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Trabajo + Honradez = Eficacia
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Trabajo + Honradez = Eficacia

Actualizado 15/02/2016
Francisco López Celador

En uno de mis últimos comentarios aludía al manido tema de la corrupción y decía que, entre los deberes de todo buen político, ocupa un lugar preferente su obligación, no sólo de corregir de forma enérgica e inmediata cualquier conducta ilícita, también su constante preocupación por descubrirla antes de que se produzca. Para ello decía que debían extremarse las medidas de control previo en todos y cada uno de los expedientes que supongan inversiones oficiales, de las que siempre será primer responsable la persona encargada del negociado. Así se evitaría el triste espectáculo actual de unos políticos que, durante legislaturas enteras, han gozado de la facilidad que representa no tener que superar ni una sola medida de inspección o auditoría.

No es buena forma de comenzar la de aquellos políticos, o partidos, que se esfuerzan por colocarse al frente de concejalías, consejerías o ministerios, en los que haya más influencias o, lo que es más grave, donde haya más fondos disponibles. Todavía no he visto a nadie que se pelee por ponerse al frente de los departamentos que peor funcionan, o que más dedicación precisan; con independencia de los dineros que se manejen.

Como consecuencia de los anteriores razonamientos, es normal que el contribuyente tenga curiosidad por saber cómo se emplean los fondos públicos en los departamentos ministeriales, consejerías o concejalías, cuya razón de ser es la obra pública; ese cáncer que, tradicionalmente, tanto se ha relacionado con la corrupción. Por desgracia, estamos demasiado acostumbrados a que se nos hable de operaciones en las que conviven políticos "sobrecogedores" con empresarios "repartidores".

Así las cosas, en lo primero que uno piensa es en el antiguo ministerio de Obras Públicas ?hoy llamado de Fomento-. Con tanta obra faraónica, parecería lógico suponer que, dadas las malas artes tan extendidas en este campo, aparecieran múltiples casos de "mordidas" al presupuesto. En ese monstruo que controla los fondos destinados a ferrocarriles, carreteras, puertos y aeropuertos, correos y telégrafos, vivienda y todos los servicios estatales relacionados con la estructura "geográfica" del Estado, y con un presupuesto que ya se acerca a los 20.000 millones de euros, resulta cuanto menos chocante que no aparezca en el Diario Nacional de la Corrupción. Decir aquí que todos los políticos que han estado al frente de este ministerio han tenido que asistir a escándalos relacionados con la malversación sería totalmente injusto. Otra cosa es reconocer que en los grandes proyectos de obra pública es muy frecuente tener que retocar al alza los cálculos iniciales por verse desbordados antes de su finalización. La razón hay que buscarla, generalmente, en los imponderables que amenazan la viabilidad de la obra, por causas sobrevenidas o por haber "afinado" demasiado.. Ahora bien, cuando la persona que se encuentra al frente de un departamento- como en este el de Fomento- resulta ser alguien que durante su dilatada vida política ha desempeñado distintos cargos con tanta eficacia como humildad, y en ninguno de ellos se ha visto envuelta en casos de corrupción, habrá que pensar que algo habrán tenido que influir sus dotes de dirección, control, seriedad e integridad. No es casualidad que organismos que sistemáticamente terminaban los ejercicios económicos con pérdidas, bajo el mandato de Ana Pastor, comiencen a presentar ganancias. Y ello a [Img #563133]pesar de que, en algún caso, comenzó su labor teniendo que pagar facturas heredadas de anteriores gobiernos. Con políticos así, hay que alegrarse de que el sistema no sea el que falla, que quien traiciona al sufrido votante es el que busca en la política su propio enriquecimiento de forma ilícita, y quien, por desidia o por conveniencia, no hace lo posible para evitarlo. Por encima de registros de la UCO, desfiles ante los juzgados o vacaciones pagadas en la cárcel, todavía resulta gratificante que en todos los partidos, y en cualquiera otra faceta de esta sociedad, subsistan personas con responsabilidades personales, sociales o económicas cuya norma de vida sea la ecuación que da título a este comentario; fórmula que, en mi opinión, define la vida política de la ministra Dª Ana Pastor Julián, salvo que, a última hora, surja una noticia que me convierta en incauto, cosa que ni deseo ni espero.

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