Es una célebre frase atribuida a Enrique IV, que quería justificar su conversión al catolicismo porque, si no lo hacía, al ser hugonote o protestante, no podía ser rey de Francia. París bien vale una misa: merece la pena convertirse para llegar a tomar posesión de París como rey de Francia.
Se me ocurre hoy tan famosa frase porque tengo la suerte de poder visitar París una vez más, y son ya muchas. Esta vez no podré hacer mucho turismo, porque he venido para un congreso muy específico de mi condición de delegado diocesano de misiones. El congreso empezaba el martes y durará hasta el sábado. Hace ya el número 47.
Es un congreso organizado por una asociación de habla francesa que agrupa historiadores de las misiones, tanto de origen católico como de pertenencia protestante u ortodoxa. Cada año nos reunimos entre treinta y cincuenta participantes, más o menos, profesores de universidades, investigadores de historia o antropólogos, o incluso misioneros en activo o retirados ya, pero con gran experiencia en el campo de la misión universal en cada uno de los cinco continentes.
El nombre abreviado de la Asociación es CREDIC, es decir: "Centre de Reserche sur la Diffusion et l'Inculturation du Christianisme", Centro de investigación sobre la difusión y la inculturación del cristianismo. Una expresión moderna para referirse al proceso en el que se desarrolla la acción evangelizadora de la Iglesia, o las iglesias, en todo el mundo.
La asociación celebra un congreso cada año sobre temas relativos a la misión y que están teniendo una especial referencia a temas culturales o religiosos de actualidad. Y lo hace un año en alguna ciudad de Francia y otro año, alternando, en algún país, generalmente europeo, donde se encuentran algunos de los participantes en la asociación y en la organización de los congresos.
Este año el tema es "Hombres y mujeres en misión. Entre el compartir y la confrontación". Los que tenemos experiencia de la actividad misionera de la Iglesia católica, o de las diversas asociaciones misioneras protestantes, anglicanas u ortodoxas, sabemos que la misión la han llevado a cabo, durante muchos años, sobre todo los varones, religiosos, laicos clérigos seculares. Pero en los últimos siglos ha habido una gran participación de las mujeres, sean religiosas, laicas o esposas de los pastores protestantes, aspecto que los católicos conocemos menos.
Pero, en esta acción misionera, ¿tienen la misma presencia y protagonismo las mujeres que los varones, o aquéllas actúan con sometimiento y dependencia de sus congéneres masculinos? Es lo que se trata de aclarar en los estudios o comunicaciones de este congreso. Se presentan temas del máximo interés. Destacamos algunos de ellos.
Por ejemplo, "La fundación de congregaciones apostólicas femeninas en Asia en los siglos XVII y XVIII". No se trata de congregaciones religiosas europeas trasplantadas al continente asiático, sino de congregaciones de nuevo cuño, con características propias adecuadas a la idiosincrasia de los asiáticos.
También se trata, entre otros temas, de relatar las relaciones humanas y religiosas entre las tres organizaciones misioneras fundadas por el misionero alemán Arnoldo Janssen: la de varones, la de misioneras activas y la de monjas contemplativas. Aunque nacieron dependientes del fundador, las misioneras pronto tomaron la decisión de ser autónomas y no dependientes del instituto masculino.
Lo mismo se refiere a las misioneras y misioneros llamados Padres Blancos y Madres Blancas o Misioneras de África. Y así se van estudiando diversas realizaciones en las relaciones de hombres y mujeres de diversos institutos en los diferentes campos de misión.
Por parte de los estudiosos anglicanos y protestantes, se presentan estudios sobre "El papel de las mujeres en la historia de las primeras misiones e Iglesias protestantes en el Camerún", por ejemplo. O "Las mujeres de la Misión Presbiteriana Americana y la emancipación de la mujer en el Camerún". O incluso algo tan sugerente como "Las misiones cristianas y el problema de la poligamia en África del Oeste en los siglos XIX y XX".
París bien vale una misa. Merece la pena venir a París para algo más que hacer turismo o participar en las manifestaciones de la moda o del mejor arte clásico o moderno. No todos los días tenemos ocasión de asistir a congresos de tanto interés como éste. En tres ocasiones tuvimos el honor de organizar el congreso del CREDIC en España: Salamanca, San Sebastián y Huelva. Ésta, como no podía ser menos, en el significativo año 1992.
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