Una tarde carente de emociones

Con mucho calor y media plaza en La Glorieta para presenciar esta primera del abono y con plato único, López Simón. Se escucharon en la plaza guitara, cante flamenco, incluso un parroquiano se arrancó por fandangos también ovacionados, porque ahora en las plazas se ovaciona todo, se aplaude por no picar los toros, los desarmes, las volteretas, los pinchazos, etcétera, cosas más propias de las plazas sin identidad, o sea de talanqueras.

Tan solo un toro se puso en suerte al montado, tan solo uno de ellos empujo, y a ninguno de ellos, los picaron reglamentariamente. Luego se piden y se conceden orejas, que incluso me atrevo a señalar sin la mayoría de petición, pero son pocos los que protestan, en fin que así ha quedado el nivel de exigencia en esta plaza.

La corrida no había levantado especial expectación, pero la entrada no fue mala, incluso mucha gente en el sol, que siempre da colorido al festejo. López Simón, torero que lleva dos años paseando todas las ferias, es todo buena voluntad, afición y humildad, toreó a su primero sin apreturas de capote y brindó al público -también lo haría en el que cerró plaza-, tiró de la noble embestida con su muleta, exquisito temple y buenos remates, ligando las series con depurada técnica, faena limpia con final poderoso, pinchazo al matar, entera y aviso con oreja excesiva.

A su segundo lo fijó de capote, cumplió en banderillas, tiró de la rebrincada embestida, lo fue pulseando y metiendo en el canasto, con mucho empeño y tesón, con series de mucha entrega y firmeza de planta nuevo pinchazo a espadas, entera y otro trofeo más sin mayoría en la petición. En el tercer capítulo, Simón toreó con aplomo de capote, muy decidido, recibió el toro una "varita", al igual que toda la corrida, en la muleta mientras duró la viveza que parecía tener el del Pilar, lo sacó toreado a los medios con soltura derechazos bien rematados también al natural faena consistente a la que le faltó ligazón al perder fuelle el toro, estocada entera pero acompañada de dos descabellos y dos avisos.

Fue en este cuarto capítulo, el toro de García Jiménez tenia vitalidad, lo saludó con dos largas en el tercio y se apretó con buenas verónicas rematadas con una media de mucho fuste, cambió el tercio de varas nada más sentir el hierro, el toro se entregó en banderillas y brindo a Mingo, subalterno de su cuadrilla. Lo pasó por la espalda de inicio y siguió con una faena más emotiva y con la emoción que hasta entonces no había aparecido, corrió bien la mano sobre el pitón derecho, bajó un poco al natural y, sinceramente, creo que aún estando bien, debió estar mejor con ese animal. Lo mató de entera y cobró dos orejas, con mejor tono que las primeras.

El quinto fue un animal deslucido, probón y cortando el viaje, muy incómodo pero Simón lo intentó con mucho tesón pero sin respuesta. Entera y tres descabellos acabaron con su vida. Para finalizar. otro toro del Pilar, al que recibió sin apreturas con el capote, éste sí tomó una vara empujando, y comenzó la faena de muleta de hinojos en el centro del ruedo, con mucho valor y firmeza; luego el animal fue cortando el viaje, con medias embestidas que no daban para ligar las series. Pinchazo y media pusieron fin a una tarde de la que ustedes sacarán sus conclusiones, para servidor, un tanto plomiza, carente de emociones, un torero honesto, cabal y entregado. Pero aún con limitaciones. Y que terminó cansado, muy cansado, más que nosotros.

FICHA DEL FESTEJO

Se han lidiado toros de varias ganaderías a saberse Gracigrande, El Pilar y Hermanos García Jiménez Domingo Hernández, que han sido desiguales de presentación y juego, nobles deslucidos y de fuerzas limitadas, el mejor el que hizo 4º aplaudido en el arrastre de García Jiménez.

Alberto López Simón como único espada oreja, oreja aplausos, 2 orejas ovación y ovación de despedida. (Sobresalientes Miguel Ángel Sánchez y Salvador Ruano. Que quedaron inéditos, no se les ofreció, pegar cuatro capotazos. Qué falta de sensibilidad).