Hace tiempo que el tema de la adicción al móvil ronda en mi cabeza. Creo que ya es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad.
Cada día los niños tienen su primer teléfono móvil a edad más temprana. Los padres quieren saber de su vida, dónde están y con la excusa de estar en contacto, se lo regalan.
Estas líneas están escritas para reflexionar sobre el uso exagerado.
Son muy pocas las personas que carecen de él, incluso algunas tienen varios, el de trabajo y el personal. Las compañías telefónicas han contribuido al uso desmesurado, regalando los aparatos y ofreciendo tarifas irresistibles.
A lo largo del día se pasan muchas horas delante del teléfono. Si se quiere comprobar cuanto tiempo utilizamos podemos estar un DIA SIN USAR EL MÓVIL. La sensación es que tienes tiempo para realizar muchas cosas que el día anterior no podías.
Las redes sociales, y el envío de Whats App, están generando grandes problemas en las relaciones humanas. Es muy triste estar sentado en una cafetería o un restaurante y observar las mesas rodeadas de gente y cada persona está utilizando su teléfono. Están en el mismo espacio, pero están muy lejos uno de otro. Algunos se mandan mensajes estando sentados juntos.
Si viajas en un transporte público y echas una ojeada, te encontrarás el mismo panorama. Todos los viajeros están enchufados a las pantallas. ¡Cuantos paisajes desperdiciados!, ¡Cuántas oportunidades de conocer a personas maravillosa! ¡ Cuántas conversaciones interesantes perdidas!
Los adolescentes no pueden vivir sin usar las redes, están continuamente enchufados a ellas y está generado conflictos muy graves en las relaciones familiares y en los centros escolares. Cada día más padres son conscientes del problema de adicción que tienen sus hijos y acuden a consulta psicológica para tratar la adicción.
Algunos padres restan mucha atención a sus bebés e hijos pequeños por el uso del móvil, desperdician muchos momentos de juego en común, lectura de cuentos, horas de parque, aunque algunos les llevan, pero están con el en la mano y no hacen caso a sus hijos.
El uso en el trabajo también es exagerado. En ocasiones acudes a una oficina y tienes que esperar a ser atendido hasta que el trabajador termine de chatear.
Estas son algunas consecuencias del uso exagerado del teléfono móvil. Por eso si se quiere hacer un buen reconocimiento de nuestro estado con respecto a esta situación, podemos probar a estar un día sin móvil y observar como nos sentimos, si nos genera ansiedad, nerviosismo o por el contrario observamos que nos está regalando mucho tiempo para ocuparlo en otras actividades.
Ya que existen días para todo, propongo desde estas líneas que cada persona se adjudique EL DÍA SIN MÓVIL y que observe los beneficios para la salud física, mental y social.
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