Empiezan a organizarse grupos a favor de la virginidad, bien antes del matrimonio, bien durante toda la vida. Ya lo habían hecho las instituciones que exigen el celibato desde hace siglos.
Es una reacción contra la presión de los valores dominantes propios de esta sociedad de consumo y liberalismo duro, que han descubierto que la liberación sexual no es un peligro para sus intereses. Durante mucho tiempo los poderosos e incluso el movimiento obrero fue puritano, los primeros, porque estaban muy unidos hipócritamente al poder de las Iglesias, y los segundos, porque habían interiorizado la moral judía y cristiana, que ubicaba la sexualidad en el las partes bajas del cuerpo, declarándola el mayor peligro para la salvación del alma.
Hoy día la mayoría de los creyentes y no creyentes tienen una moral y conducta sexual bastante semejante en materia de sexualidad, muy alejada de la jerarquía católica y algunos grupos cristianos muy beligerantes no son fundamentalistas y participan de las libertades de nuestro tiempo. También en ellos hay una gran influencia de la ideas y nuevos mitos sobre la sexualidad que esta sociedad de mercado y consumo nos ha traído.
Las minorías que defienden de manera beligerante la virginidad (hablan de orgullo frente a los demás supuestos pecadores, etc.) están muy acosadas en nuestra sociedad, que suele responder con mofa o desprecio antes estas manifestaciones. Justo lo contrario de lo que pasaba hace décadas con las personas (especialmente si eran mujeres) que tenían actividad sexual antes o fuera del matrimonio heterosexual.
Las mayorías, con no pocos profesionales mal formados, defienden nuevos mitos sobre la sexualidad, confundiendo una práctica saludable y muy placentera con el mito de que la actividad sexual es una condición necesaria para la salud, confundiendo placer con bienestar o felicidad, etc. Como es sabido, demasiados intereses comerciales mueven el consumo sexual, como un producto más de mercado: publicidad sexuada, productos de todo tipo, venta y compra directa de actividad sexual, asociación de drogas y actividad sexual, etc.
Nosotros creemos que cada persona debe ser dueña de su vida sexual y amorosa, viviéndola de forma saludable y ética. Saber que es una dimensión de nuestra libertad (siempre tan condicionada) sobre la que podemos y debemos tomar decisiones. ¡Ojala lo hagamos con libertad y conocimientos alejados de los viejos y los nuevos mitos! Libertad para los que tienen motivación y razones para tener actividad sexual y también, de igual modo, para los que están motivados y tienen razones para no tener actividad sexual temporalmente o de por vida. La sexualidad está en el reino de la libertad y no es inteligente ser víctimas de viejos o nuevos mitos.
Si hay conocimientos y condiciones para la libertad, corresponde a las personas ser virgen temporalmente o de por vida, tener relaciones con una persona o con varias, casarse o no casarse, divorciarse o no, etc. La libertad es el derecho a la diversidad de biografías sexuales y amorosas. Mejor que el orgullo por una cierta superioridad y la falta de respeto a las diversidades es la autoestima y el respeto al otro.
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