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El arte y la industria
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LA CRÓNICA DE PACO CAÑAMERO

El arte y la industria

Actualizado 14/09/2016
Redacción

Salimos de la plaza como locos, frotándonos las manos y olvidado el frío, conscientes que acabábamos de presenciar unos momentos que se recordarán para la posteridad

PACO CAÑAMERO

Salimos de la plaza como locos, frotándonos las manos y olvidado el frío, conscientes que acabábamos de presenciar unos momentos que se recordarán para la posteridad. Porque aunque a la tarde le faltase el sol para eliminar el espectáculo hubo de casi todo lo que se puede encontrar en una corrida. Desde bronca a triunfo; desde inspiración a torero industrial en versión pegapases; desde toros mansos a uno bravísimo que ha entrado con honores en la historia tras ganarse la gloria del indulto.

La alcanzada por 'Higuero', de Garcigrande, cuyo nombre ya quedará para siempre escrito en los legajos de La Glorieta. Al igual que 'Clavelero', de Atanasio; o aquellos 'Pesetero' y Espiguito' que encumbraron la ganadería del Niño de la Capea en los festivales de Las Hermanitas que, entonces, organizaba el difunto don Alipio Pérez-Tabernero y esta tarde, recién enterrado en el panteón familiar del Villar de los Álamos, su nombre estaba tan presente en tantas conversaciones con el aura melancólico por la bondad que transcurrió su pasó por la vida. Y es que 'Higuero' ha logrado reverenciar su casta y llevar a los tendidos la emoción necesaria para que esta Fiesta siga viva. Se podrá puntualizar un hecho o un detalle sobre su bravura ?no faltará quien lo dude-, pero no seré yo quien la ponga en discusión, sencillamente porque desde que asomó al ruedo fue un gran toro, el que sueñan que le salga por la puerta de toriles todos los matadores para reverdecer sus laureles y mantener viva la llama de la torería. Por eso hoy me descubro ante este 'Higuero' y lanzo mi gorrilla charra al recuerdo de su bravura con el deseo de larga y fecunda vida en los campos de Garcigrande. En los mismos que mañana debería ser esperado por los dulzainero de Alaraz para celebran el acontecimiento de su triunfal regreso en el desembarque. Porque vuelve a su origen con la simbólica corona de emperador de la dehesa para ser admirado por su bravura tras protagonizar esa página que quedará escrito con letras de oro en los legajos que guardan la apasionante historia de La Glorieta.

Y además el que dio vida para echar a volar Juan del Álamo, que tras un año bueno, no acababa de redondear el éxito grande necesitaba para que llegase ese volcán que, definitivamente, de otro paso a su carrera para alcanzar la elite de las figuras y dejar de estar en esa trampolín sin acabar de tirarse a las aguas del éxito. De abandonar esa tierra de nadie. Ahora, con este triunfo de impacto ha llegado el momento de acelerar en la carrera torera para entrar en más ferias. Porque lo hizo con la grandeza de saber torear a ese 'Higuero' que embestía de forma incansable y con tanta codicia a su franela, humillando con el morro y dejando un surco mientras Juan corría la mano con temple y elegancia. Con la diestra y también al natural, surgiendo ahí una serie larga y rotunda con los flecos de su muleta barriendo las arenas mientras las plaza era un olé y ya empezaba el runrún del indulto. Ahora Juan ya debe dejar de ser la larga promesa de un príncipe para coronarse rey de la torería salmantina. Ahora ha llegado la oportunidad para seguir creciendo gracias a este 'Higuero' que vino para engrandecer su nombre, porque Juan del Álamo estuvo con el a la altura tirando a la papelera aquel dicho que decía: 'Dios nos libre que nos salga un toro bravo'.

La tarde la abrió Morante, que no lo vio ante un flojo y descastado toro y no se anduvo con rodeos, ni mareando la perdiz con esos insistentes 'je, je..' de quienes fabrican pases en serie. Y rápido fue a la por la espada para matarlo y llegó la bronca, si la bronca que es también muy torera. Y aunque ahora se intente vender otra cosa en estas modernidades del triunfalismo que llegan a la Fiesta, la bronca ha estado muy presente y la ha engrandecido tanto que sentirla y tenerlas escritas en los currículum también es un honor para un torero. Sin embargo, las hornas cambiaron en su segundo y aparecieron las musas gracias a un toro con mucho fondo de calidad, aunque justo de fuerzas y al que ya Morante lanceó con gusto e inspiración, pero mucho más al sacarlo del caballo y dar tres lances que fueron tres carteles de toros.

Brindó a la Policía Nacional en la persona de Yubero, el delegado de autoridad, en gratitud por su feliz actuación contra el antitaurino que se lanzó al ruedo al matar su primero toro y comenzó su sinfonía torera. Primera junto a las tablas en pases por alto con su aroma y después ya coger la muleta con la izquierda y abrir el cofre de su magia con la exquisitez de quien es un genio. Se enfrento a un molesto viento y aunque apenas lo intentó al natural, lo cierto es que quedaron una docena de chispazos artísticos para enamorar herrado con el embrujo torero de Morante, que varios años después de la inolvidable tarde que cuajó dos toros del Pilar se reencontró con esta plaza en la mejor de las solemnidades.

Entre tanto bueno, a la salida el toreo industrial del Juli quedó felizmente olvidado por la grandeza del arte y la emoción de un toro bravo. Y es que del Juli no se puede obviar qué es y lo que ha conseguido, pero es un torero industrial. Es decir que fabrica pases y pase en cadena, ausentes de arte e inspiración, todos con las mismas connotaciones. Es más quien lo siga en la temporada desde Castellón hasta Zaragoza, además de acabar harto, podrá ver que sus faenas son todas muy parecidas; es decir igual y en cantidad, como si fuera una máquina de hacer destornilladores. O la fotocopiadora una de otra., con el añadido de la forma de entrar a matar que prostituye las sagradas formas de la suerte suprema. ¿Qué diría de él Rafel Ortega? ¿O Paco Camino? Pero como ahora que tantas veces la Fiesta parece un bazar chino donde todo vale él pensará, ¿qué más da?, porque se ha hecho multimillonario con esa Tauromaquia repetitiva y por tanto con la vulgaridad de lo industrial y la ausencia del arte.

Y es que, aunque faltase el sol para iluminar la tarde de toros, lo cierto es que fue una corrida donde hubo de todo. Pero que especialmente trajo la emoción con 'Higuero', un toro que honró a la bravura de su raza y a la propia grandeza de La Glorieta para coronar además a Juan del Álamo como el nuevo rey de la torería salmantina.

FICHA DEL FESTEJO

Ganadería: Se lidiaron toros de Domingo Hernández (2º y 4º) y Garcigrande (1º, 3º, 5º y 6º). 1º, manso; 2º, descastado y sin fuerza; 3º, con fondo, de buen juego; 4º, excelente; 5º, flojo y tardo; 6º, -'Higuero', nº 71, negro mulato chorreado y salpicado, de 570 kilos y nacido en octubre de 2011-, indultado.

Morante de la Puebla: Bronca y oreja.

Julián López 'El Juli': Ovación y oreja.

Juan del Álamo: Oreja tras aviso y dos orejas y rabo simbólicos tras indulto.

Entrada: Tres cuartos en tarde fresca y entoldada.

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