Los Quintos del 71

Andaban los Quintos del 71 muy afanados, unos días antes de correr las cintas, en la tarea de hacerse con un carro para pedir el aguinaldo, y sí que lo consiguieron, siempre según me dice el amigo Ángel Salvador. En el taller de Exuperancio Benito se elaboró el susodicho carro en el que saldrían estos quintos pidiendo ese aguinaldo por el pueblo, y sacando un bien acopio de alimentos. Si bien los que más dieron fueron los familiares y todos calaboraron, también es cierto que los más pudientes fueron los que menos se rascaron el bolsillo. Toda esta comida, a base de chorizos, farinatos, jamón, queso, huevos y un etcétera de manjares, fueron degustados en La Venancia, pues uno de los quintos era Román, perteneciente a este restaurante. Allí sus tías les prepararon con todo mimo esas viandas y que con tanto apetito estos quintos dieron buena cuenta de ellas.

El domingo en la mañana ya estaban en el Ayuntamiento para la entrega de la bandera por parte del señor Alcalde, la cual le tocó abanderarla con sumo gusto al amigo David ronquilla y trasladarla, junto a los demás quintos, hasta el potro,,lugar donde se correrían las cintas,pues el cajón ya estaba entre los dos postes preparado para la gran fiesta.Y como hemos hablado de dos modalidades, aclaramos que el domingo se corrieron las cintas con los burros, y el lunes ya fueron motorizados para este festejo tan popular en Ledesma. Todavía les quedaba mucho por delante, y era el baile donde en El Rocal bailaron y se divirtieron alargando la noche hasta la hora de cierre. Y así pasaron estas fiestas los quintos del 71, y como se suele decir, que nos quiten lo bailado. Siempre he hablado de ellos. ¿Porqué? Pues porque un servidor también era quinto ese año, pero por causas ajenas a mi voluntad no pude acudir a esa gran fiesta, aunque luego haría la mili en Salamanca con al amigo David ronquilla el abanderado, al que me he referido antes, y éste que os habla llegaría a ser un buen turuta en el cuartel de Ingenieros. Hay que destacar de este año un anécdota muy importante, y es que estos quintos invitaron a todos los actos a Laureanin, un chicho muy querido en Ledesma y que sufría el síndrome de Down. Todos muy pendientes de él a cada segundo,y se ve que disfrutó de lo lindo. Seguro que lo recordaría toda su vida el bueno de Nin, como le llamábamos cariñosamente todos. Gracias por tu ayuda Ángel Salvador.

Texto: Monette González / Fotos: Ángel Salvador y Agustín Martín Tocino