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Conciertos y casetas...la otra feria
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POR CHARO ALONSO

Conciertos y casetas...la otra feria

Actualizado 15/09/2016
Charo Alonso

Patxi Leiva no solo despliega sus acertadas letras, sino que se ha sabido acompañar de uno de los músicos más originales, el bajista Pepe Seven

La calle en Salamanca tiene cualidad de lugar de encuentro a despecho del frío, el cansancio y hasta de rincones bellos donde empinar ese vino, esa caña, ese momento compartido al abrigo de la piedra dorada. La calle en Salamanca está llena de sorpresas, de encuentros y de huecos en los que cabe todo, hasta un equipo de sonido y dos músicos de fuste que no solo convocan a los amigos que conocen y corean sus letras, sino a los paseantes que descubren a un cantautor inusual, Patxi Leiva.

Fuera de la programación oficial -muy volcada, afortunadamente, en grupos salmantinos- y con el concurso de los hosteleros de la Feria de Día, los conciertos de las casetas son un ejercicio de valentía. Valientes los hosteleros, valientes los músicos capaces de montar su chiringuito en plena calle entre vasos de plástico y cables, con un escenario a pie de público, dedicados a cantar y tocar en la proximidad más cercana con unos espectadores primero sorprendidos y luego, absolutamente entregados. Hay que tener torería y valor para tocar en la calle, y un carisma tremendo para ganarse al paseante, pero a estos dos músicos de fuste les sobra oficio y gracia para hacerse inolvidables. Todo un hallazgo aunque ha tocado ya en Salamanca, el músico catalán Patxi Leiva no solo despliega sus acertadas letras, su entrega en el escenario que no existe, sino que se ha sabido acompañar de uno de los músicos más originales, bregado y capaz del panorama salmantino, el bajista Pepe Seven. Ambos, casi como una pareja de humor de las películas norteamericanas, no solo cantan, tocan? hacen todo un espectáculo convocando al público, riendo, haciéndose bromas constantes en un diálogo perfecto que no solo lleva detrás ensayo y empatía, sino afecto y admiración personales.

De padres andaluces, habitante de la misteriosa Andorra, músico entregado a causas a las que enfrenta con ritmo, alegría y mucha paciencia, Patxi Leiva es de esos músicos increíbles capaces de tocar en el Liceu de Barcelona y después, bajar a la calle para hacer bailar a un público fascinado por sus letras, por su estilo, por su simpatía, por su diálogo directo con la gente y con el músico que no solo es la columna vertebral del concierto, sino un interlocutor magnífico. No soy yo la única que, mientras cantamos esos temas conocidos que nos ofrece entre su propia música, busca en internet el nombre de este chico moreno que lleva una camiseta negra con un lema muy revelador "Si no existieras te tendría que inventar".

Estamos todos muy de acuerdo? fuera de los nombres consagrados, de los músicos mimados por el sistema, hay otra gente entregada, humilde, capaces de tocar en cualquier circunstancia, de agradecer al contratante y hacer todos los bises que pida el personal. Músicos que nos devuelven la alegría del directo, la gracia de los discos solicitados, del coro a voces y del bailoteo con caña en la mano. Músicos capaces de hacernos mover y compartir sus temas. Patxi Leiva no es solo un cantautor de inteligentes y hermosas letras, sino un músico de calle capaz de envolvernos en su alegría, su energía, su gracia. A su lado, sólido, irónico, siempre divertido, Pepe Seven canta, corea, mueve esos dedos infinitamente largos por el mástil de su bajo. En su caso, el acompañamiento es protagonismo, ambos son una pareja llena de gracia que nos pone a todos a bailar y a sonreírnos. Hay otra música, hay otra forma de llevar este negocio, hay otra gente buena y valiente. Y este músico sorprendente nos lo ha demostrado, ahí, en plena calle? si le encuentran, quédense, merece la pena. Porque si no existiera Patxi Leiva y su cabeza desordenada? habría que inventarlo. Y bravo por el Romerito y el Real? capaces de traer a estos músicos fantásticos y ponerles a tocar ahí, a pie de calle, al alcance feliz de nuestra alegría de feria.

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