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Vicente Alcalá SJ (1919-2016), hombre clave de la Vida Religiosa española
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Vicente Alcalá SJ (1919-2016), hombre clave de la Vida Religiosa española

Actualizado 22/08/2016
Redacción

Vicente Alcalá SJ (1919-2016), hombre clave de la Vida Religiosa española | Imagen 1Ha sido, a mi juicio, el más importante de los religiosos españoles de la segunda mitad del siglo XX.

Ha habido y hay otros con más proyección mediática (religiosos o miembros de institutos semejantes), de J. M. Escrivá a Ignacio Ellacuría, de Kiko Arguello a Pedro Casaldáliga, de P. Arrupe al P. Larrañaga? pero ninguno ha dejado, que yo sepa, una huella tan honda y personal en la vida de miles y miles de religiosos y religiosas extendidos por el mundo.

Vicente Alcalá Colombrí, fue médico y psiquiatra, de la Compañía de Jesús, fundador y director a lo largo de 43 años del Centro Médico-Psicológico de la Confer (Conferencia de religiosos de España), recibiendo y aconsejando a miles de personas, primero en la Calle Pisuerga, luego en la Sede de la Confer, desde los años cincuenta a finales del siglo XX, formando escuela con otros hombres beneméritos como el Padre Salazar (carmelinta) o el P. Vázquez (mercedarios). Ellos fundarony promovieron el primer centro de orientación vocacional y de acompañamiento psicológico del mundo (que yo sepa), un centro ejemplar que sigue existiendo realizando un gran servicio.

La Vida Religiosa masculina y femenina es una aventura y una gracia excelsa de libertad y comunión, de maduración y entrega de la vida, de contemplación y acción, y de esa forma exige un acompañamiento experto de testigos del evangelio, personas capaces de escuchar, entender, aconsejar? siempre en libertad, desde los valores del evangelio, al servicio de la madurez personal.

Entre esos acompañantes yo quiero hoy destacar al P. Vicente Alcalá. Su muerte ha pasado silenciosa, con una simplicísima noticia en el libro de difuntos de la Compañía de Jesús ( http://infosj.es/jesuitas-fallecidos/4778-fallecimiento-de-vicente-alcala-colombri-sj

), con una nota emocionada pero breve de A. F. Barrajón en RD (06.08.16). Nada más, que yo sepa, entre los cientos y miles de noticias marginales de la vida de la Iglesia.

Estoy convendido de que cientos de religiosos y religiosas le recordarán como maestro, directot, amigo. Por ellos escribo sobre todo esta postal.

Nació en Valencia el 13/12/1919; ingresó en el noviciado de Veruela

(Zaragoza) el 01/07/1947 y fue ordenado presbitero en Valencia el 30/07/1955, comenzando inmediatamente su trabajo de acompañamiento vocacional en la Confer. Ha muerto en Valencia, tras una larga agonía, en la paz de Dios, a las 0'30 del pasado 6.8.16

He pedido a mi amigo FM (que ha sido por muchos años su amigo) una semblanza de su vida. Después ofreceré una breve semblanza personal.

El P. Alcalá, nota biográfica de FM

Camino de los 96 años ha pasado de esta vida a la eterna el Padre Vicente Alcalá, Jesuita y fundador del CENTRO MEDICO PSICOLOGICO DE LA CONFER (http://www.confer.es/quienes_somos/areas_y_servicios/centro_medico_psicologico) , dónde ha sido director durante 43 años. Estudio medicina en las universidades de valencia y Barcelona y entró después, como médico psiquiatra, en la compañía a los 27 años.

Estudio Filosofía y Teología en Barcelona. Después de ordenado sacerdote, estudio Psicología y Psiquiatría en Madrid. Su maestro fue López Ibor con quien mantuvo durante muchos años, una comunicación interactiva. Fueron dos maestros que se complementaban. López Ibor le ayudo a poner a punto el centro medico. Conjuntando un equipo de psicólogos, y psiquiatras de diferentes congregaciones.

Este proyecto lo fue gestando desde muy joven y siendo jesuita vio la necesidad de ayudar a los religiosos y sacerdotes españoles por este centro han pasado miles de personas y la luz se ha expandido por muchas naciones que han pedido orientación a este centro. Las cosas no fueron fáciles y hay que hacer un esfuerzo para ponerse en los años 1950 y 1960 donde la iglesia necesitaba una renovación no solo de las mentes sino de las estructuras en estos años se invocaba el principio de la autoridad según los criterios del mundo pero no del evangelio.

El padre Alcalá estuvo siempre del lado del padre Arrupe que en cierta ocasión le dijo nosotros Vicente a ejemplo de Cristo en todo amar y servir ,especialmente a los pobres .El Padre Alcalá cumplió este ideal ayudando a la iglesia española y a cuantos han acudido a este centro de lo cual podían dar muchos testimonios. El Padre Alcalá fue un extraordinario profesional por su espíritu cristiano que se palpaba. Era tan divino como humano, por eso creía en el dinamismo del hombre y sus fuerza le venia por la fe y el amor a Dios y al hombre.

Semblanza personal (X. Pikaza)

No tuve mucho contacto con él, pero he tratado con varios de sus colaboradores y amigos (entre ellos el P. Antonio Vázquez), y he podido conocer y admirar su buen hacer, su testimonio y su ayuda profesional en docenas de personas, a quienes él ayudó siempre a vivir en libertad, en autenticidad, en compromiso cristiano, dentro y fuera de la vida religiosa.

A nadie engañó, a nadie manipuló ni forzó, sino que ayudó a todos a vivir en libertad la llamada del evangelio. Era enemigo de apariencias, de instituciones de poder en la iglesia, de imposiciones sociales o personales, aceptando a cada uno como era, desde la complejidad de la vida.

Por eso, hace ya muchos años, nos ponía en guardia frente a todas las tendencias de poder dentro de la Iglesia y de algunas de sus instituciones. Aceptaba y valoraba los ministerios, pero siempre como servicios, en actitud de escucha dialogal, en contra de algunos grupos de tipo semi-religioso que se estaban extendiendo por la Iglesia. Estaba convencido de que algunas de las instituciones de Iglesia de más fama debían cambiar mucho (o suprimirse incluso) por bien del evangelio, es decir, de los hombres.

En ese sentido fue un jesuita cabal, un hombre de Ignacio, impulsor de un tipo de "ejercicios espirituales", asumidos por cada uno (hombre o mujer), en plena libertad, sin ninguna manipulación, sin imposiciones externas? desde la obediencia a la propia libertad (es decir, a la llamada de cada uno), en una Iglesia entendida como hogar de libertad.

Recuerdo que hace ya mucho tiempo se manifestaba en contra de todos los autoritarismos internos y externos dentro de la Vida Religiosa, que debía ser, a su juicio, un espacio privilegiado no sólo de libertad, sino de maduración personal y de encuentro compartido con Jesús.

En tiempos difíciles, cuando algunos querían dirigir la Compañía de Jesús por caminos de imposición, fue un hombre de libertad, con el P. Arrupe, empeñado en superar el culto a las apariencias, a las dinámicas de poder social, para vivir en fe y en plenitud humana, en un camino siempre abierto a la gracia del Espíritu.

Pero él no valoraba sólo no sólo la libertad y la autenticidad, sino la madurez afectiva de los religiosos y religiosas, aceptando la complejidad de la vida, comprendiendo todo, pero queriendo siempre que, tomado el camino que fuere, cada uno fuera fiel a su llamada, a su identidad, a su vocación más honda, en diálogo con Dios, pues sólo la libertad auténtica libera al hombre para el servicio a los pobres, es decir, a los demás (superando así todo riesgo de infantilismo afectivo, de fijaciones narcisistas, de manipulaciones eróticas de los demás).

El P. Alcalá amaba a la Iglesia, pero en libertad, una Iglesia servidora, que no se impone, que no busca ventajas propias, que va en contra de toda mentira interior y exterior, en transparencia..., como espacio grande donde todos pueden encontrar un lugar (pero siempre en verdad radical, sin dobles verdades, sin mentiras organizadas, sin opresiones afectivas o sociales).

Los jesuitas que he conocido (comenzando por el P. Ladaria) le han estimado hasta el final. También le estimaba Luis Cencillo... y otros muchos con los que me ido encontrando en la vida.

Si no me equivoco, llevaba 17 años retirado, en la casa de los religiosos mayores, donde siguió cuidando a los enfermos. Una de sus frases preferidas era la de esperar a Dios a la larga, porque todo contribuye al fin para bien de aquellos que le aman (de aquellos que Dios ama).

Nota final

He comenzado diciendo que, a mi juicio, el P. Alcalá ha sido el religioso español más importante de la segunda mitad del siglo XX, un archivo viviente de lo que ha sido la vida religiosa a lo largo de más de sesenta años. Cientos y miles de religiosos y religiosas extendidos por el mundo entero le deben la madurez en su camino de seguimiento de Jesús y de compromiso al servicio de los más pobres (que era para él el signo supremo de la madurez humana).

Cientos de hombres y mujeres le debemos (a él, y a otros) la posibilidad de vivir en madurez la llamada cristiana, en libertad y gracia.

Gracias, P. Vicente.

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