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La otra cara de la libertad
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La otra cara de la libertad

Actualizado 13/02/2016
Ana Garmendia

Sé que ya ha pasado el tiempo, pero hoy, cuando con la página en blanco recogiendo algunas frases y párrafos para este espacio, una idea me ha golpeado fuertemente y rudeza y no he podido dejar de pensar en lo mucho que hubiese cambiado el cuento si Ella le hubiese dicho al ángel: "¿tienes cita? Pues pide hora para verme dentro de un mes a mi secretaria que estoy muy liada". O "espera, colega, que ahora estoy haciendo otra cosa que es más importante para mí" o simplemente hubiese alegado no tener tiempo para "mandangas". Y seguro que visto en perspectiva nos hubiese parecido ridículo que Ella hubiese expuesto al ángel la urgencia de sus actividades domésticas como excusa ("No, espera, que tengo que barrer mi cuevucha", o "Uf es que tengo miles de preparativos que hacer para mi boda con José").

Y si después de haberse comprometido hubiese dicho "oye, esto es mucha responsabilidad para mí, ya no me hago cargo" o con el mismo argumento hubiese desistido de su estado o abandonando a ese niño que aun hoy es nuestra promesa de que algo nuevo y bueno está por llegar.

[Img #337552]Me pregunto qué hubiera pasado y qué sería ahora de nosotros si Ella hubiese usado cualquiera de nuestras excusas o hubiese abandonado su compromiso de criar a aquella criatura indefensa que dependía de Ella para todo aun siendo el mismo Dios hecho carne. Qué hubiese sido de nosotros si Ella no se hubiese puesto al servicio de toda la humanidad aceptando la responsabilidad de traer a ese hijo al mundo, si no hubiese abierto su corazón. Y no puedo evitar entristecerme de tantos pequeños "noes" cuando esa promesa sigue queriendo hacerse carne en nuestra carne y depende de nosotros (y más de lo que pensamos) en el servicio concreto a los hermanos. Qué enorme tentación la de exigirle a Dios que Él, que todo lo puede, haga posible aquello a lo que no estamos dispuestos a contribuir.

¡Cuántas veces, tras un tiempo, exigimos libertad para cumplir aquello a lo que ? ya libremente ? nos comprometimos ? tamaño absurdo ? pero nos negamos la libertad de ser honestos para con nosotros mismos y no nos exigimos la responsabilidad que conlleva la libertad que reclamamos a otros! La responsabilidad es la otra cara de la libertad, esa que a veces provoca náuseas y dolor de cabeza y que en algunos momentos de nuestra vida se puede convertir en un embarazoso compromiso que nos resulta arduo de cumplir. Si no fuese así, qué regalo más incoherente y falso ese de ser rotundamente libres.

Reconozco que me da rabia la hipocresía que esconde esa gratuidad que necesita ser reconocida para ser ejercida y que es, en todo momento, susceptible de ser pospuesta por cualquier otro compromiso más apetecible, bajo todo rango de excusas. Voluntariedad interesada. Todos lo hacemos alguna vez sin tener en cuenta que el ejercicio de nuestra libertad trae consigo la responsabilidad de lo que depende de esa respuesta nuestra. Queda muy bonito decir que sí y luego no hacerse cargo del niño cuando berrea o da guerra.

[Img #337551]Y aunque aprovecho el ejemplo, valga esto para todos los ámbitos de nuestra vida. Exigimos libertad de expresión pero no queremos ser responsables de lo que decimos, mucho menos del daño y la herida que pueden causar en los otros nuestras palabras falsamente libres, pues en esa responsabilidad va inherente el aprender y saber cuidar del otro. Queremos ser amigos de otros pero con la libertad de desaparecer cuando hay problemas o tensiones y reaparecer cuando las cosas nos sonríen y los tiempos nos son propicios. Elegir libremente y sin coste ni consecuencia? No basta con elegir, con escoger, incluso si lo que hemos escogido: un camino, una amistad, una carrera, perdonar a alguien o una concreta actitud o actividad? es bueno. No es suficiente con "escoger bien", si cabe es casi más importante perseverar en lo escogido. Ser fiel? con uno mismo, con su opción, con sus amigos? a las certezas de lo más profundo de nuestro corazón? En la semana en que el Santo Padre Francisco ha publicado su Encíclica "Laudato Sii" sobre "el cuidado de la casa común" se nos invita también a reflexionar sobre la "ecología integral"? la responsabilidad de ejercer nuestra libertad teniendo en cuenta al prójimo y lo común.

Nos guste o no, la libertad es una moneda de doble cara. Quizás hoy, a la luz del ejemplo de esa pobre muchacha sea un buen día para cuestionarse por qué esa libertad tan cómoda no es justa ni es libertad.

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