La comunidad de religiosos lleva casi cuatro décadas impulsando una pastoral abierta a los tiempos y generando multitud de actividades sociales y culturales desde diversos colectivos
La semilla que vienen sembrando se recoge en silencio. A veces no se ve, pero se lleva dentro. La huella de los Dominicos en la comarca de Las Villas es indeleble. No se cuantifica como el valor de una moneda pero está ahí, en el interior de muchos niños, jóvenes y adultos. A lo largo de estos 36 largos años, los religiosos dominicos han sido un referente para impulsar procesos educativos, sociales, pastorales y de otra índole en estos pueblos. Cercanía, apertura, solidaridad y mucha empatía con el presente y futuro de los vecinos, a los que han alentado incluso en sus preocupaciones para desarrollar proyectos agropecuarios.
Religiosos críticos con las injusticias y comprometidos con los más débiles, los dominicos de Babilafuente no han dudado en ponerse al frente de numerosas protestas para mejorar la vida de los desfavorecidos de la zona. A veces incluso sufriendo silenciosos rechazos y críticas soterradas.
Hay que decirlo alto y claro: los Dominicos, centrados en sus tareas, no son todavía conscientes de su propio legado en su quehacer a lo largo de estos años de presencia en Las Villas. Son muchos los habitantes de estas tierras los que llevan su forma de ver y afrontar la vida. Y esa es la mejor herencia para un religioso al servicio de los demás.
La casa de todos
La Comunidad de Dominicos de Babilafuente, con el paso de los años y gracias al incansable trabajo de sus miembros en pos de una comarca más solidaria y justa, se ha convertido en una auténtica institución querida y admirada por sus vecinos, que destacan la gran calidad humana de Quintín García, Pedro y Luís Martín, quienes la componen actualmente, y recuerdan con cariño a quienes por ella han pasado, como Bernardo Cuesta, en la memoria de todos, también de los periodistas de SALAMANCArtv AL DÍA. Su casa se ha convertido en la casa de todos, el hogar en el que han nacido decenas de proyectos que han contribuido a dinamizar la comarca, a formar a sus vecinos y a propagar la defensa de la solidaridad.
Con su llegada a Las Villas en el año 1980 revolucionaron el concepto de Iglesia que tenían los vecinos, implicándose en la sociedad para favorecer la creación de movimientos juveniles, potenciar la formación y poner en marcha una renovación cristiana de la comunidad. Durante los primeros años destacó la apuesta por la educación de los adultos y las escuelas de padres, para lo que contaron con la implicación de decenas de vecinos. A lo largo de este tiempo se han esforzado en transmitir la palabra de Dios de forma mucho más cercana, pisando la calle, conociendo a los vecinos y sus problemas, trabajando por una comarca y una sociedad mejor.
Embrión de la ONG Acción Verapaz
Uno de los pilares fundamentales del trabajo de los dominicos ha sido la solidaridad, colaborando activamente con la ONG Acción Verapaz, que fundó el ya desaparecido Bernardo Cuesta.
La gran Marcha de la Solidaridad que cada año recorre los caminos de Las Villas se ha convertido en el principal representante de un programa de recaudación con el que conseguir fondos para los proyectos de la organización solidaria. Mercadillos, bingos y la operación bocata completan las actividades que la comunidad de dominicos promueven en los pueblos de la zona, contando siempre con una gran colaboración por parte de los vecinos.
Escuela de periodismo social
El propósito de dinamizar la sociedad se ha traducido en la implicación en proyectos culturales y de ocio, como escuelas de verano para los niños y exposiciones. Incluso el periodismo ha tenido cabida entre sus proyectos, colaborando activamente con el periódico 'Ágora o nunca' de Villoruela, el ya extinto 'Aldaba' de Babilafuente y grandes colaboradores del 'Dos Columnas' en Cantalpino. En cuanto al aspecto cultural, destacan las obras literarias de Quintín García, que no paran de cosechar reconocimientos. Un escritor admirado entre los grandes. Poeta apreciado en los ámbitos más cualificados de la cultura.
El programa de animación sociocultural no ha hecho que los dominicos abandonen la parte más religiosa de su actividad, sino que han establecido un programa de catequesis de tres años previo a la Primera Comunión, con la participación de las catequistas. Hace años, llevaron a cabo un interesante proyecto de renovación cristiana de la comunidad, con reuniones en las distintas zonas de los pueblos, mediante una "fraternidad cristiana en las casas" en la que comentaban el evangelio, la situación de la Iglesia y los problemas de los vecinos.
Detalles de una comunidad comprometida
- Pedro, párroco de Babilafuente, se despidió el pasado 22 de junio de las aulas del CEIP Filiberto Villalobos de la localidad, en el que ha impartido la asignatura de Religión. Sin embargo, asegura que no usará el tiempo libre que tenga a partir de ahora para descansar, sino que lo dedicará a tareas que tenía un tanto descuidadas, como visitar a los vecinos que se encuentren ingresados en el hospital.
- La Comunidad nació tras la petición del obispado de Salamanca al convento de Sotomayor de atender los pueblos de la zona de Las Villas. Villoria y Villoruela fueron los primeros en recibir la atención de los dominicos a finales del 1980, pero un año después se implicaron también en Babilafuente y ya en 1983 en Moríñigo.
- Crearon el Centro Rural de Educación Permanente de Adultos "Las Villas", mediante el que potenciaron la educación de los adultos a través de fichas y reuniones que contaron con la implicación de numerosos vecinos