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Laurent Lavigne Trío y ALAMISA, que siga la música en directo
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Música en el Centenera con Laurent Lavigne Trío

Laurent Lavigne Trío y ALAMISA, que siga la música en directo

Actualizado 30/01/2016
Charo Alonso

La noche salmantina se llena de música y músicos para disfrutar de intérpretes excepcionales a los que hay que apoyar y seguir

La noche salmantina tiene música en directo y los locales valientes se animan a secundar las propuestas de los intérpretes y de organizaciones como ALAMISA para que disfrutemos una y otra vez de una oferta cada vez más variada. Músicos que vienen de fuera y los músicos de dentro que se están convirtiendo en una red de combinaciones cada vez más rica y sugerente. La noche del viernes le toca al Trío Laurent Lavigne y frente a los músicos, en primera fila, músicos que escuchan, aplauden, participan y llenarán las sucesivas noches de concierto. Frente al escenario improvisado, el guitarrista Navales, Luismi Segurado, Victoria Mesonero, Cote Campusano, el percusionista y maestro Lauren Cintado y muchos más asisten con generosidad al concierto y se siente que fluye entre ellos el mismo espíritu, ese que les hace unirse en proyectos, discos, tríos, cuartetos, conciertos, jam sessions y charlas en torno a esa barra de bar que nos reúne a todos en las noches musicales de Salamanca.

[Img #541472] Esta ciudad que fascinó al músico francés Laurent Lavigne, y que la hizo suya desde 1997. Guitarrista prodigioso, compositor, partícipe de numerosos proyectos, el suyo, el trío con el que actúa en el Centenera ha convocado al bajista Dani Lagostera y al batería Cristian Murgi. Música conocida, composiciones propias, una voz sugerente que aún a el swing, la bossa nova, el aire aflamencado y la innovación en un diálogo a tres que mantuvo en vilo a un auditorio maravillado. A Lavigne le habíamos visto ya acompañando al cantante senegalés Rawan y ya conocíamos su pericia como músico y ahora descubrimos su generosidad para dejar espacio para los solos magistrales de un bajista en estado de gracia y un batería que, sencillamente, solo se puede calificar de prodigioso. El diálogo entre la guitarra de Lavigne y el instrumento de Lagostera, entregado, dominando el bajo andante, fue todo un descubrimiento que también tuvo espacio para el protagonismo del bajo y la irrupción, siempre fantástica, de la batería de Murgui.

Partícipe del proyecto "No cantes Victoria", Lagostera ha crecido como bajista y se muestra absolutamente seguro en esta propuesta arriesgada que es un trío de jazz. Los aires manouches, las referencias a Rainer, los fragmentos que nos remiten a la música de las películas de Woody Allen envuelven al público que enmudece cada vez que uno de los músicos ejecuta un solo o retoma el diálogo con el resto de los instrumentos. La batería se muestra contenida hasta que por fin, en esos alardes propios de un virtuoso, Cristian Murgui nos sigue demostrando que existe el genio. Sencillamente, si Dios tocara la batería, se llamaría Murgui, llevaría una camisa blanca impoluta y jugaría con las baquetas, con las escobillas, con todo su cuerpo y todo su instrumento para hacernos disfrutar, concierto a concierto, de toda su pericia. Murgui, músico de formación clásica, clarinetista, saxofonista, es, para todos los que le seguimos, un percusionista virtuoso del que se pueden esperar ráfagas de genio. Profesor, intérprete, músico de sólida formación y rigor de conservatorio, Cristian Murgui sorprende cada noche y a la vez, se convierte en parte de los conjuntos con los que toca fundiéndose con el saxo prodigioso de Aguado en 3Sides o con la guitarra magnífica de Navales, por poner dos ejemplos de sus últimas colaboraciones. Los músicos de Salamanca se entregan, se cruzan, se escuchan, se oyen, se admiran y colaboran para que nosotros, el público, cada vez participemos más de esta hermandad fantástica que se traslada de uno a otro local para entregarnos toda su magia. Y no podemos por menos que sentirnos ya miembros de una agrupación particular en la que Miguel Ángel Montejo realiza sus fotografías y los chicos de ALAMISA nos devuelven la confianza en lo que se hace bien, con apasionamiento y entrega. Por eso, oyendo la última canción en la que Lavigne canta en un francés acelerado, hermosísimo, porque su voz lo es, uno tiene la certeza de que Salamanca, poco a poco, se va convirtiendo en una ciudad de músicos. Y que siga, y otra, y otra, y otra?

Charo Alonso

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez

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