El grupo dulzainero 'Adobe' ha sido el gran promotor de esta iniciativa desde su origen
Hace tiempo que los dulzaineros del grupo "Adobe" de Macotera soñaban con la iniciativa de organizar un certamen de dulzaina, de proyección nacional, en su pueblo, y no han parado hasta que no lo han conseguido, y se les nota en la satisfacción de sus rostros y en su nerviosismo, por ser el primero de la historia en Macotera.
Y eligieron el día seis de agosto, como el más adecuado, dentro de los distintos eventos culturales, que se suelen programar en los días preliminares a las fiestas del Patrón San Roque.
Y han contado para la celebración de este evento, con la colaboración de "La Escuela de Dulzaina de la Plaza de Castilla de Madrid", "Los dulzaineros de Ablitas" de Navarra, "Adobe, dulzaineros de Macotera" y con la "Escuela de dulzaina y percusión tradicional" de Macotera. Cuatro estilos, cuatro modos distintos de interpretación, en el que se conjugan la madurez y la promoción de unos alumnos, que aspiran a ser maestros.
Y este acto, el grupo "Adobe" lo presenta como un homenaje al instrumento musical, la dulzaina, que ha amenizado y solemnizado todos nuestros eventos tanto folclóricos, culturales, sociales, festivos o religiosos de siempre, en los que la dulzaina siempre estuvo presente, desde que Emeterio Rodríguez, en 1752, y otras figuras, que prosiguieron su ruta, como el tío Haragán de Tordillos, los Pachulos, y, en la actualidad, los muchachos "Adobe" y los alumnos de la Escuela, la cantera, que asegura un futuro, en el que la dulzaina mantendrá su prestancia durante muchos años.
Y como final de esta presentación. Os comento que la dulzaina tiene un arraigo profundo en nuestra cultura. Se dice que ya la utilizaron, como instrumento de lengüeta, los árabes con la nominación de "zolamí", y, con la invasión, se fue extendiendo su uso por todo el país, y fue adquiriendo distintos nombres: en la zona de Béjar, se le decía: el "trimpel". El primer nombre, propiamente, castellano, fue el de "albogue", con esta denominación aparece en el "libro del buen amor" del Arcipreste de Hita; y el "Quijote" la cita, indistintamente, en unos casos, como "chirimía"; en otros, como dulzaina y albogue, aunque Cervantes matiza, y comenta que la chirimía se diferencia de la dulzaina en la longitud; la primera solía medir entre 50 y 60 centímetros; y la dulzaina, entre tanto, oscilaba entre 30 y 40 centímetros.
La dulzaina se la siente en Macotera, a partir del siglo XVIII, como instrumento musical, imprescindible en nuestro folklore popular; y el primer dulzainero macoterano, conocido, que la usó con gracia, fue el citado Emeterio Rodríguez, quien recibía de los mozos una iguala de 20 fanegas de trigo por tocar en el baile los domingos y días festivos. Le sucedieron, en el tiempo, los afamados y recordados Pachulos y, de manera especial, su padre, el señor Antolín Sánchez, creador e impulsor del son que más nos une, la "charrá" de san Roque, en 1918.
Finalizó la velada con la entrega de una placa conmemorativa a los cuatros grupos participantes en el acto, y, se aprovechó el momento, para testimoniar, a Tasi, el reconocimiento, por parte del grupo "Adobe", por su entrega y esfuerzo en pro de la promoción y consolidación del grupo, que recibió su nombre del lugar de ensayo, un local tapiado de adobes y moteado de cal. Otra consecuencia de la gentileza de Tasi es la creación de la Escuela de Dulzaina y Percusión de Macotera, su cantera.
Un aplauso cerrado bajo el telón de una noche memorable. Enhorabuena.