Hemos de reconocer la ingeniosa definición de sociedad corrupta recogida en el periódico brasileño "La Folha de Sao Paulo" del 15 de septiembre, pero no por ello debemos dejar de leer el periódico del día 16 en el que el acusado Lula da Silva desafía a qu
Luego les explico a qué es debida esta información, pero ahora no nos vamos a sustraer de la belleza del idioma portugués para señalar literalmente las palabras de Lula: "prova uma corrupçao minha que irei a pé preso" (posible traducción: prueben la mínima corrupción e iré voluntariamente a la cárcel). Esto lo puede decir más alto, por supuesto, pero no por ello cambiará el veredicto de una parte importante de la población brasileña: "Lula es culpable". Sería una sorpresa mayúscula a estas alturas del telediario que ese gran número de personas, harta de escuchar la pena, al final tuviera que admitir todo lo contrario.
Sobre Lula ha crecido y corrido tal bola de nieve que, aunque intente salir al camino a detenerla, es casi imposible que ésta no se lo lleve por delante. Sin embargo, es admirable ver al veterano político defenderse de las acusaciones a la vez que defiende al gran mito que es su persona, una ilusión que se comenzó a construir hace ya tres décadas, y sobre todo lo más importante, verle amparar a su familia: "Quer me investigar, me investiguem. Quer prestar depoimento (declaración), me chame. Só que sejam (sean) honestos comigo, respetem a dona Marisa" (su esposa).
En estos días el fuego se ha avivado con más virulencia que nunca por la denuncia del procurador en la "operaçao" Lava Jato y su posterior admisión a trámite por el juez Sergio Moro, una denuncia que hasta incomoda al circunstancial presidente Temer por la diáspora de la propagación, un hecho que puede suponer la "quema" de miembros de su propio entorno político.
Ahora les explico a qué es debida esta información, pues con toda razón dirán si no es bastante con las semanitas que hemos tenido en nuestro país con los restos del cometa Soria o esa especial lectura que de su situación hace doña Rita, quien da mayor importancia a un partido que a las propias instituciones (dimite del PP y no del Senado), o las peticiones de inhabilitación y cárcel a repartir entre Griñán y Chaves, entonces, decimos, si no es bastante todo ello y lo aparcado en contenedores, a qué es debida la información sobre Lula. Lo diremos aparte.
En primer lugar, porque estamos pasando unos días en Sao Paulo, y aunque no estamos desasistidos de informaciones sobre la política de nuestro país -sabemos de la victoria de Feijóo y Urkullu y opinamos que por razones de corruptocracia no creemos sean extrapolables sus resultados a la política nacional; en el primer caso, recuérdenlo, la corrupción más aireada se limita a la del electricista de la catedral de Santiago y en el segundo caso, Euskadi, Rajoy "ni tocó pelo" en la anterior legislatura (perdonen el vulgo)-, sin embargo, tirando de refranero, como "donde fueres haz lo que vieres", es casi una obligación observar y mostrar respetuosamente el calor político que por aquí se vive.
En segundo lugar, porque estamos convencidos de que viajar es importante y, a falta de posibles, es una suerte tener familia por estos lares y poder comprobar in situ ese dicho tan nuestro de que "en todos los sitios cuecen habas". Y dicho esto, para sacar el mayor provecho al viaje, no debemos limitarnos a mirar o contemplar, sino a observar con detenimiento cuanto encontramos a nuestro alrededor y de esta manera no contarlo después de manera trivial; o mucho peor, contarlo de manera engañosa, tal como esos nadadores que salieron de Río de Janeiro tras las Olimpiadas con aquella mentira de haber sido víctimas de un atraco.
Nuestra intención es disfrutar de la diversidad cultural de Sao Paulo, que en algunos casos es peor y en otros mejor que la de nuestro país u otros países que hemos conocido. Y de lo que sea peor quizá sea transitorio, pues Sao Paulo es una gran urbe, casi veinte millones de habitantes en constante evolución, a la que, bien administrada, se le puede augurar un boyante futuro.
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