Con la llama del talento: versos de Alencart

Diez caras de un único cristal se agrupan en este Según voy de camino de Alfredo Pérez Alencart, en primorosa edición con ilustraciones de Luis Cabrera Hernández y con traducciones de Huaping Han (al chino), de Mainak Adak (al bengali), de María Koutentaki (al griego) y de José Ben-Kotel (al inglés) ? y todo armoniosamente conjugado en una sobresaliente contribución para esta esmerada antología.

Diez poemas cortos, lapidarios, despojados de accesorios redundantes, más otro texto sirviendo de introducción y que nos sensibiliza ? este ? en torno al contenido de los que vienen a continuación: el desprecio por las palabras y por las acciones que hieren y la legítima ambición de descubrir más allá una tierra iluminada y sin nieblas. Transitemos, entonces, el itinerario de este Según voy de camino.

¿Qué encantamiento, el de la infancia, cuando esta vivifiva su retorno a la luminosidad de las luciérnagas, como fuegos volantes que nunca se extinguen! O, también, el vuelo silencioso del colibrí ?anunciador de presagios enternecedores- y albergado en las propias venas del poeta? Por otro lado, con los ojos del amor y la purificada voz del tiempo se mira y se oye el oculto tesoro que materializa el buen acogimiento a quien llega, pero evitando que manos ajenas lo estropeen la ciudad amada.

Y, después, la humildad de una existencia personal pacífica, lejos de los temblores oscilantes de bolsas financieras que, desgraciadamente, regulan y manchan el día a día del planeta. Sí: tocar la mano del niño desprotegido, martirizado, anónimo pero bien real, vergonzosamente agachada al desprecio de muchos, constituye triste sensación que agrede sin parar. Lamento, que se repercute, también, en suceso radicalizado en una profunda aflicción: la muerte de un padre, como ejemplo de extinción de la luz que, como el tiempo, no tiene principio ni fin.

Ah, la alegría del regreso al hogar, a la casa, al lugar vivido en el pasado distante: el inolvidable ladrido del perro que, como centinela, ofrece dificultad para entrar allí. Qué hacer, traspasado el interesante pormenor, sino hundir las manos en las ramas de la memoria? Porque la humildad hay que asociarla a la honestidad, la seria actitud que consiste en deshacer la tela de araña que oculta el horizonte y, en consecuencia, eliminar las manchas que tonifican el infernal vivir de algunos.

En una parada del camino se muestra el terrible cartel anunciador de tremenda llaga social: el desempleo. ¿Cómo actuar? En este deambular, qué resta al poeta (en su condición de impotente autor) que no sea vestir la piel de profeta? ¿Y para anunciar que´? Tan solo la luz, la paz, el amor ?los tres lados de un triángulo labrando un porvenir más humano.

En versos generalmente cortos de atractiva limpidez, Alfredo Pérez Alencart concentró, con la llama del talento, diez señales de parada en este su periplo de poeta y de hombre.

Según voy de camino subjetiva, en lírica temática, algunos sentimientos fascinantes existentes en el ser humano, y esto a pesar de feroces adversidades y de constante desintereses por el sufrimiento de los demás. Común es afirmar que no es con buenos sentimientos como se hacen buenos versos. El librito de Alfredo Pérez Alencart anula y niega, con vigor, el precepto.

'Según voy de camino' (Hebel Ediciones, Santiago de Chile, 2016). Poemas de Alfredo Pérez Alencart e ilustraciones de Luis Cabrera Hernández.. Antología poética multilingüe (español, chino ?por Huaping Han; bengalí, por Mainak Adak; griego por María Koutentaki; e inglés por José Ben Kotel, con revisión de Gretchen Abernathy).