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Ángeles Pérez López, la sola poesía
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filóloga y poeta

Ángeles Pérez López, la sola poesía

Actualizado 07/02/2016
Charo Alonso

"En la poesía, como en todo lo que merece la pena, las mejores intenciones no garantizan más que un punto de partida (y a veces ni eso)"

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Habitada de afecto, de compromiso, de generosidad y de rigor, Ángeles Pérez López hila los trabajos y los días con la paciencia de una tejedora constante, minuciosa. La suya es la virtud de la ligereza que esconde la gravedad con la que se entrega a su trabajo como profesora, a su escritura, a su familia, a los amigos que tenemos el don de verla llegar con la sonrisa puesta y un libro de poemas siempre sorprendente al abrigo de la carnalidad del frío, de la sola materia, de la fiebre de los metales que nos llena de compasión y nos rima de gracia. Porque Ángeles Pérez López es, sencillamente, ese privilegio con la brevedad de un rostro que recibe, que escucha, que se maravilla y desciende, siempre laborioso, hacia la página donde la profesora corrige, la gestora académica rellena la burocracia nuestra de cada día, la poeta escribe, la madre recorre el reglón torcido y la amiga establece esa cita que con ella siempre es un regalo. Aparente ligereza, engañosa fragilidad de cierva que conoce bien el bosque por el que pisa, delicada, segura, las veredas de los trabajos y los días vividos con rigor y entrega apasionada.

¿Se dan mejor las clases de literatura desde la literatura? ¿Un poeta explica mejor la poesía?

Se explican desde otro lugar. Como si sintonizaras un canal distinto. Lo maravilloso de ser filóloga y poeta es que la relación con los textos se multiplica de modo inusitado. Pero no diría que es mejor, sino diferente.

¿Cómo ve la vida diaria un poeta? ¿Rima su ritmo y sus acciones?

Ay, Darío, Darío, qué lejos su sentido de la armonía plena. No sé cómo ve la vida diaria "un" poeta. La poeta que soy percibe lo veloz y lo insustancial, lo que no se deja apresar, lo efímero y lo mutante, la violencia que el trabajo o su ausencia imprimen sobre los cuerpos, la tensión y la alegría en lo cotidiano.

El día a día vertiginoso, en ocasiones absurdo, muchas veces trágico ¿cómo se compagina con la belleza quizás inútil de un libro de poemas?

Con convencimiento y con dificultad. En la fricción permanente que surge entre lo real y lo ideal, lo pragmático y aquello que no se mide en términos de precio sino de valor. Con resistencia, al menos por mi parte, para que no se me olvide nunca, en el fárrago de las obligaciones a menudo absurdas, qué es lo importante.

¿Si te digo Antonio Colinas? ¿José Luis Puerto? ¿Antonio Sánchez Zamarreño?

Referentes, amigos, maestros. Poetas. En esta última palabra se resume para mí un modo de plenitud.

Hay un auge felizmente de los actos poéticos, de las publicaciones de poesía, los festivales, los concursos ¿Ya no son malos tiempos para la lírica? ¿Qué papel de divulgador debemos otorgarle a un poeta?

Es verdad que hay una actividad poética intensísima, pero no estoy segura de que eso signifique que son buenos tiempos para la lírica. En realidad, son tiempos convulsos y la creación estética participa de esa trama y la conforma.

Trabajas meticulosamente tus poemas ¿es el mismo camino de perfección el que dedicas a otros trabajos críticos, periodísticos, incluso algún día? creación narrativa?

Soy exigente con respecto a lo que hago, pero también siento una insatisfacción tan grande (la sed que se sacia con más sed), que solo en la escritura logro paliar ?breve, parcial, insuficientemente- la potencia de ese deseo.

Y no me veo capaz de escribir una novela? Un relato corto ya es una proeza impresionante para mí, no puedo imaginar el tesón de quien pone en pie a lo largo de decenas y decenas de páginas un mundo completo. Me entiendo bien en el espacio corto del poema en el que, eso sí, hay también un mundo completo.

Si te hablo de poesía en Salamanca ¿Qué nombres, instituciones, grupos te vienen inmediatamente a la cabeza?

Hoy me sorprende y admira el dinamismo generoso de la Asociación Pentadrama, la persistencia en el tiempo (casi como si no hubieran pasado tantas lluvias y tantas décadas) de la revista y la tertulia Papeles del Martes, la creatividad generosa de La Querida?

Nos conocemos desde hace muchos libro, niños, amores, recuerdos y escritores. Esos que admirábamos, esos que siguen escribiendo ¿Es compatible el derecho a cobrar una pensión con el hecho de cobrar los derechos de autor de toda una vida?

Tiene que serlo. Es infame que en este momento, los escritores jubilados estén siendo investigados (y en algunos casos, multados) por haber percibido sus derechos de autor debido a una ley del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de 2011, que no se ha hecho efectiva hasta 2013, y que Antonio Gamoneda ha llamado "terrorismo cultural". Me hago eco de sus palabras, desde luego. Es gravísimo pensar que los creadores de más edad puedan dejar de escribir, pintar, fotografiar, porque no puedan recibir los frutos de su talento. ¿De verdad un país puede permitirse que sus artistas se planteen dejar de hacerlo por temor a una ley tan injusta?

Acabas de editar con un trabajo ingente dos libros de la poeta cubana Reina María Rodríguez ¿qué espacio se disputan la admiración y el afecto entre poetas?

Leer con cuidado la obra de un poeta que admiras (como Reina María Rodríguez), prologarla o estudiarla, editarla, darla a conocer a los estudiantes, es un regalo único. Lo disfruto como tal, plenamente. A veces tengo también la ocasión de conocer a ese autor, y entonces el regalo se multiplica, porque la admiración se comparte con el afecto y la cercanía. Así con Reina María Rodríguez, a quien conozco y leo desde hace años gracias a buenas amigas lectoras.

En tus numerosos viajes por el mundo ¿defender la poesía como una bandera es una forma de activismo, de conocimiento? ¿Es un ejercicio de renombre, de tarea académica?

¡Me encanta que recuerdes aquí a Benedetti! Él hablaba de defender la alegría como una bandera, un destino, una certeza. Y siempre me pareció que en ese poema, poesía y alegría eran sinónimos. Al menos para mí lo son, aunque sea una alegría que se conquista con enorme entrega y dificultad. Ahora, no creo que pueda encasillar lo que hago en ninguna de las preguntas que me haces. Más bien diría, compartir la poesía, abrir un espacio de reflexión (con uno mismo, con los otros) que se hace lenguaje y desde ahí busca hacerse mundo, conciencia, tiempo.

Profesora de Universidad ¿Cómo ves el futuro de una institución que deja poco espacio a la creatividad del alumno de Letras, de artes?

El futuro lo veo complicado por el claro ataque a las Humanidades en tantos frentes, por el desprestigio de la razón, del estudio de las artes y las letras, de la filosofía, de la historia, que me parece altamente irresponsable y tremendamente tóxico. Y en cuanto a la creatividad, claro que la hay, pero no como la que necesita el escritor, porque la Filología es el estudio de las palabras y los textos, el delicado y apasionante trabajo de valorar lo que otros escribieron. Lo que uno escribe está, me parece, en otro lugar.

Mis alumnos escriben poesía que a veces es todo un dechado de ripios y buenas intenciones ¿Qué puedo decirles?

Que en la poesía, como en todo lo que merece la pena, las mejores intenciones no garantizan más que un punto de partida (y a veces ni eso). El de llegada pasa por la exigencia, el reto, la intensidad, la entrega. Y claro, la lectura (una y otra vez, denodadamente), porque es tanto lo que se ha escrito de modo inigualable? Lo que queda, entonces, es un espacio personal que solo lograremos hacer nuestro si tenemos la convicción poco razonable con la que Gelman escribió el poema "Confianzas": "se sienta a la mesa y escribe/ «con este poema no tomarás el poder» dice/ «con estos versos no harás la Revolución» dice/ «ni con miles de versos harás la Revolución» dice// y más: esos versos no han de servirle para/ que peones maestros hacheros vivan mejor/ coman mejor o él mismo coma viva mejor/ ni para enamorar a una le servirán// no ganará plata con ellos/ no entrará al cine gratis con ellos/ no le darán ropa por ellos/ no conseguirá tabaco o vino por ellos// ni papagayos ni bufandas ni barcos/ ni toros ni paraguas conseguirá por ellos/ si por ellos fuera la lluvia lo mojará/ no alcanzará perdón o gracia por ellos// «con este poema no tomarás el poder» dice/ «con estos versos no harás la Revolución» dice/ «ni con miles de versos harás la Revolución» dice/ se sienta a la mesa y escribe".

Como lo hace ella, consciente, segura, revolucionaria.

Charo Alonso

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