Las tardes de toros en la Glorieta se encarga de recordarnos que la música es el arte que mejor concuerda con una faena destacable
Lo lleva haciendo en La Glorieta desde hace doce años. Es allí, en la andanada de sombra donde la Banda se hace más visible ante un mayor número de personas. Que te escuchen siete u ocho mil personas no es moco de pavo. Pero la Banda de Alba de Tormes, dirigida por Mario Vercher Grau, no es solo pasodobles, que los interpreta de forma sobresaliente. La Banda tiene una historia detrás llena de éxitos en conciertos por toda España y en lugares tan emblemáticos como Las Ventas o el Palau de la Música de Valencia. Luce premios en certámenes internacionales y nacionales y posee una amplia discografía en el mercado, tema este desacostumbrado en bandas de este tipo. Su música se escucha hasta en Japón, donde a través del sello RNE se distribuyen discos en los que interviene esta formación musical.
Las tardes de toros en la Glorieta, ya digo, se encarga de recordarnos que la música es el arte que mejor concuerda con una faena destacable. La banda sonora del pasodoble en una gran faena o en un momento espléndido de la lidia, nos hace degustarlo mejor y abrocha el toreo como un acontecimiento más exquisito y esplendoroso.
El año que viene cumplen 25 años de historia. Alguien debería reconocer públicamente su aportación a la fiesta de los toros en esta ciudad.