo, de los grupos más desfavorecidos.

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