Un mano a mano de rivalidad en quites, de faenas importantes y de falta de sintonía a veces, pero con un claro y contundente triunfador. López Simón cortó dos orejas ?una más una- a base de ser fiel
Llegaba al Coso del Baratillo la cita que había levantado pasiones entre los aficionados. Los dos máximos triunfadores de la temporada anterior se encontraban y se batían a duelo con la Real Maestranza como testigo. Un encierro de El Pilar y Moisés Fraile estaba reseñado para la ocasión. Sin embargo fue pobre la entrada para ver un acontecimiento de máxima altura, con tan sólo un "casi tres cuartos" y siendo generoso. Un duelo que en otras plazas hubiera alcanzando el "Lleno absoluto" entre una máxima figura del toreo como Castella y un joven matador que pretende ese estatus, Alberto López Simón.
Al margen de esa apreciación ha sido un mano a mano de rivalidad en quites, de faenas importantes y de falta de sintonía a veces, pero con un claro y contundente triunfador. López Simón cortó dos orejas ?una más una- a base de ser fiel a su toreo. Rebuscó en su interior y ofreció lo que lleva dentro, que no es otra cosa, que el toreo puro. La verdad de un tío roto que pisando terrenos donde los toros castigan también hace que esos mismos lugares te llenen de gloria. Una gloria que ha sido el fruto de sacar de su alma todo lo que era capaz de ofrecer. Dijo un cantaor flamenco que "Se canta mejor desde el interior de la amargura". Tal vez, esa afirmación ha hecho queLópez Simón rompa la barrera del sin sabor del primer toro justo en el quite del tercero. Fue ahí, cuando Simónse desgarró en su alma para sí mismo y empezó a fragmentar el éxito del interior. Nueva Puerta Grande para un macizo López Simón, que ha sabido meterse a Sevilla en el bolsillo.
Alberto cautivó a la Maestranza con un toreo de ligazón en un palmo de terreno. Toreo pegajoso sin quitar nunca la muleta de la cara del toro para engarzar series largas y muy templadas. Un temple que alcanzó su cenit al coger la zurda, con la que interpretó los naturales en el cuarto de verdadera hondura. Y una disposición aplastante, como un rodillo ante el sexto. Un toro por los que pocos apostaban pero al que hizo e inventó unSimón que cada vez apunta más a la vitola de figura del toreo. Para hacer lo que ha hecho el madrileño en ese toro, hay que tener más que valor puesto que con eso sólo no cuenta. López Simón tiene unas armas taurinas tremendamente acusadas, su personalidad y mano izquierda. Todo ese compendio ha sido lo que ha hecho tambalear el escalafón en todos los apartados y sacudirlo de forma rotunda. Alberto López Simón no cesa, ni da por perdida ninguna tarde, a pesar de que la corrida de toros de hoy le ha faltado muchas cosas. Raza y algo más poder, aunque es cierto que han saltado toros de muchas calidad.
La primera oreja le cayó a López Simón en el cuarto. Un toro que salió muy en el encaste raboso y que peleó de bravo en el caballo. Tuvo la virtud de la movilidad y la transmisión en el inicio de la faena el animal.Simóndesarrolló dos faenas en una. La primera con la diestra y con las distancias abiertas. En ese pasaje el toreó fluyó a base de ligazón y mando en series muy bien enjaretadas. La segunda, sorpresiva por su interpretación al natural cuando la faena estaba muy avanzada. Sencillamente cumbre. Cintura rota, trazo lago y hondura interminable. Así hasta casi el final de labor con un toreo al ralentí. Se masticó el toreo. Y la espada, arriba en el hoyo.
Ya suelto de cualquier presión en las postrimerías del festejo. Con el sexto, se descosió Simón en una faena de poderío ante un exigente toro de El Pilar, al que cuajó a base de bragueta y mucha verdad. Albertose olvidó del cuerpo y dio ventajas a su oponente. Volvió a pisar terrenos de "hule" pero con testicular hombría. Presentó una gallardía tan inusual que terminó convenciendo a su oponente. Se envolvió ante los pitones y otra vez la zurda de oro funcionado al ralentí. Tras la estocada dando el pecho y contando los tiempos, le arrancó la oreja ante un toro nada fácil.
No le acabó de coger el aire Simón al segundo de la tarde. Tuvo nobleza el toro al que Alberto le pegó pases buenos pero sin continuidad. Toro con teclas que no pedía estar encima, sino perderle unos pasos en cada muletazo. Cierto que el del Pilarembestía empujando para dentro y se acostaba en la cadera complicando la salida limpia del trazo. Silencio para el madrileño. Faena con buenos pasajes pero que careció de mayor ligazón y eco en los tendidos. Antes con el capote el toro apretó mucho y derribo al caballo en varas.
Por su parte Castella, ha estado dando todo desde el principio, pero Sevilla continúa siendo una espinita en su persona. Torero que con lo que ha realizado hoy en la Maestranza hubiera cortado algún apéndice en otras plazas. Demasiadas miras puestas en el francés y connotaciones de frialdad por parte de un púbico, que no termina de claudicar con el pulcro y vertical toreo de galo. Sebastián toreó de dulce al enclasado primero y se fajó con el violento quinto. Ante el tercero, dólcil pero muy soso no hubo transmisión. El diestro francés no tuvo la suerte de cara y pagó el "síndrome" del primer espada. Seguramente la faena al abreplaza en otro lugar hubiese sido premiada con un apéndice. Un Castella muy responsable y entregado, pero sin forzar la máquina ante un lote desangelado.
Suaves fueron las verónicas de recibo de un templado Castella al primero de la tarde. Faena templadísima deSebastián Castella ante un enclasado animal pero justo de fuerzas. No en vano el abreplaza fue protestado por el respetable y terminó pitado en el arrastre. Reacción que no se llega a entender. Labor de Sebastián sin poder atacar al toro por la falta de poder, sin embargo supo aguantarlo con mucho mérito hasta componer una bella sintonía. Escucho la música, pero aquello no terminó de romper del todo. Parte del público no se enteró de la belleza de los lentísimos naturales del francés. Se atascó con el descabello y al final silencio.
El tercero duró muy poquito. Noble y enclasado. Castella lo sometió en la primera tanda y el toro lo acusó. Detalles del francés ante un toro que adoleció de fuerza y casta, pero que tuvo la virtud de la clase. Tras la estocada casi entera fue silenciado.
Firme y valentísimo anduvo Castella ante el incierto y violento quinto. Un toro al que recibió con un bello y largo recibo de capa. A este ejemplar se le pegó muy poco en el caballo. Faena en la que el torero francés estuvo muy por encima de un animal desrazado que al sentirse podido sacó complicaciones, muy bien resueltas por el toreo. A mitad de labor se quedó sin toro y se echó en el centro del ruedo. Tuvo que abreviar.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Quinta de la Feria de Abril. Sexta de abono. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada.
Seis toros de El Pilar y Moisés Fraile.
Sebastián Castella, silencio, silencio y silencio.
Alberto López Simón, silencio, oreja y oreja tras aviso.
Crónica de EMILIO TRIGO (CULTORO)